LO INCONCIENTE: EFICACIAS CLINICAS. Laura Rosa D’Agostino

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Coloquio "Situación del psicoanálisis y del psicoanalista en el 2006". En conmemoración de los 150 años del natalicio de Sigmund Freud. Escuela Freudiana de Buenos Aires. 2006.

Cuando leí los anuncios acerca del coloquio que estaba organizando la EFBA y más aún cuando Liliana Donzis me invitó a tomar la palabra en él, acudió a mi memoria otro sesquicentenario de cuyos festejos también participé.

Recordé entonces, por su resonancia en la vida de los que allí éramos convocados a festejar, cuando a mis nueve años, en aquel colegio del Estado de Vicente López, nos prepararon para la representación de los bailes de época, seguramente alguna poesía ya olvidada por mí, algún discurso que honraría la gesta revolucionaria de un pueblo que había logrado expulsar a los ingleses con aceite hirviendo, estaban por doblegar a los españoles y gestar entonces la Patria. Me refiero obviamente a los festejos del Sesquicentenario del histórico 25 de Mayo de 1810.

Corría 1960 y yo no sabía aún, que se podía Honrar a la Patria por un lado y participar al mismo tiempo de la revisión crítica, la aprobación de las letras fundantes y la corrección de lo que no se adecuara a la época, ya sea por servir a otros intereses, ya porque la interrelación con un mundo que cada vez se iría diferenciando menos, lo requería.

Por supuesto no vamos a entrar aquí en la larga lista de desengaños posteriores que los que habitamos estas tierras hemos visto desde muy chiquitos, tomaríamos por el sesgo de una arenga y no es esta la tribuna adecuada, ni respondería a la invitación que tan gentilmente recibí de Liliana, para participar en este Panel en el marco de recordar el sesquicentenario del nacimiento de Freud.

También me fueron surgiendo recuerdos acerca de cómo se las arreglaban los criollos, para gestar la salida de la égida de España, las ambiciones napoleónicas sobre Europa misma, sirviéndose de ciertas coordenadas , digamos administrativas que los reyes habían importado a América y que no eran del todo desdeñables.

La situación del psicoanálisis en nuestro medio ha conocido también, los vaivenes propios de lo que no habiendo sido gestado, descubierto aquí pudo sin embargo ser incorporado como propio de nuestra cultura y esto no por más menos destreza de quienes lo difundieron sino, me interesa subrayar, por la lógica del misma del inconciente, que ya había hecho reflexionar a Freud cuando a fines del siglo XIX se sorprendió porque las neurosis florecieran también a dos mil metros de altura. Digo como lo he hecho tantas veces, sobre todo en contextos de Supervisión con colegas que inician su formación, no solo más allá de la geografía, sino más allá de cualquier nivel de instrucción el Inconciente es efecto de discurso y sus eficacias en la clínica así lo demuestran.

También la letra de Freud ha padecido intentos de apropiación en nuestras tierras y en la suya misma ha sufrido intentos desviacionistas en la lecturas posteriores. Lacán en su escrito “Acerca de la situación del psicoanálisis” en 1956, así como también en el Escrito de “La Dirección de la Cura y los Principios de su poder”, 1959, ubica una y otra vez la distancia conceptual entre el maestro y quienes se decían portadores de su palabra, devenida en esa versión "verdad indiscutible".

Con sólo consultar los títulos de cada apartado del Escrito leemos su preocupación.

"Quien analiza hoy?

"Cuál es el lugar de la interpretación?

"Cuál es la situación actual de la transferencia?

"Cómo actuar con el propio ser? “final de análisis: identificación con el analista para los ingleses”.

Leemos en J.Lacán: "Está por formularse una ética que integre las conquistas freudianas sobre el deseo: para poner en la cúspide la cuestión del deseo del analista"

También subraya el poder que la transferencia supone, y sitúa su verdadero empuje y valor en la condición de no hacer uso de él.

Podemos por nuestra parte tentar más que lecturas, intervenciones, que aún no respondiendo paso a paso, por las que nos indicara o vetara a partir de su propia clínica el maestro, resulten eficaces para luego ser conceptualizadas, intentando dar a veces una vuelta más en cuanto aceptar la demanda a que como analistas somos invitados.

Digo entonces, que a 150 años del natalicio de Freud, voy viendo cada vez más, cómo reconociéndonos deudores de su letra revisando y cuestionando su textos, para poder desde allí apostar a la clínica que no se restringe, es un hecho constatable, al campo de las neurosis francas y entonces no retroceder cuando el convite se nos presenta.

Honrada por la invitación, convocada para decir algo respecto del "Inconsciente. Eficacias Clínicas". Parto entonces del aforismo de Lacán, lector privilegiado de Freud, nombrado por sí mismo como "freudiano". Recordemos el famoso "a ustedes les toca ser Lacanianos").

“El inconciente está estructurado como un lenguaje y es en el análisis que se ordena en discurso”.

Me permito trascribir dos párrafos de los primeros Seminarios, el Tres "Las Psicosis". El seis, "el deseo y su interpretación".

Seminario 3.

"¿Qué es el inconsciente en relación al preconsciente tal como acabamos de situarlo?

Si digo que todo lo que pertenece a la comunicación analítica tiene estructura de lenguaje, esto no quiere decir que el inconsciente se exprese en el discurso. La Traumdeutung, la Psicopatología de la vida cotidiana y el Chiste lo transparentan.

Es imposible explicar nada en los rodeos de Freud si no es porque el fenómeno analítico en cuanto tal, cualquiera sea, tiene no que ser un lenguaje en el sentido de un discurso, nunca dije que era un discurso, sino que tiene que estar estructurado como un lenguaje.

Este es el sentido en que podemos decir que es una variedad fenoménica, y la más reveladora, de las relaciones del hombre con el ámbito del lenguaje.

Todo fenómeno analítico, todo fenómeno que participa del campo analítico, del descubrimiento analítico, de aquello con que tenemos que vérnosla en el síntoma y en la neurosis, está estructurado como un lenguaje"

Seminario 6.

"Pero no es eso lo que perseguimos en el análisis sincrónico, el análisis formal que seguimos ahora. Es en la medida donde es el estadio ulterior a aquel de la posición del Otro como Otro real, que responde a la demanda, el sujeto se interroga como sujeto, es decir, donde él mismo se aparece como sujeto, en tanto que es sujeto para el Otro.

Es, pues, en esa relación de primera etapa, en la cual el sujeto se constituye en relación al sujeto que habla, se re tome en la estrategia fundamental, que se instaura la dimensión del lenguaje, y que no comienza sino a partir de esta dimensión del lenguaje.

Es porque el Otro está estructurado en el lenguaje, que deviene sujeto posible de una tragedia, por la cual el sujeto mismo puede constituirse como sujeto reconocido por el Otro, como sujeto para un sujeto. No puede haber ahí otro sujeto más que un sujeto para un sujeto y, por otra parte, el sujeto primero no puede instituirse como tal, más que como sujeto que habla, como sujeto de la palabra.

Es porque el Otro mismo está marcado por las necesidades del lenguaje, es porque este Otro se instaura, no como Otro real, sino como Otro, lugar de la articulación de la palabra, que se da la primera posición posible de un sujeto como tal, de un sujeto que puede asirse como sujeto, que se toma como sujeto en el Otro, en tanto que el Otro lo piensa, a él como sujeto."

Dice Lacán "El inconciente está estructurado como un lenguaje y es en el análisis que se ordena en discurso".

Subrayo: Es porque el Otro mismo está marcado por las necesidades del lenguaje, es porque este Otro se instaura, no como Otro real, sino como Otro, lugar de la articulación de la palabra, que se da la primera posición posible de un sujeto como tal, de un sujeto que puede asirse como sujeto, que se toma como sujeto en el Otro, en tanto que el Otro lo piensa, a él como sujeto.

Digo entonces: condición de necesidad, aunque no suficiente el Campo del lenguaje. Lenguaje que incorporado vía la palabra del Otro, hace en las primeras vueltas, del soma-cuerpo, propiciando la pulsionalización del mismo, la erotización de los agujeros pulsionales en los primerísimos tiempos instituyentes. La falta en la Madre, el Nombre el Padre operando en ella, posibilita el pasaje al tiempo siguiente. Tiempo segundo de la primera identificación, caída del Deseo de la Madre, (nuevamente condición necesaria pero no suficiente para el sujeto por venir. Para el buen anudamiento) ...caída del Deseo de la Madre bajo la barra de la represión.

Segunda identificación, extracción del rasgo, rescate del niño del fondo del espejo, a cargo del Padre del Edipo, para luego en entramado lógico y sabemos, aunque nos repitamos, no en sucesión cronológica, pero sin poder prescindir de ella, recubrimiento imaginario, unificación del cuerpo.

El infans, cachorro prematuro, va tomando la palabra a su cuenta, mientras y lo escuchamos y por bastante tiempo que el Otro habla en él.

Eficacia lograda de la palabra del Otro, que vía su deseo y su demanda, le llega al sujeto por venir.

Qué pasa entonces, cuando en el campo propicio para que la demanda de análisis se formule, nos las vemos con un sujeto que si bien ha tomado la palabra y habla en su nombre, no todo pasa ni puede pasar por sus desfiladeros y entonces su presentación tiene el tono de lo adictivo, lo que queda por fuera de la palabra, por fuera de lo dicho?

Qué pasa con aquellos otros, que estando en el campo del lenguaje, la pulsión no ha llegado a hacer el doble bucle necesario para abrochar su recorrido y contar entonces por ejemplo con el beneficio de la sublimación?

Qué pasa con aquellos sujetos de estructura psicótica, en los que encontramos lo que defino como protopulsión. Hablan, pero no dicen en nombre propio. Su producción no les pertenece. El Otro no los guía al modo de la Batería significante que ofrece, habilitando los elementos de los cuales servirse. Aquellos elementos de los que se nutren las producciones del inconciente.

El Otro sin velo, sin muro imaginario, habla en ellos, produce en ellos. Solemos escucharlos en la tercera persona propia de la primera infancia.

Adicciones, Bulimia, Anorexia.

En los primeros sujetos a los que me referí, escuchamos lo propio del fracaso del marco que el Fantasma ofrece a la realidad, ordenando, sosteniendo el buen anudamiento.

Imposición de la acefalia subjetiva propia de la pulsión. Hablan demasiado. Gritan. No dejan de comer, drogarse, coger. A veces alguna alucinación visual acompaña su sufrimiento.

No siendo psicóticos nos imponen otro modo de intervención. La interpretación en transferencia, deudora de la enseñanza de Freud, que por la vía de lo simbólico se sirve del juego metafórico- metonímico para descongelar la letra que arma el síntoma, no nos alcanza.

Dice Haydée Heinrich: padecen de cierto déficit en la formalización y eficacia del juicio del Otro. Falta de confianza en el Juicio del Otro, que agrego, arrastra lógicamente la validación de su propia producción.

Recordemos, una vez más, que la castración del sujeto es posible, si y solo si se re-edita la castración del Otro. Ofrecer al sujeto un lugar, da cuenta de la falta que el mismo (el sujeto) hace en el campo del Otro.

"Eternos niños de pecho" dice Freud en el trabajo acerca de la Neurosis demoniaca del Pintor C. Haitzzman."sujetos incapaces de arrancarse de la dichosa situación del niño lactante, que conservan la pretensión de ser alimentados por alguien."

Cabe que nos preguntemos entonces para avanzar en nuestro desarrollo, porqué podría un sujeto padecer de cierto déficit, en lo que hace al juicio del Otro?

Cómo se pudieron haber ordenado las letras, los significantes mayores que organizan esto que llamamos Otro?Significantes Mayores: Deseo de la Madre y Nombre del Padre.

En el caso por caso, qué movimientos dependen de las contingencias en los tiempos fundacionales y de las particularidades en que cada sujeto se encuentre cuando esté en posición de tener que responder a la interpelación que le viene del Otro.

Historizando, leemos en el engrama discursivo de su constitución, la eficacia de las trazas paternas en la madre, y si bien ha intervenido simbólicamente aquel que denominamos Padre del Edipo, su incidencia al donar el hijo no ha entrado siempre en solidaridad con el Deseo Materno.

Defino como tal: aquella que desea, aquella a la que le hace falta un hijo. Propongo que la intervención paterna, ha entrado en connivencia, en relación con aquella, que en falta, no ha completado el pasaje del deseo infantil de pene, al deseo de hijo.

Recordemos que Freud en el escrito "Sobre la transmutación de los instintos, especialmente del erotismo anal", trabaja la ecuación heces-pene-niño.

Cito el párrafo: ..."Se distinguen con dificultad en el inconsciente y son fácilmente permutables entre sí.” Esto se aprecia mejor respecto de los vínculos entre hijo y pene. Si se investiga con la suficiente profundidad la neurosis de una mujer, no es raro toparse con el deseo reprimido de poseer un pene como el varón."

Leo entonces: envidia al pene dentro del marco del Complejo de Castración.

La intervención paterna entonces, al donar el hijo, coadyuva al deseo de completud, deseo de pene de la Madre.

Sujetos entonces, que "no vieron la castración en la Madre."

Cómo lo vemos en la clínica?

Muchas veces padres poderosos que avalan y subvencionan las ideologías de aquellas que por ej. en nombre de consultar siempre a los especialistas, o en otras épocas acceder al mejor internado, recusan su función.

Ineficacia, por lo tanto caída de "un padre que hubo" nos dice Elida Fernández.

"A una madre no hay que enseñarle que para cruzar la calle con su niño de dos años, se lo agarra de la mano" decía desgarradoramente Mariano poniendo palabras a su convicción de que “cuando se desea un hijo, la renuncia narcisista que supone su cuidado se dona espontáneamente", no se recurre a la erudición de ningún letrado para estar al tanto de ella.

Escuchamos por caso la respuesta de aquella jovencita, de casi 18 años, presa de la alternancia anorexia bulimia, que interrogada acerca de ciertas cuestiones de su estética, dice "no, no, yo no me maquillo..."..."no, no sé cómo hay que maquillarse"....En otra sesión, había dicho..."aquí hablo poco porque no tengo vida, no tengo nada que decir. A mí no me pasan cosas normales, ni colegio, ni chicos, solo atracones".

La ignorancia que confesaba, contrasta en su singularidad con los miles de cuidados que su madre brinda a su propio cuerpo, y en las generales de la feminidad, se da de patadas con la transmisión que en cada marco cultural, hace que las niñas quieran jugar con los maquillajes de las madres y estas entonces les indiquen cuales son los que les corresponden a cada edad, y a cuales podrá ir accediendo.

Sujetos que en sesión también descontrolados, gritan desesperados, "Vos no me entendes!!!"

Intervenimos entonces, para esos tiempos. Y la experiencia me indica que por mucho tiempo, aunque después podamos entrar por cuerda Simbólica, digo por mucho tiempo, intervenimos dirigiéndonos a anudar un imaginario que leemos deshilachado.

Operación escritural de menos fi, eficacia en la oferta del espejo plano, que en un intento de enhebrar lo que se presenta de a partes, atracón, vómito, estética, seducción, maquillaje, vaya contorneando la parada fálica que a cada uno le corresponde y da cuenta a su vez de la donación del falo, digo falta, tanto del sujeto como del Otro que debió haber sido en su tiempos.

Sabemos que en la identificación secundaria el niño que con su ser obturaba la falta de la Madre comienza a percibir el falo como lo que le causa la división deseante de la misma. Hablamos del Padre del Edipo, varón de la Madre, que hace de ella objeto causa de su deseo y desaloja al niño del fondo del espejo.

Las intervenciones que se hacen necesarias tienden a desplegar en transferencia su solidaridad con la ubicación del espejo en relación al Otro Real Primordial; tendiendo entonces a instalar la posibilidad de confianza en el Significante que va emergiendo en el contexto analítico, a través de la validación explícita de la producción del sujeto. Intento de restitución del sostén que el Otro con su juicio debió otorgar oportunamente.

Semblante de trabajo en el eje a, a prima, evitando el deslizamiento al convite competitivo que esta posición conlleva.

Firmeza en la apuesta de encarnar la simetría, no peleando por un lugar, ya que se trata de mostrar en acto que hay un lugar para cada función, para cada palabra. Es decir para cada sujeto.

PSICOSIS

Para el segundo grupo de sujetos a que aludí, clínica de la cual he hablado y compartido incluso en este Auditorio gran cantidad de veces, los sujetos que habitan una estructura psicótica. Dije hace unos minutos,Otro habla en ellos desgarradoramente, y a renglón seguido, de ellos. Todo les concierne; el más mínimo ruido es indicio de la injuria que el Otro les profiere, la falta de libertad es absoluta.

"Sabe que pasa Dra., en esto no hay vacaciones...Es un casette sinfín... Siempre están conmigo"..."No me peino, porque no me dan la orden, y si lo hago la bomba puede estallar."

Escuchamos amordazados que: "la desobediencia será sancionada con la realización del Programa y esto conlleva la muerte en todas sus presentaciones."

No logramos ni interrogando, ni menos aún interpretando descristalizar la certeza y el sufrimiento que la acompaña. Si en cambio, ofertando construcciones y facilitando la producción de un objeto, que por fuera de ellos, al representarlos defina en lo Real el corte. Distancia entre el sujeto y el objeto(posición en la que habitualmente son traídos estos sujetos a consulta). Producción devenida eficaz, si acota en lo Real, la injerencia como dije devastadora de un Otro gozador, a través de la eflorescencia clínica, si de este modo acompaña al sujeto en la toma de la palabra, y si logra en este engrama servir al sujeto para su circulación social.

Clínica que de manera devastadora aísla como vimos, al sujeto cuando este solo puede dialogar con sus voces y personajes. Más monólogo que diálogo, que lo exilia del lugar que, valga la paradoja, nunca habitó.

Para terminar agrego, intentamos entonces dar una vuelta más, aun, cuando los articuladores Falo - Castración, no se tejieron de manera eficaz para el sujeto que en el campo de la Transferencia, aunque nos veamos llevados a ampliar su definición, despliega su padecer.

Laura Rosa D’Agostino. Abril 2006.