PSICOANALISIS CON ADOLESCENTES.Daniel Paola

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Los conceptos del psicoanálisis de la misma manera que los elementos de la física, no responden allí donde se los interroga. Si se los interroga en alguna parte es imposible captarlos en su conjunto. De esta forma, aceptando la imposible captación de los conceptos psicoanalíticos en su conjunto, se favorece la sorpresa de la invención siempre fallida pero eficaz como forma que evita el anquilosamiento.

El concepto del psicoanálisis que acuña esta dificultad en cuanto a la captación en conjunto es el concepto de falo. Y la guía que en esta oportunidad me oficia de garantía, por supuesto siempre fallida, es el principio de Heiderberg.

Si nos animamos a sostener la palabra de Lacán en cuanto a este principio físico tratado en la clase del 25 de Mayo de 1955, se puede caer a su vez en una suerte de misticismo que pretenda no abarcar el conjunto (en el sentido de la paradoja de Russell) y genere a su vez la desaparición de la interrogación en la categoría universal. De ninguna manera es la intención ¿pero no se tiene acaso la idea de que lo universal es malo?

Se trata de otra paradoja: si los electrones se desplazan todo el tiempo no se sabe dónde están, pero si se quedasen allí para siempre se acabó el desplazamiento. En cuanto al psicoanálisis se podría decir que si se establece la metonimia como variable se diluye el concepto pero sin la metonimia, se acabó el psicoanálisis.

Volviendo al concepto de falo y al punto de partida de la categoría universal. No se puede arriesgar una palabra en cuanto al tiempo llamado adolescencia sin tratar el tema de la excepción. Es excepcional en cuanto al tiempo la aparición de una especie de masividad en el lazo social cercano al éxtasis.

La masa de adolescentes se guía por una masividad que a veces hace recordar a los delirios primitivos encarnados por "Las Bacantes" de Eurípides. Es una masividad orgiástica iniciada en tiempos griegos por las mujeres en alabanza al dios Baco que es representada en el teatro con una intensidad que refleja el momento actual. Penteo rey de Tebas tiene a su madre Agave entre las Bacantes. Primero horrorizado luego seducido por Baco y más tarde queriendo participar de la orgía junto a su madre es muerto y despezado por la horda en frenesí. Agave es quien mata a su hijo y a quien transporta, creyéndolo un león a quien ha dado muerte. Hasta que vuelve en sí y descubre la tragedia.

Ese éxtasis de la Bacantes, ese frenesí ha sido por siempre una constante en el tiempo llamado adolescencia. Un tiempo del lazo social caracterizado por una masividad necesaria para dar cabida a una significación de desborde. Allí espera el falo como una paradoja. La masa cree en sus líderes, sustitutos paternos tal cual Sigmund Freud nos enseñara. Se establece una comunión expresada de manera intensa en la denominada transa a veces realizada de todos con todos.

Ayer transé con ocho”, decía un analizante de diecisiete años. ¿Ocho qué? Me pregunté. ¿Está en juego aquí la división sexual o más bien una cuestión puramente oral?

Transa oral creo que puedo concluir. Transadolescencia en la medida que se atraviesa para todos este tiempo que es del falo y es de excepción porque se cree en cada generación que se puede alcanzar algo. Algo así como la plenitud del éxtasis en lo colectivo.

En un segundo tiempo esto caerá, porque así hace falta que sea y cada uno conocerá de fracasos, frustraciones y privaciones que serán o no toleradas de acuerdo a la estructura.

Pero yendo a los sucesos del 30 de diciembre, República de Cromagnon, 200 muertos. ¿alguno tiene la esperanza de que la masa adolescente vaya a abandonar su tendencia al frenesí? Creo que de ninguna manera esto va a suceder. Más bien se aprecia en ese accidente terrible como hay error en cualquiera de los conceptos que uno se proponga desarrollar. El falo en su inmixión social es riesgo.

¿Vamos ahora a prohibir la fiesta, el frenesí que sino se legaliza surge en las catacumbas de Cromagnon y entonces es peor?. Más allá de los sucesos trágicos del 30 de diciembre la fiesta adolescente está prohibida de antemano. Habría que saber que no se puede con el frenesí colectivo adolescente sin correr el riesgo de Penteo. Habría que aceptar también que el falo es siempre falla como excepción y entonces no prohibir el frenesí es correr un riesgo. El riesgo es siempre el del error, distinto de la falta y su inscripción significante.

Hay error en la estructura y de esto da cuenta el falo que deberá caer para tener lugar. Tal cual como Heiderberg anticipara, el conjunto no es garantía de ley. Pero agrego: no se pueden suspender sus efectos.

Si se piensa en el falo y se lo privilegia, el objeto a queda sin ser tomado plenamente.

Pero resulta que es necesario pasar por la plena vigencia en el tiempo donde el falo se suponga alcanzable y esto provoque éxtasis.

Por algo Lacán matematiza que el objeto a no es igual a falo y es preciso diferenciarlo de él. El tiempo donde se efectúa la puesta en función de esta diferencia se denomina adolescencia.

Esa puesta en función de una diferencia supone el establecimiento de una iniciación llamada sexual. Pero la vigencia de la diferencia misma hace que esa iniciación sea ausencia, se trate de hombre o mujer.

El psicoanalista funciona como anti-iniciación en la transferencia por saber que toda iniciación es la pretensión de elevarse al falo de forma imposible. Una primera creencia de esta posibilidad es la que se comprueba en el frenesí adolescente.

En el seminario del año 2004 que denominé Transadolescencia ordené un subtítulo que decía iniciación sexual. Es obvio, no porque no supiera que no hay iniciación posible, sino porque es preciso para el psicoanalista saber que el adolescente sí cree en ello. Desde luego que recuerdo que la iniciación concierne al ocultismo y al goce que se juega en función del falo.

En suma no hay iniciación sexual porque el falo como x, más allá del órgano que se privilegie pone en impasse al goce sea cual fuere. Incluso diría el plus de gozar.

¿Podría pensarse la adolescencia como un eclipse en tanto una preeminencia desdibuja el conjunto? Parece ser que esto es lo que pienso.

Así como no hay iniciación, podría decir que hay velo de sentido aportado por el falo como una inscripción en falso. El falo se instituye frente a la inexistencia en determinado lugar de algún valor de verdad.

En ese tiempo no hay más que error, error que no es lapsus. Ese falso del falo que después establece un valor de verdad se puede seguir en "L´Etourdit", en el que ese falso es tratado como caído.

Recorte Clínico

En ese lugar del error es donde el semejante fija su límite, en el lugar justo del suspenso de la función que sostiene el falo. Un ejemplo da cuenta de la incidencia del análisis en ese sentido.

Una joven consulta por angustia a los dieciséis años. Rápido me cuenta su historia familiar, que se caracterizaba por la muerte del padre acontecida hacía algunos años. Sus padres se habían separado cuando ella era niña aun y el padre en cuestión había formado otra familia. Hubo una discusión en el entierro del padre. Por alguna razón que no sabía pero que suponía económica, la madre, su hermana y ella fueron insultadas por su abuelo.

La joven descreía de una solución. Quería ver a sus medio-hermanas de padre y la madre había consentido en una visita. Pero otro problema la asolaba: se había enamorado y no era correspondida. El no quería seguir adelante en cuanto a hacer el amor porque le decía que no podría seguir vinculado a ella por mucho tiempo más.

Hacer el amor con él y después no seguir el noviazgo lo consideraba un error pero al mismo tiempoconsideraba que no habría otro que amara tanto como para negarse la posibilidad de hacerlo.

La historia del padre era una historia corta, pero había alcanzado para estar con él y hacer lazo con sus medio-hermanas, acoté por mi parte.

Demás está decir que hizo el amor con él por primera vez aunque supiera que estaba cometiendo un error. Nunca se avanza sin un mal paso.

Porque el sentido en sí mismo nunca es alcanzado.

La psicosis en la elación maníaca da cuenta de cuando el sentido se alcanza y es certeza: la idea de cuerpo se fragmenta.

Porque el sentido es nunca alcanzado, es que poseemos los seres hablantes aquello que denominamossentimiento.

El sentimiento es explosión cuando se produce lo que se puede producir con el sentido: su paso. Este paso de sentido es propiedad de la metáfora ya que el sentido encalla y su razón límite es sexual.

La cuestión que hace que haya paso de sentido expresa siempre su límite en lo sexual.

En la adolescencia en forma precipitada y consecuente con el momento del encuentro con la falta de iniciación,se produce una primera apertura inconsciente. El sentimiento que emparcha el paso de sentido puede poner en función al objeto a, o no.

Un adolescente de catorce años relataba un sueño en análisis. Tenía que venir a sesión y discutía sobre la hora de nuestro encuentro. La madre le decía que era a las seis y él decía que no.

¿Qué significa el seis? No puede asociar nada.

Después de una pequeña vuelta estilo Ulises me cuenta que tienen que internarlo dentro de poco para un procedimiento quirúrgico.

¿Cuánto va a demorar?, le pregunto. Seis horas, me responde. Y de inmediato me dice que debe ser otra cosa.

Acepto en esta primera entrega inconsciente, que esto es verdad.

Tiene que haber otra cosa ya que tal vez la evidencia lo encuentre por primera vez con el goce devenido de aquel error primitivo de la hechura del falo.

Y dada la primera vez ¿por qué no aceptar la formula?: si hubiera otro goce que el fálico haría falta que no fuese ese. Del error al paso de sentido de la metáfora es el camino que este joven está transitando.

El falo sostiene una posición de la negación. El NO es la punta de un real que permite el paso de sentido.

Como analista de adolescentes estoy en este tiempo más abocado a hacer pasar el sentido que a precipitar una interpretación a la letra, ya que es un tiempo de apertura que implica la aceptación inmediata del cierre.

¿Es esto un juego, o es el modo de interpretar la emergencia del inconsciente favoreciendo su proliferación? La emergencia del inconsciente en la adolescencia es un juego y hay que jugar con ella.

Es un tiempo de prevalencia de la virginidad. No de la virginidad entendida desde un punto de vista genital.La virginidad no debe ser solo aceptada en términos de genitalidad. El hecho de que no haya iniciación sexual implica que se produce un paso de sentido hacia otra dimensión de la virginidad.

Hay muchos adultos y adultas que permanecen eternamente en una posición de virginidad alimentando su estado de alma bella, prototipo histérico.

Una vez había recibido a los padres de un joven muy preocupados por la angustia del hijo. No tardó mucho en revelarse que este muchacho tenía una novia y que conversando con el padre había mencionado su primera vez juntos y coincidentes. Era curioso pero la madre no comprendía por qué este era un problema. Claro, Me dije a mí mismo: el alma bella entiende bien que no hay iniciación posible y lo desplaza de inmediato a la inocencia en el mejor de los casos y en la amnesia de lo vivido, como peor.

Ella, la madre, no consideraba que la virginidad fuera un problema porque seguro ya a su edad había comprobado que no se deja de ser virgen tras una penetración peneana.

La virginidad se pierde con el acto, y en particular, con el acto analítico. En la consumación de ese deseo prohibido, demasiado prohibido, hasta el punto de donde no hay marcha atrás en cuanto a reconocerse por fin en falta y habitado por la falta.

Daniel Paola. Escuela Freudiana de Buenos Aires. 2005.