Pasaje del tiempo de la inhibición al tiempo de la angustia. Stella Maris Rivadero.

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En mi práctica clínica se presentan a menudo parejas que consultan por las dificultades que tienen en el encuentro amoroso. Uno de los principales obstáculos es la duda de los varones acerca de la paternidad (aunque hoy la ciencia permite rápidamente, mediante el análisis de ADN, la confirmación o no de la filiación).
¿Qué sucede cuando en dicho encuentro se presenta la inhibición y el sufrimiento, sin que esto conlleve la angustia?
Dudas e inhibiciones que a veces se conjugan en el interjuego fantasmático con sus partenaires. Bajo el manto engañoso de ser víctimas de las Madonnas modernas, alegan que cuando ellas obtienen ese bien preciado, un hijo como sustituto del falo que les fue denegado por sus madres, ellos creen que advienen objetos carentes de valor, desechables y descartables. Pero además parecieran estar marcados por una figurabilidad angelical que borra la diferencia de los sexos.
¿Cuál es la posición en la que se ofertan estos hombres, luego de haber sido instrumentos del goce preciado de posibilitar a estas mujeres el convertirse en madres? ¿Cuáles son las dificultades que tienen para el encuentro con una mujer en tanto "mina"?
En la inhibición nos encontramos con una situación diferente a la poiesis inconsciente. La angustia nos guía con respecto al deseo, la inhibición es pilar del deseo incautado. Entonces, ¿qué hacer allí para que este goce mudo hable?
El enamoramiento y el amor se van gestando en relación al fantasma que la pareja va construyendo, tiene que ver con el objeto a como objeto causa. El hombre se ofrece donando lo que tiene al precio que no lo es, en tanto ella se ofrece en el semblant siendo, por no tenerlo.
La mujer ubicada en posición femenina es un síntoma en la medida que le hace un parate al goce fálico, le dice al hombre "no todo cae bajo la égida del falo", hay algo que escapa a esa lógica: no todo puede ser simbolizable.
Que un hombre tome a su mujer como "mina", indica un respeto por lo real, quien no la toma, hace que ella quede sólo como toda-madre. La pere-versión es hacer de la mujer causa de su deseo, causa que excede al falo. Esta cita con lo real es no creer en los enunciados de ella, es simplemente creer en el misterio que ella encarna.
Cuanto más falla la función paterna como posibilitadora del síntoma, más se agudiza la posibilidad de que el sujeto esté inhibido. Si un padre no toma a su cargo el goce del cuerpo de la mujer, sino la toma como objeto, si sólo la idealiza, ésta queda como patrona, ideal doméstico aplastante. La idealización femenina se opone a la función del padre real.
Una pareja consulta, ya que se pelean constantemente. El marido relata que está "podrido" que, cuando llega a la casa, como no gana suficiente dinero, su mujer le ordene una serie de quehaceres domésticos: "hacé la comida, los mandados, etc.", mientras ella ve su programa televisivo favorito. Le pregunto sobre el porqué de su obediencia frente a la posibilidad de una contestación amablemente negativa, se sonríe y agrega: "si ella me manda, yo tengo que obedecer".
Posteriormente, la queja de la mujer se traduce en que ella siempre lo tiene que mandar ya que él no obedece prontamente; comienzan a pelear. En ese momento, les pregunto cómo se conocieron. La mujer contesta que necesitaba un empleado, y el marido que ella necesitaba un hombre para que le trabaje. Yo concluí en que todo había resultado muy bien: "la mujer necesitaba un hombre para que le trabaje y se encontró con un empleado". Recién ahí se escuchan y se largan a reír.
Asocian con sus respectivas condiciones de hijos frente a las demandas del Otro primordial. Con insistencia en el relato aparece la figura del padre de ella, omnisapiente, omnipresente y demandante. El partenaire varón localiza la aparición de los problemas de la pareja a partir de las ingerencias excesivas del padre político.
La figura de este gran "pater" recorta la ausencia de su propio padre, quien se fue de la casa con otra mujer cuando él era pequeño y prácticamente se desentendió de los hijos.
Luego él solicita entrevistas individuales, bajo los efectos de la demanda de ella. Cuenta que habiendo tantas mujeres porqué será que a él lo enganchan las "locas". En la serie de sus encuentros amorosos, el eje de las relaciones son los padres de ellas, por exceso de presencia o ausencia. Relata una serie de dificultades que para él no alcanzan el estatuto de síntomas; a las inhibiciones para ganar dinero se le suman sus impedimentos para hacerse cargo de la paternidad.
En la línea de investigación de su padre y los hombres de la familia se recorta una característica común: deslinde de responsabilidades y pactos con las mujeres, de manera que aparezcan ellas como las demandantes, insoportables y excesivamente cargosas. Comienza tímidamente a quejarse de la ausencia de su padre. El no está en la cuenta del padre, la duda está ligada a ese padre que no ha hecho lugar a que él aparezca en la cuenta.
Un padre es quien transmite los significantes y emblemas de los atributos fálicos, un hijo necesita tomarlos para después utilizarlos. El segundo despertar sexual, es un tiempo de re-escrituración de la posición del sujeto en su relación al goce, al objeto y a la falta en el Otro.
Cada nueva posición implica una redistribución en la economía del goce, un reciclaje del mismo y una legitimación que provenga del Otro. ¿Con qué se encuentra allí nuestro sujeto frente a las preguntas fundantes en relación al encuentro con el otro sexo, qué es ser un hombre? ¿Qué es donarle algo a una mujer?. En ese tiempo, el padre ausente, también del discurso materno, no podía donar al analizante la castración, el don de su falta, para que éste pudiera hacer uso de todos sus títulos.
Detrás de la figura de excepción de La Madre, está la dificultad de corporizar un padre, que por desaparecer de la escena en tiempos fundantes, deja al sujeto en la inermidad frente a la Cosa.
La dificultad del neurótico es hacer caer la consistencia de las figuras de excepción.
El real de la paternidad no puede ser ubicado ya que él tampoco registra la impotencia de su propio padre.
Son necesarias intervenciones en lo Real que abran la posibilidad a que invite a su padre a corporizarse hasta que puede comenzar a advertir que éste tampoco está ubicado como hombre ante su segunda mujer. El paciente advierte el límite de su propio padre, otro hombre que no puede abordar a una "Mina", sólo puede relacionarse con una "toda madre".
En un momento privilegiado, y ante mis subrayados acerca de las opiniones de su mujer respecto a qué apellido portaría su hija, emerge la angustia. Su mujer insistía en que el apellido de la niña debía ser el de ella, o sea, el de su padre. A diferencia del adagio jurídico que Freud gusta citar: "Pater incertus est, mater certíssima", acá hay un único "certo, certíssimo", el padre de ella.
El paciente se dice padre, sin que este nombre tenga aún el peso suficiente que implique su responsabilidad subjetiva. Podrá hacer algo con ella cuando pueda investigar quien es su propio padre.
Sólo puede imaginarizar su lugar junto a una mujer como esclavo de sus demandas. En el "síntoma en el museo", el tiempo está eternizado, la urgencia de la angustia apresura al sujeto a intentar un corte, el tiempo no es eterno.
Para concluir el fragmento del relato de un sueño: "Estaba caminando por una calle cercana a mi trabajo, cuando me encontré caminando detrás del viejo, corría, corría, lo seguía pero no lo podía alcanzar, ¿era o nó era el viejo?". Allí finaliza su sueño y él despierta apresado en la angustia.
En su relato asocia con su empleador a quien él llama "el viejo"; a quien no puede acudir cuando necesita ayuda y hacerse escuchar con algunas sugerencias respecto a algunas propuestas que el analizante tiene en el modo de operar en el ámbito laboral que mejorarían la situación económica del grupo de trabajo.
Se pregunta como alcanzar a un viejo, si existe siempre esa distancia que él no puede acortar ni medir, ya que su padre es evanescente. Pero que en este tiempo, en el pasaje de la inhibición a la angustia él puede comenzar a buscar a su padre y a discutir algunas cosas con su mujer. Modificar su lugar de empleado-esclavo, identidad narcisista que lo aliviaba de preguntarse acerca del deseo del Otro.
Stella Maris Rivadero
Bibliografía:
Freud Sigmund: Sobre un tipo particular de elección de objeto en el hombre, (contribuciones a la psicología del amor I) Tomo XII, 1910. Amorrortu Ediciones.
Sobre la más generalizada degradación de la vida erótica amorosa (contribuciones a la psicología del amor II) Tomo XII, 1912. Amorrortu Ediciones.
Inhibición, Síntoma y Angustia. Tomo XX, 1925. Amorrortu Ediciones.
32° Conferencia: Angustia y vida pulsional. Tomo XXII, 1932. Amorrortu Ediciones.
Lacan Jacques: Seminario "RSI", inédito, 1974-5, Biblioteca EFBA.
Seminario "La Angustia". Inédito, biblioteca EFBA.
Vegh Isidoro: Seminario "De la Femineidad". Dictado en la EFBA, 1989.

Wainsztein Silvia: Paradojas del Masoquismo. Cuadernos Sigmund Freud Nº 16. EFBA,1993