LA MEMORIA: UN TIEMPO DEL OLVIDO. Liliana Donzis

Tiempo de Lectura: 10 min.

Un analista debe interrogarse por los horrores de la humanidad?

No basta con ocupar su lugar en la operatoria analítica? ¿Porqué indagar en la cultura más allá de lo singular de la dirección de la cura?

No es tarea sencilla analizar niños que fueron secuestrados al mismo tiempo que sus padres desaparecían. El análisis de sobrevivientes nos demuestra en su complejidad esta misma consideración..

Me he preguntado si incide en la dirección de la cura la ruptura del discurso que conlleva el exterminio. Parafraseando a T. Adorno, hay alguna variante en la escritura y el psicoanálisis después de Auschwitz?

Por el momento y como modo de comenzar a despejar algunos de estos interrogantes comencé a trabajar sobre la memoria, el olvido y el recuerdo. ¿Es posible diferenciar la memoria del sujeto de la memoria en lo social?

La memoria es un tiempo lógico que se escribe con la letra del olvido.

En 1924 Freud se sorprendía con una técnica de escritura y memoria que se producía por la impresión de un trazo sobre una lámina de celuloide adosada a una capa de cera, en ésta algo se grababa dejando una marca que luego podía borrarse. Mediante el " block maravilloso" Freud propuso que la memoria se soporta en una escritura y en la discontinuidad del sistema perceptivo.

 Este último aspecto constituye : " La base de la idea del tiempo ". (1). Escritura y discontinuidad eslabonan el antes y el después. Un trazo dejó en el tiempo pasado del verbo una huella que a posteriori se borrará. Es así que el tiempo freudiano implica que el porvenir se sedimenta de huellas del pasado que se actualizan por retroacción en la serie.

La memoria freudiana se teje en el telar del olvido. El borramiento de huella implica un complejo proceso cuya lazada originaria es irreductible: lo urverdrängt no reaparecerá jamás, olvido radical que a modo de un imán atrae las nuevas impresiones discontinuas del sistema receptor. 

 Las impresiones trazadas portarán esa escansión, ese silencio, esa espera que podemos designar como corte y silencio: discontinuidades del tiempo perceptible. La lazada se construye hilando y perdiendo, el tejido que se pierde puede nombrarse olvido ; si logra retornar en un cifrado y posible descifrado de huellas es porque pagó su deuda al precio de un olvido. El retorno de lo olvidado se produce por medio de una ficción, en ocasiones encubridora que vela y revela algo de la verdad, se nutre del olvido para hablar con la lengua de la represión. Entre el antes y el después se tejerán las astucias de la estrategia del olvido.

Escritura maravillosa de lo real que permite guardar la fugacidad del instante en el que se escriben trazos a priori incalculables. Esa memoria que guarda lo eficaz del olvido, en la neurosis falla pero no fracasa en su intento de retorno, destituye la posibilidad de un regreso en tiempo perfecto del verbo. 

Dicho de otro modo la memoria es la imposible certeza del recuerdo. Se recuerda de lo olvidado trozos escogidos de lo real.(2)

Para Freud la base de la idea del tiempo remite a lo preconciente del sistema menémico, que como resto motoriza la chance de la emergencia del inconciente. La memoria freudiana jugará como tropiezo del que se suscita la formación del inconsciente. La memoria es tiempo por ende la temporalidad del sujeto oscilará entre lo atemporal del inconsciente y la cronología perceptiva.

La memoria velo fantasmático de un tiempo en acto.

Aprendimos con Lacan que la memoria no es el espejismo en el cual podemos encontrar el pasado sino que por el contrario el olvido es un tropiezo de la memoria. No hay tinta que pueda escribirlo todo, la castración concierne al sujeto y al Otro del lenguaje. Tiempo y escritura del sujeto se producen en la instantaneidad del acto.

La memoria es la fugacidad del instante en el que el recuerdo es la fachada que concierne al velo del fantasma y que en calidad de tal opera como ese pudor que apenas permite seguir soñando ofreciendo la operatoria que enlaza al sujeto en la ruta del deseo. El sujeto fuga con el significante de los tormentos del goce.

"El estatuto de lo inconsciente es tan frágil en el plano óntico, es ético. "(3).Concierne a la castración del Otro del lenguaje y sitúa al sujeto entre dos muertes. La memoria y su fachada :el recuerdo se sitúan del lado de la segunda muerte, primera en sentido lógico. La inscripción del significante deja huellas indelebles enhebradas en las letras de la lengua materna : la lalangue. 

Esta constituye una incalculable fuente de la memoria del lenguaje que en la neurosis hace cuerpo. Es asi que opera por vía de transmisión la lengua que agujerea los recorridos pulsionales haciendo de la letra tiempo fundante delparlêtre. Sufrimos una lengua entre otras en la medida que desde la lengua materna se hace un pasaje de letra, es asi que el sujeto, letra a letra, encarna una lengua -"lalangue "- en la que reposa lo literal del inconsciente que por vía del síntoma despuntará el goce fálico permitiendo ese asomo en lo real y en ocasiones savoir y faire avec son sinthome.

Para Lacan la memoria concierne al saber. El olvido consistirá en un tropiezo real en el tejido simbólico : S2, que desde el sentido muerde lo imaginario.

La base de la idea del tiempo, el antes y el después se enmarcan en el acto que instituye al sujeto, mientras que el velo del recuerdo se articula con la lógica del fantasma.

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Para el psicoanálisis la memoria no es una emblemática social, ni una demanda de la subjetividad de la época después de Auschwitz. Lacan nos recordó en el Seminario XIV, "Lo que se hace como análisis de la subjetividad de la historia contemporánea es historia que nombro totalitarismo".

La memoria en el sujeto no es el archivo de la historia sino la letra que incide en cada uno, uno por uno. Desde la perspectiva que nos propone el psicoanálisis notamos diferencias fuertes entre lo que se considera memoria del sujeto y la memoria social y colectiva en la cultura. Si la historia social se vincula y produce el logos, la memoria del sujeto lo está a la ética del inconsciente.

La memoria en el sujeto es el riesgo de lo insabido, es la puesta en juego del acto que hace del discurso una ética. Sus fallas que son de estructura constituyen escansiones en el transcurrir que se articulan al recuerdo, velo que pone un manto pudoroso a lo real. La memoria y su fachada : el recuerdo, velan y revelan la angustia.

La memoria colectiva que se reclama desde algunas instancias sociales propone la permanencia del recuerdo es decir la vigencia fantasmática sin fisuras y sin grietas. En este sentido la palabra memoria se ha convertido frente a los infortunios sociales de este siglo en un conjuro a lo demoníaco del sexo y la muerte llevados hasta los últimos extremos de la ignominia en la Shoah y en los genocidios producidos en Latinoamérica en las últimas décadas, aunque bien conocemos que no fueron los únicos.

Lo real del exterminio de la Shoah no es representable. Hay algo que no cesa de no escribirse, aún cuando intentemos pasarlo a la letra, ella quema, pues goza de lo traumático y demanda Durcharbeiten. La memoria que el sujeto edifica no es sin grietas ni fisuras.

En lo singular del sujeto la repetición instala lo diferente, el rasgo del uno distingue generando diferencias en cada olvido y en cada recuerdo, mientras que el reclamo de la cultura, en algunas instancias sociales, es que para todos y cada uno nunca más se repita. Nunca Más, asi se dice en Argentina, nunca más campos de concentración, nunca más los vuelos de la muerte. Este necesario nunca más propone y designa la arista de la memoria ligada al velo del recuerdo. 

Es asi que la memoria colectiva reclama la permanencia del recuerdo. Ahora bien es posible para el sujeto recordar permanentemente? No se tratará de que en el lugar de lo fantasmático, que comporta el recuerdo, se vele a los protagonistas de una historia sin protagonistas para volver a darles el nombre del que fueron despojados? Resituar la muerte de la vida por medio del discurso, es decir por vía de la segunda muerte. Estas cuestiones tanto en la trama singular como en la cultura requieren como lo viene probando la historia el paso de más de una generación.

"Decimos ' lenguaje nazi', lenguaje y no discurso, lenguaje que se pretende sin límites…..convierte al sujeto en carroña humana, hay algo que excede lo fantasmático e inunda de opacidad la cotidianeidad del decir, porque cuando se trata del exterminio se ha disipado todo fantasma."(4). No se pone alli en juego la dimensión del velo.

La memoria del exterminio es memoria N.N, Noche y Niebla. No nombre, a lo sumo un número. En los campos de concentración y exterminio no hay lugar al nombre propio hay designaciones como: trapo, basura, deshecho. Ni siquiera muerto o cadáver." Eufemismos del fenómeno del exterminio del discurso".(4).

En los genocidios latinoamericanos, por ejemplo el acontecido en la Argentina en el llamado Proceso, se llevo primero al sujeto en los interrogatorios bajo tortura hasta los límites de la condición humana del hablante en la exigencia imperiosa de la denuncia y la delación. para luego crear la versión vernácula del exterminio en "los vuelos de la muerte". Solución final que tampoco es sin resto.

Fueron desaparecidos sus nombres y sus cuerpos ; nuestros NN recorren la historia contemporánea del totalitarismo.

La memoria es lacunar se viste de fantasma y olvida lo real del límite de la vida. La estructura de la memoria comporta a la letra en calidad de vehículo de una transmisión que hace de la lengua ese sedimento en el que se escribe la historia del sujeto en tanto archivo de lalangue, siempre dispuesta a hacer peripecias en el significante y transformarse en sueño o en pesadilla. Guardadora del tiempo para velar la impudicia y la locura que podría acarrear oir todos los gritos de todas las voces, de todos los fusilamientos…. Junto a los bebés arrancados de sus familiares en estos o en aquellos campos.

Memoria cuya fachada es el recuerdo e implica una temporalidad que guarda la lógica de lo inconciente en el acto del olvido y que permite cortes, silencios y restos. Discontinuidades que permiten al sujeto tejer con la letra que equivoca el lapsus del olvido, pudor oxigenante de la eficacia de una memoria que al olvidar escribe. Contingencia a lo que lo que no cesa de no escribirse.

Cito al poeta argentino Juan Gelman:

Una tinta que no cesa de no apagar la sangre.
Tiempo de una leve congoja de la razón.


Notas y bibliografía
(1)S.Freud: El Block Maravilloso. O.C. Ed. B. Nueva
(2)L.Donzis.Psicoanálisis con Niños. Pag.189. Ed.Homo Sapiens.
(3)J.Lacan Seminario XIV.La lógica del fantasma. Inédito. versión interna de la FBA
(4)Perla Sneh y Juan Carlos Cosaka. La shoah en el siglo. Ed Xavier Boveda.
Participante de los siguientes grupos de trabajo de la Convergencia
-Shoah. Estructura y Memoria.
-Tiempo y Estructura
-Transmisión.