EL RIESGO DEL CUERPO. Daniel Paola.

Tiempo de Lectura: 11 min.

(*) Cuadernos Sigmund Freud. Escuela Freudiana de Buenos Aires. Número 18 (Junio 1996)

El «Block Maravilloso» ofrece a Sigmund Freud la oportunidad de servirse de un invento ajeno para demostrar lo verosímil de su pensamiento en lo relativo al inconsciente. Una tabla de cera cubierta por una doble hoja, permite con un «estilo o punzó», fijar una impresión que puede ser borrada con un movimiento de despegue. Esto haría posible un sistema que no se sature de la información recibida, dando siempre lugar a otra inscripción y con ello a un inconsciente-memoria presto a continuar su existencia. Más allá del modelo propuesto es de apreciar, en la formulación freudiana, la necesidad imaginaria de una superficie donde hagan marca las inscripciones derivadas de la percepción: no existe qué inscribir si no hay dónde trazarlo.

Por mi parte no recuerdo otro texto donde con tanta claridad se apele por parte de Sigmund Freud a la necesidad de un artificio que invoque el concepto de superficie.

Vayamos ahora a la topología y veamos cómo su implicancia en el psicoanálisis y su clínica introduce la superficie en consideración, no como un hecho más, sino como lo que da respuesta a algo necesario que golpea nuestra práctica desde el origen. Efectivamente, si tomamos en consideración la serie de las tres identificaciones freudianas propuestas por Jacques Lacan en el Seminario «L'Insu...» a través de la topología seguimos sosteniendo la necesidad de una superficie, ya que el nudo borromeo, al implicar toros enlazados o incluso cuerdas, trae implícito que «...no son consistencias de líneas sino de superficies las que pueden hacer nudo...» (1).

De la superficie al cuerpo hay un paso. Un cuerpo está hecho de superficies formadas durante nueve meses en incesante repliegue de unas sobre otras. Pero ¿cuál es la apoyatura que como instancia psíquica hace de sostén a esa serie de superficies desde el inicio destinadas a una resolución final de la caducidad?. Es el concepto de consistencia el necesario para la función. En tal sentido, la detención en algunas frases de Jacques Lacan servirá de referencia a la demostración que hace del cuerpo y la superficie llamada sentimental, una serie insostenible sin la introducción de la noción de consistencia.

Veamos una frase de R.S.I.: «...la existencia del nudo se soporta, a saber en ese campo que achatado es intermediario de lo que el agujero hace cuerpo...»(2a). Si en primer lugar el nudo borromeo es intermediario de lo que hace cuerpo, entonces el cuerpo no puede alcanzar más que existencia en el sentido de lo que no puede representarse por sí mismo. El nudo es a nuestra teoría como la mentalidad es al cuerpo: una superficie. Así como la primitiva imagen del observador surgió como invento frente al cadáver que descubría, así la mentalidad se aísla del cuerpo. La recurrencia de la palabra corpsistencia por parte de Jacques Lacan en referencia al corpse, que diferenciado de body, es cadáver en la lengua inglesa, creo que tendría este sentido en tanto sólo la imagen se inventa si algo queda aislado. Así como el cuerpo se aísla de la mentalidad, así como el corpse se aísla del body, la propiedad de la consistencia es aislar la condición mortal de nuestro cuerpo. La hipocondría, entonces, no hablaría de un soma mortal a cada instante, un soma que no pudo ser aislado a cuerpo y soportado a riesgo. Es diferente un soma que filtra su condición de cadáver a cada instante, que un cuerpo que se sabe mortal a riesgo de perderlo.

En segundo lugar, el nudo achatado, es decir, lo que el nudo representa en el plano, sólo es soportado a condición de la existencia del cuerpo. Decir nudo achatado es decir superficie mental, es decir, mentalidad. ¿Podría decirse durante el desencadenamiento que el Presidente Schreber poseía una mentalidad?. De ninguna manera ya que el retorno de lo real denuncia una permeabilidad insostenible.

La frase de referencia sigue de esta forma: «...entonces lo que soporta el cuerpo es muy otra cosa, es la línea de la consistencia...» (2b). La existencia del cuerpo es soportada por la consistencia como una textura residente. Se nos filtra al espacio de la mentalidad sólo lo fálico, que hace de la fisiología, no más falso el sentido de los humores hipocráticos que el concepto de feed-back.

Hasta aquí podríamos mencionar: a) que el cuerpo es intermediado para poder ser soportado, y lo que lo soporta es la consistencia, y b) que si la consistencia tiene la particularidad de resistir, en la resistencia denota una superficie.

Dice Jacques Lacan en R S I sobre la consistencia: «...Yo la aíslo y le doy para ilustrarlo la cuerda. Es para hacer imagen...» (3). Entonces, desde su concepción, quedar aislada da a la consistencia la posibilidad de hacer imagen. Si tuviera que dar un ejemplo sobre este aislamiento, propondría aquello necesario para montar una escena teatral: si no hay un productor, no hay actores ni escenografía ni público, el productor queda aislado de la escena y sin embargo sin él, no hubiera sido posible montarla.

Si la consistencia implica que lo imaginario no se corta y que el corte puede ser en lo real como imposible (4), podría entonces agregarse que, si bien la consistencia es imposible de pasar a lo imaginario, en ese mismo sentido lo produce. Que la consistencia es del orden imaginario (5), se entendería como aquello que la primera da a lo segundo en la medida de lo que resiste para hacer imagen. En suma, no hay imaginario sin lo real de la consistencia.

Decir que «...lo sentido como mental, sentimental, es débil porque es reductible a lo imaginario...» (6) es afirmar un espacio mental derivado del aislamiento propio que la consistencia produce. Cuerpo, nudo borromeo, achatamiento imaginario y sentimentalidad están hilados por la línea de la consistencia. Y la consistencia, si soporta al cuerpo, lleva implícita una superficie como mentalidad. Sin consistencia no hay imagen y sin imaginario anudado no hay sentido de mentalidad.

La referencia clínica nos evidencia cantidad de veces donde el sujeto psicótico, al observarse al espejo, no dice exactamente carecer de cuerpo sino de volumen. La imagen es lo único que podría ser tomado en cuenta. Allí se evidencia la desintegración sufrida cuando una primera inscripción se hace necesaria operando en un espacio que queda aislado del soma. El síntoma, en cambio, en caso de que esa simultaneidad de inscripción y espacio sea posible, impregna al soma con el enigma del cuerpo.

En Sigmund Freud, esa superficie en el volumen de una tabla para soportar inscripciones, termina por reencontrarse en Jacques Lacan con el concepto de consistencia cuya línea soporta en aislamiento lo que hace posible la imagen.

Si es cierto que a través de lo escuchado en la alucinación o el delirio es posible, a manera de enigma, restablecer pieza por pieza tal cual el modelo de un puzzle, aquella escena o escenas que preceden al desencadenamiento y que no pueden albergar al sujeto como falta, en tanto alguna emergencia deseante que lo comprometió, ¿para qué serviría tomarse el trabajo pieza por pieza de rearmar aquello que quedó desintegrado bajo efecto de la forclusión primordial?. esta tarea que implica el encastre ficha por ficha en una búsqueda exacta que lleve a concluir con la imagen, implica también el encuentro en artificio con esa superficie necesaria que nos lleva del «Block Maravilloso» a la consistencia. La pieza que ajusta, significante tomado de la cascada que se escucha, sólo se arma únicamente con otra, perdida en el maremagnun de lo disponible. Hablar de encastre, es la palabra que creo más se ajusta a la descripción que concluye con una superficie, donde la escena está congelada. ¿Acaso la fotografía no nos daría una similar impresión donde la acción está detenida?.

La realización de este trabajo sobre el decir no lleva al rearmado de una superficie que permite una imagen frente a lo que no existió nunca como cuerpo; permite el armado de una escena que existe como aislada de una imagen actual, donde aquello que hubiera sido preciso que se ubicara como cuerpo, no hizo función.

En lo que creo por parte de Jacques Lacan, la intención de apartarse de la gnoseología psiquiátrica, los últimos años de su enseñanza aparecen teñidos de expresiones tales como «enfermedad grave» o «enfermedad de la mentalidad».

Si nos detuviéramos a hacer la conjetura sobre la mayor gravedad de la enfermedad que no estuviera relacionada a una mentalidad, cabría a continuación preguntarnos qué diferenciaría una mentalidad enferma de aquella que no lo es.

Estamos en presencia de lo grave cuando lo que debería estar en lugar del cuerpo no puede ser tolerado por ninguna intermediación. Que pueda, en cambio, ser tolerado por intermediación, no determina una mentalidad enferma. El nudo de trébol, como ejemplo de una sola consistencia, podría ser ejemplo de lo que la topología al servicio del psicoanálisis daría como modelo de una intermediación. El nudo de Joyce permite, a través del sinthóme, dar cuenta de lo mismo: allí mentalidad existe. Tanto en un nudo como en otro consideramos la mentalidad como enferma.

Lo grave implica que nos pueden contar con la posibilidad de tapizar ese misterioso agujero freudiano, como Jacques Lacan lo llamaba, con lo pegajoso de un imaginario ligado a una mentalidad. Por lo tanto, en «la enfermedad de la mentalidad» algo debería ocurrir en lo relativo a la consistencia distinto a lo que acontece en «la enfermedad grave». Porque decir mentalidad ya hace considerar que algo de la línea de la consistencia está presente, sólo que su insuficiencia sería tal en la enfermedad que se ocasionaría en algún momento de desencadenamiento, su disolución. Con esto se abriría una clínica en relación a la consistencia de acuerdo a la resistencia de la textura siempre ineficiente, si pensamos en la enfermedad.

Iniciando una respuesta, en la intervención de artificio que permitiría la reproducción escenográfica de lo acontecido en el momento del desencadenamiento, al aislar una imagen de lo que ya no está en ella como sufriente, ¿no se opera justamente inventando una sustitución para la consistencia?, ¿no se delimita una superficie en el espectador que ve la escena sin el peligro que representa?. En la novela «El arrebato de Lol. V.Stein» de Marguerite Duras, nadie acierta a decirle a ella qué ocurrió esa noche en el baile del Casino Municipal, de forma tal que el peligro quede exceptuado; es ella que intenta sin éxito, cuando debería ser otro el que lo haga como pantalla que aísle la imagen que la ubique por fuera.

Una última pregunta: En el tratamiento de las psicosis ¿no se intenta justamente llevar al sujeto de una «enfermedad grave» a una «enfermedad de la mentalidad»?.

Dice Jacques Lacan: «...sería necesario que en el análisis, se tuviera en el sentido de lo sentimental, el sentido de un riesgo absoluto.» (7) Estar en relación a una mentalidad no enferma implica relacionarse al riesgo absoluto del acto como fallido. En cambio, lo referido en la situación inversa, determina al riesgo como inexistente.

Tomemos por ejemplo a Aimée como «enferma de la mentalidad». Si el preciso momento de su desencantamiento es producido en el llamado de C. de la N. que por azar coincide en el tiempo del parto y muerte de su primer hijo, entonces en lugar del riesgo absoluto de la fatalidad del acto, encontramos el inicio de su actividad persecutoria.

Detenerse en lo imposible de ser intermediado como riesgo, es una línea que se puede abordar, según creo, en «la enfermedad de la mentalidad» si el riesgo es aquella imagen que aislada deje del otro lado artificialmente lo que la consistencia no pudo cubrir. No se tratará que la mentalidad sea tan consistente como para soportar el riesgo del acto, sólo será cuestión que el analista sepa de la imposibilidad del psicótico para hacer sentido de las consecuencias del acto. ¿O no mejora Aimée en tanto le es posible reencontrarse con su hijo.

Daniel Paola.

Referencias:

(1) J.Lacan, R.S.I., 21-1-75.

(2a) (2b) J.Lacan, R.S.I., 18-2-75.

(3) J.Lacan, R.S.I., 14-1-75.

(4) J.Lacan, Le Sinthóme, 9-12-75.

(5) J.Lacan, R.S.I., 4-2-75.

(6) J.Lacan, Le Sinthóme, 9-12-75.

(7) J.Lacan, Le sinthóme, 9-12-75.