La pereza y el sueño. Jorge Luis Leiva.

Tiempo de Lectura: 9 min.


(*) Jornadas de la Escuela Freudiana de Buenos Aires "Actualidad de la interpretación de los sueños", 2002.

-soñé que hacia un asado con las chicas / -¿con las chicas’ - ¿y los hombres’ / -con los hombres sueño- / -¿pero quien pone la carne’

¿La teoría de los sueños, seguirá teniendo ese lugar predominante con relación al enigma del deseo, o quedó ya desgastado, luego de tanta práctica, a veces incierta?

El sueño es la vía regia para estudiar las formas fundamentales puestas en juego con relación al deseo, metáfora y metonimia, es decir las leyes del inconsciente. Pero no es solo eso. .

Freud nos dirá que el sueño es una realización de deseo. ¿Pero de qué deseo se trata? ¿habrá allí algún goce implicado?

Siempre se trata del deseo de dormir, es el resguardo de una función corporal, advertido por Freud y subrayada varias veces por Lacan.

Sabemos que el sueño es una producción del sujeto, pero que no hace comunidad, es lo antisocial por excelencia que un sujeto puede producir(se), pero que al ser comunicable, un retazo, una palabra, un resto mínimo como relato, para Freud era la prueba irrefutable de la existencia del inconsciente.

Esa hilacha que es relatada no a cualquier persona está presta a ser olvidada rápidamente, retorno a lo reprimido, pero señal, entropía que se fuga del deseo de dormir.

Al producirse el relato del sueño, que es una producción escrita de lo que el sueño lee, se desprende que el trabajo del sueño es un trabajo de lectura, y la elaboración del sueño es el despertar mismo. Pequeño despertar para seguir durmiendo. Pequeño despertar a los discursos que lo determinan, despertar a la realidad, fuga del despertar a lo real como imposible. Despertar, es uno de los nombres de lo real.

El sujeto durmiente separa el cuerpo de cierto goce y lo sustrae de la comunidad, sustracción que con Lacan podríamos llamar inhibición activa (1). Es el no estar demasiado afectado por el cuerpo del soñante, ni por el cuerpo social. Es decir, no estar demasiado afectado por el goce, no estar demasiado afectado por los "golpes", cuando se duerme se terminó, "se trata justamente de que ese cuerpo se enrolle, se haga un ovillo, en fin, dormir es no ser molestado por los lazos de la comunidad, (salvo por los restos diurnos) eso no quiere decir que el significante no siga corriendo" (2) por eso Lacan dice que él puede preparar sus seminarios durmiendo. Dos prerrogativas para el sueño, satisfacción de un deseo y el intento de solucionar algún barullo que provenga de la vida cotidiana. Somos responsables de nuestros sueños, diría Freud.

El sueño protege el dormir, es decir protege el deseo (de reposo), pero Freud en los límites de la interpretabilidad dice: "Un solo propósito útil, una sola función es preciso atribuirle al sueño, está destinado a impedir la perturbación del dormir... de los sueños que no se sabe decir nada tras el despertar, son los que mejor han desempeñado su función." (3) Freud nos está sugiriendo nombrar a esta función no como acto fallido. Es decir, el sujeto despertará cuando sea necesario, recobrará su representación ya afectada por la psicopatología de la vida cotidiana, sus amores, sus odios, sus creencias, sus dudas, etc.

Es importante tener confianza en el trabajo del inconsciente, dejar que el inconsciente trabaje, que el lenguaje diga como en la asociación libre. Esto me pone en la perspectiva de la reducción de un goce para bordear, una aproximación, metáforas mediante, que nos pongan más en la ruta de lo irrepresentable, que es la estructura misma del deseo.

El despertar mismo es la realización del deseo de dormir – se cumplió el deseo. Si nos despertamos y nos acordamos de un fragmento, o de una palabra, el deseo no quedó articulado. "Es la contraprestación que exigió lo reprimido para colaborar en la cancelación de la amenaza que pendía sobre el dormir." (4) El deseo es un problema a resolver en el sueño. El fragmento del sueño es una pieza del trabajo analítico. Aquí sí acto fallido como formación del inconsciente, en tanto que lo importante del acto, es lo que se escapa del acto mismo.

En el trabajo onírico queda desafectado el afecto y comanda la representación (se sueña en imágenes) en tanto que el afecto queda separado del cuerpo, aunque bien vale la aclaración que el cuerpo es representación del cuerpo, por eso el cuerpo es proyección del cuerpo que queda separado de lo que lo afecta. Lacan, en el estadio del espejo, ya transmite esta idea, de miembros desunidos, persecuciones intestinas en el sueño, etc. Y subraya la idea en el visionario Jerónimo Bosco.

En el durmiente encontramos el intento de hacer lo menos posible, sueño del triunfo del principio del placer como freno al goce. Esto fracasa pues no hay desexualización en el sueño, ni sublimación, sino que queda un resto a poner en juego en el lenguaje para suplir la no relación sexual. Diría mejor que el sentido último del sueño es sexual pero desde el lenguaje, como imposibilidad.

El sueño preserva el deseo de dormir, y el goce es lo que afecta al cuerpo. El cuerpo como soporte queda suspendido, y el inconsciente sigue trabajando, pues ya sabemos que el saber, es decir lo no sabido, es bastante fastidioso. En el sueño dejamos trabajar al saber inconsciente sin ser molestado. Freud piensa el sueño como sensación de movimiento, pero inhibido. El famoso sueño de los sirios, el padre que quiere reposar, pero el niño en el sueño le dice "padre no ves que ardo". Resplandor de un tiempo que interrumpe el reposo.

En el perezoso tenemos esta sensación de movimiento inhibido que no es la ociosidad, ni el descanso en sí mismo, sino una actitud de cansancio respecto del acto; no es una indecisión frente a alguna elección.

Para Levinas, la pereza se relaciona con un comienzo "como si la existencia no accediese a éste de una vez sino que a esta existencia la precede una inhibición. Imposibilidad de comenzar; comenzar es no poder volver atrás es embarcarse y cortar amarras." (5) Retroceso ante cualquier acto que implique un cuerpo a cuerpo. Sujetos entumecidos en el lecho, aburridos de no hacer nada, salvo proteger el dormir.

En el perezoso encontramos inhibición, estasis libidinal, dificultad de un sujeto en hacer por fuera del deseo del Otro, es decir, narcisismo pasivizado. La inhibición es deudora del narcisismo. El sujeto no soportar la culpabilidad por apartarse del deseo del Otro y decir NO.

Para Santo Tomás, la pereza está calificada como uno de los siete pecados capitales, es llamado "pecado capital" por ser primario, por que es pecado de la cabeza, pues este pecado, para el angélico, daría origen a los demás pecados. Además, merece ser llamado "capital", de allí el equivalente a mortal. "Pobre holgazán, despierta, crees que tu Dios te habría dado brazos y piernas si no era su voluntad que lo utilizaras" "Tú puedes demorar, pero el tiempo no se demora, pues la pereza puede ser una evasión continua. La pereza es desafiante frente al buen Dios"

El perezoso no quiere confrontarse con lo real imposible, vive como el obsesivo, en sus sueños y en su religión.

Es por el goce sexual que estamos prometidos a la muerte, ese goce liga el sexo a la muerte. "Yo estaría más bien inclinado a pensar que el sexo y la muerte son solidarios como está probado por lo que sabemos que son los cuerpos que se reproducen sexualmente los que están sujetos a la muerte. Pero es por la represión de la no relación sexual que el lenguaje niega la muerte" (6)

El costado del deseo de dormir está del lado del principio del placer, el sueño preserva la vida (REAL) y el goce sexual anudado entre la vida y la muerte (REAL Y SIMBOLICO).

Goce sexual; goce agónico que está entre la vida y la muerte. Para Lacan, la agonía siempre es emotiva, agonía quiere decir lucha, combate, estado que precede a la muerte, al punto del desmayo. El goce afecta al cuerpo, trastornándolo. Lo simbólico (la muerte) hace cópula con lo viviente (real) y es por el lenguaje que se habla de la muerte como acto de fe.

En este sentido, todo sueño es de comodidad para que el cuerpo quede desafectado, hasta lograr ese pequeño despertar al Otro del lenguaje.

Jorge Luis Leiva


Bibliografía:

1.- Más allá del despertar / J. Lacan (Ficha EFBA)

2.- Seminario 19 / J. Lacan

3.- Los limites de la interpretabilidad / S. Freud

4.- id.

5.- E. Levinas / De la existencia al existente

6.- Más allá del despertar / J. Lacan (Ficha EFBA)