Seminario Angustia y Verdad. Clase 5. Norberto Ferreyra.




Voy a anunciar el tema de la clase que tiene que ver con La angustia y la verdad.

No está en relación exactamente con el Seminario X La angustia de Lacan, aunque la base está en algunas de las clases de ese Seminario, después se dispersa la referencia.

Voy a tratar de plantear una cuestión que por un lado es muy sabida, tanto en el sentido del saber claro que se pueda tener cerca de eso, como el saber impulsado por los aforismos, es un saber de todos modos, acerca de la función del objeto ‘a’ pero en relación particularmente a dos párrafos de Lacan del Seminario X La angustia que voy a leer.

Uno de los párrafos es de la Clase del 19 de junio del ’63 y el otro es el último párrafo del Seminario X La angustia, que es la clase del 3 de julio del ’63.

Lacan viene hablando de toda la constitución mamífera, el funcionamiento fálico del órgano copulatorio, la laringe humana, haciendo comparaciones anatómicas, y que para Lacan toman el valor de destino, como dice Freud, por el hecho de que hablamos. Es interesante el párrafo porque se refiere a que algo puede tomar la dimensión del destino, por ejemplo la famosa frase: “la anatomía es el destino”, por el hecho de que hablamos. Es decir, no es que la anatomía es el destino y hablamos, sino que es porque hablamos que surge la frase que condensa una operación del saber diciendo la anatomía es el destino. Que sea el destino es algo que es importante porque marca una orientación y un sentido, como no sólo determinado, sino que no se puede desviar.

Es interesante tener en cuenta que el destino parece muy despreciado, es una noción que se tiene y que se toma por un primitivo a cualquiera que habla del destino, y sobre todo si se trata de la madre.

Por ejemplo, hoy escuchaba a una persona que la madre de esta persona había manifestado cierta confianza en el destino, y a esta persona le parecía muy primitiva la posibilidad de que la madre hablara del destino, como una ideología, o una posición frente a la castración, esto no estaba dicho pero se supone. La diferencia con el padre que jamás él pensaría como evaluar o sobrevaluar o dar valor a una función del destino. Sin embargo, tanto la anatomía es el destino, como este destino puesto en boca de la madre, como en el ejemplo que estoy dando, se trata del destino no de la pulsión sino de la anatomía, es decir, el destino de que aquello que es el organismo va a sufrir por hablar.

En este sentido el destino no es algo a despreciar, aparte de la función que tenía en la antigüedad, más allá de esa referencia intelectual o histórica, no es algo a despreciar porque marca un sentido de orientación definido que, no es el instinto, no la pulsión sino el instinto; ahí tenemos la función del destino con la cual es una función importante de la creencia.

No es una premisa universal del pene, o no tiene esa función, pero alguna vez se tiene que haber creído en el destino.

Lacan va a hacer una referencia acá a esta diferencia que hay con el chimpancé en cuanto a la comprensión, la capacidad de comprensión de una situación, tal como el ejemplo de los tiempos lógicos, el período de la comprensión que es el segundo, esta especie de introyección imaginaria y simbólica del otro para apoyarse para pensar algo, el tiempo de la comprensión.

Los chimpancés lo tienen pero es limitado.

En este sentido el hombre parece ser que no tiene límites, es decir que no tiene una función que lo limite, pero lo que es seguro es que funda en eso, en esta comprensión que está basada la posibilidad de hablar. No es que el hablar se basa en eso, sino que es por hablar que existe este tiempo de comprensión y esta capacidad de comprensión. Es decir, tomar al otro en el lazo para poder hablar.

Lacan dice: “Cualquiera sea la superioridad supuesta de las capacidades del hombre sobre el chimpancé, es claro que el hecho que vaya más lejos en esta dominancia del sujeto que habla, que tiene por resultado en la praxis que el ser humano seguramente va más lejos. Haciendo eso, él, el ser humano, cree tocar el concepto. Es decir, que él cree poder tomar lo real por un significante que lo comanda según su causalidad íntima.”

Lacan está diciendo que esta posibilidad que tenemos de la comprensión que es distinta de la del chimpancé porque hablamos, da lugar a que haciendo eso, dando esta dominancia que tiene que ver con el hablar sobre esta comprensión, cree que toca el concepto. Pero ¿qué quiere decir el concepto?, es un poco hegeliano en este punto, quiere decir que cree poder tomar lo real por un significante que lo comanda a lo real según su causalidad íntima. Es todo lo contrario de una proyección de algo antropomórfico en lo real o en la causalidad de aquello que sucede. Es tomar un significante que es íntimo, un significante en referencia a esa intimidad, con lo cual se cree (esta es la creencia necesaria para sostenerse en un punto) poder tomar lo real por este significante que lo comanda. Es asegurar cierta cuestión íntima, subjetiva, que está asegurada por el significante pero con el cual va a comandar lo real a través de esta intimidad de superposición subjetiva.
El último párrafo de la Clase del 3 de julio del ’63 Lacan dice: “Eso que hace al psicoanálisis una aventura única es esta búsqueda de la agalma en el campo del Otro. Yo muchas veces he interrogado sobre eso que conviene que sea el deseo del analista para que por ahí donde nosotros intentamos empujar las cosas más allá del límite de la angustia, el trabajo sea posible.”

Lacan está hablando de la existencia del deseo del analista como aquello que puede dar la posibilidad, teniendo en cuenta el agalma, en el campo del Otro que dé la posibilidad de empujar las cosas más allá de la angustia. Es decir, pasar esta angustia y que el trabajo sea posible, hay que contar con la angustia para pasarla.

Lacan dice: “Seguramente conviene que el analista sea aquel que haya podido, por muy poquito que sea, por algunos caminos, por algún borde, hacer entrar su deseo en ese A irreductible para ofrecer a la cuestión del concepto de la angustia una garantía real.”

Más allá que no se trata una referencia donde repiquetean las mismas palabras, sino que el concepto de la angustia es algo que necesita una garantía real. Ahora, esta garantía real no está dada por una función del significante.

Me parece importante tener en cuenta que no está diciendo que lo real da esta garantía, la garantía es real, no es que eso es lo real.

Estas frases no hacen solamente al campo de la angustia y la verdad sino que esto que tiene que ver con ir más allá de la angustia, pero en el sentido de la necesidad de que ésta exista para poder ir más allá; para eso es necesario en el análisis, Lacan dice: la existencia de algo que se llama deseo del analista, que es una función donde sea posible esto, que haya alguno, cualquiera, pero uno; que por poquito que sea (no son grandes cosas, son pequeñas cosas e importantes) haya podido hacer entrar su deseo en ese 'a'.

Estas referencias son del Seminario X La angustia y voy a tratar la cuestión de lo que se introduce.
En principio me voy a referir a lo que Lacan desarrolla acá por lo que había dicho las dos primeras clases acerca de Freud y la angustia; donde Lacan va a tomar lo que es la angustia primera, que él va a asociar lógicamente al trauma del nacimiento, pero como para que exista el trauma del nacimiento hay algo de existencia previa de lo cual el grito va a ser posteriormente el símbolo, que es el hecho que hay algo que se introduce en el organismo.

Lacan acá es maravilloso, no deja de ser un poco descriptivo, por lo cual no es que pierda valor, pero a los que les gusta más lo formal pueden quejarse de eso. Es extraordinario porque demuestra, con lo que escribe o lo que dice, que esta intrusión que sufre el organismo hace dos cosas: hace que el organismo sea el organismo, diferente al del chimpancé; y a la vez que sin eso no se podría hablar. No es sólo sin el organismo, porque esa es la diferencia con el chimpancé, es obvio, lo que no es obvio es que sin esta función del organismo en tanto el organismo es introducido por algo.

En ese sentido aquí está la angustia como cuestión, sabemos que lo que se introduce en el organismo, y esto que es lo fundamental, es el trauma del nacimiento. Entonces, lo que se introduce por el trauma es el pasaje de una cosa a otra cosa.

Concretamente, algo que es radicalmente otro, que es el medio que debe pasar del líquido amniótico a afuera del líquido amniótico.

Lacan emplea la palabra foncièrement,que quiere decir fundamentalmente otra cosa. Pero no sólo en el sentido de la diferencia, sino una cuestión radicalmente otra.

Ahora, es introducido porque el organismo se ahoga, acá va la referencia tanto al asma, como a cuestiones que se llaman de borde. Por ejemplo, lo que siente cualquier persona cuando está angustiada, la sensación de pánico empieza con eso, antes de pasar a la angustia, es que se ahoga por el aire; se ahoga por el aire por el cual se introduce como eso en el organismo, sin esta introducción no habría ni ahogo ni ese organismo.

Hay una respuesta de ese organismo, como experiencia directa puede ser los nacimientos, en el primer llorar que no es el grito, el grito ya es una especie de símbolo de esto, en realidad se trata que lo que se va a jugar en toda la vida es la posibilidad de tener una reserva de aire. Alguien no puede hablar si no tiene una reserva de aire. Por ejemplo, a cualquiera, hablando, le puede pasar que no tenga una reserva de aire, la cuestión es cómo hace el individuo que el sujeto es, para construir, tener una reserva.

Me parece necesario destacar acá que esto no es una acción, no es un acto, pero hay una acción del sujeto. El sujeto en este planteo deletreado acá sería aquello que va a ser un lugar necesario, el del sujeto, para que pueda hacerse una reserva, no que el sujeto tiene una reserva, sino que se construye un lugar de reserva, es una reserva que se puede decir como reserva de aire. Pero esta reserva no puede constituirse sin que tenga lugar la posibilidad de que algo se conserve. Es decir, tiene que haber el concepto, el concepto que dice Lacan en la primera cita. Alguien tiene que tener el concepto, es algo que está hecho con el cuerpo mismo, de que algo puede durar, puede sostenerse como reserva, aunque sea el aire. Esto es trabajado por y en el cuerpo y en este sentido el concepto es la posibilidad de retener.

Es en este punto donde Lacan le da una dignidad, no al cuadro obsesivo, pero sí al objeto anal en cuanto al funcionamiento en la construcción de la subjetividad y la relación al objeto, en tanto y en cuanto es por la posibilidad de tener el concepto, en el sentido que decía, de lo que es retener, que puede haber el deseo de retener. No se puede tener un deseo de aquello de lo cual no se tenga un concepto. Hay una relación entre el significante y lo real y la función de una creencia. Es una creencia que cae después, porque es una creencia en la función del falo.

Es la creencia de que todos tienen pene, está hecho de ese modo pero para poder ser supuesta la caída.
En ese sentido me parece importante que es por este deseo de retener que algo puede ser conservado y es por la existencia de un concepto de que algo es posible de retener. El único objeto que por su situación de goce corporal puede ser retenido y/o expulsado, que es el envés de la cuestión, es el objeto anal.

¿Qué quiere decir?

Quiere decir que esta reserva vital que está en estricta relación a la angustia, porque la angustia está en cuanto se toca esta reserva vital. La diferencia de la angustia es cuando la angustia que está tocada no hace a la reserva vital, o la reserva vital no alcanza para angustiarse, que es el caso más común, sea el pánico o la psicosis, donde la angustia no toma esta forma de advertir, de ser señal para el sujeto de un peligro interior.

Entonces, quiero destacar acá, la actividad en el sentido de la acción, y me refiero tanto pasiva como activa, las dos son acciones, que solamente se construyen como concepto en relación al objeto anal, tomando la referencia de Lacan en esta definición del concepto; en el sentido de aquella creencia que toca lo real por lo que comanda un significante, cualquier representación que está asociada a lo más íntimo. Lo más íntimo que no es sólo lo anal, quiere decir aquello que lo puede recortar a alguien como uno, una relación al significante.

Es ahí donde esta acción del sujeto por qué puede darse. ¿Se trata de un voluntarismo, es una cuestión instintual? se trata sólo de una cuestión evolutiva, es solamente pulsional, es el medio el que lo pide?
Pueden haber muchas teorías según dónde se ubique, pero lo que va a faltar, que es lo que Lacan esclarece para el psicoanálisis, es que tiene que haber algo, una función lógica, que es el objeto‘a’, que permite la posibilidad de la formación del concepto, del concepto en el sentido que lo estoy diciendo. Es decir, que puede haber un concepto de lo que se trata cuando se trata, es diferente porque son diferentes objetos pulsionales, pero en todo objeto crea un concepto. Un concepto es decir algo hecho para tocar lo real en relación a un significante y en relación al propio cuerpo.

En este sentido, esta acción, sea pasiva o activa, se trata siempre que es una acción, es lo que lleva a Lacan, que no es el primero que lo llega a decir pero es el primero que lo establece como un principio que hace a la constitución de la subjetividad, por ejemplo, el niño no es destetado sino que se desteta. En ese sentido implica un recorte del objeto e implica también que algo pueda ser no sólo recortado sino cedido. Esta función de recortar y de ceder es algo que tiene que ver con lo que se dice, con lo que podemos escribir como el objeto ‘a’. No es un símbolo el objeto‘a’, pero no es sin esta función que se puede escribir o se puede decir, no es posible dar cuenta tanto de este deseo de retener como la posibilidad de esta acción del sujeto en relación al mundo en el cual se constituye; en ese sentido el mundo porque se trata de cualquier cosa de su Umweltsea significante o no, en los diferentes registros real, simbólico, imaginario.

Es una de las funciones primordiales del objeto ‘a’, -no es la única-, Lacan ¿qué nos ha dado? Como dice Lacan en La ciencia y la verdad nos ha dado y que es su legado y su creación, lo cual es innegable, indiscutible, lo único que él ha creado (con respecto al nudo borromeo y al real dice que es algo que hizo por él), esto no es por él ni para él, es algo que se cayó como se cae el objeto, como una demostración, de la existencia de este objeto.
Lacan con respecto al objeto ‘a’, dice: “Para cada uno y para todos”, suena como un consejo, y es muy importante situar en el campo del Otro para cada uno y para todos al objeto ‘a’.

Se podría considerar que suena como un consejo, parece consejos en la transferencia, Lacan dice:“Va a dar la posibilidad de transferencia”.

Me parece que formalmente se entiende, están los cuatro conceptos, se puede leer la entrada, la colocación del objeto ‘a’ de aquello que se ha sustraído en el Otro, esta instancia lógica; pero también de lo que se trata es ¿por qué es fundamental para cada uno y para todos?

¿Por qué Lacan emplea esta expresión, que es una observación tan fuerte, nombrando indirectamente a aquellos para los cuales es necesario? Porque es fundamental que la existencia de este objeto solamente pueda ser situada en el Otro, no es algo que es por fuera del otro.

Por ejemplo, el perverso trata de introducir este objeto en el Otro como si no lo estuviera.
Hay una cuestión respecto de la angustia en la perversión que tiene básicamente que ver, no en el efecto solamente que angustia al otro, sino que al tratar de introducir este objeto ‘a’ en el otro como si no lo estuviera; esta denegación está en relación a como si no lo estuviera, esta introducción en el otro cuando ya está en el otro, que es este esfuerzo vano que muchas veces, sin llegar a una posibilidad del cuadro de la perversión, uno intenta hacer. 


Es como intentar de enroscar al otro la singularidad íntima que está hablando en la primera cita de Lacan. Enroscarle al otro la singularidad íntima que para colmo no puede estar nunca hecha del significante. Es decir que la singularidad del sujeto, si bien tiene su relación al significante por lo que decía en la primera cita, en realidad la singularidad del sujeto está en aquello que es este objeto, que es el objeto ‘a’, que surge, aparte de lo que se dice, que surge de la operación de constitución del sujeto, el resto; surge que es la única respuesta al no saber y al ser cuando la frase: “yo no sé lo que soy para el deseo de mis padres”, la única respuesta es este objeto sin identificarse a este objeto. Mayormente no sólo la melancolía sino muchas personas se identifican al objeto que responde por lo que no sé y por lo que soy, responde por eso pero identificándose a ese objeto, por lo cual no pueden decir algo; hay algo a decir, que puede ser dicho y que no es dicho.

Otra cuestión es cuando no hay nada más que decir cuando no está esta identificación a este objeto, es decir, este objeto está por fuera como causa y no como una identificación del propio sujeto.

Lacan es más preciso en la frase, dice: “Yo no sé que objeto ‘a’ yo soy para ese deseo.” En este sentido quiero destacar de esta frase el ‘ese’, que ya marqué, y que Lacan lo pudo haber dicho por lo que sea pero en el contexto, porque aquí podría decirse para el deseo del Otro, pero Lacan dice: “ese deseo”.
Entonces, hay algo que sí, que puede ser dicho, está determinado, y es uno y no es otro; que es el deseo en relación al cual constituyo mi deseo, o dicho de otra manera: constituyo mi deseo en relación a mi no saber y a esta pérdida de ser.

Es decir que eso sí puede ser dicho, yo voy a poder nombrar, Lacan dice: “Qué bueno es poder nombrar al otro, tener un nombre para el Otro, eso saca todas las angustias”. Es bueno encontrar un nombre para el Otro ya que uno se angustia menos.

Una forma de decirlo, aparte de las contingencias histórico sociales del Otro, material diferente para el fantasma, está el hecho de que ese deseo es uno y no es ningún otro, pese a que es del otro.

Me parece que lo más importante es esa determinación, la determinación no es la ambigüedad. La determinación es poder enterarse, con lo fálico que implica el enterarse, poder enterarse de ese deseo en relación al cual se ha fabricado mi deseo. El deseo es un deseo del deseo. Aparte de lo histérico que puede haber en esto, es histérico hasta cierto punto, porque cuando se llega a que se trata de ese, la histeria retrocede; si es cualquiera toma, pero si es ese y no es otro, más no puede ser otro, respecto del discurso que lo acoge, es esto lo que da la posibilidad de que alguien se desidentifique de este lugar de objeto ‘a’ al cual está destinado.

‘Destinado’ en el sentido que decía antes, porque el destino entonces es una cuestión que se construye, nadie tiene un destino de objeto ‘a’, puede tener un x destino, literario o lo que fuere; pero lo que sí es seguro es que tiene un lugar en relación al deseo del otro o de los otros. Es seguro que tiene un lugar aunque bajo la forma del rechazo, la forma de la forclusión, lo que fuera. Tiene un lugar, eso es seguro, porque sino no estaría en el mundo hablante, aunque no hable, aunque no pueda hablar, hay diferencias clínicas en cada caso. Pero este lugar sólo lo puede obtener, y esta es la acción que yo señalaba, en tanto pueda hacer algo con ese objeto ‘a’ que él es en tanto no lo sabe y en tanto no lo es.

Con respecto al no serlo y no saberlo se constituye en un pilar en cuanto al final del análisis. El final del análisis está en relación a este no saber, a este no ser, a esta pérdida de ser, y a este objeto que tengo el concepto por no saberlo y no serlo.

Es en la medida que eso puede ser instrumento para hacer algo con el Umwelt del cual el sujeto forma parte, hacer alguna modificación en relación a lo real.

Ahora, con respecto a la angustia, si bien es una seguridad, es algo que no puede ser otra cosa. Se corresponde la angustia con la misma cuestión que respecto del deseo del Otro. La angustia es aquello que va a permitir, por ejemplo, en lo que respecta al organismo, angustia primera, dicho mal porque se puede presentar a cualquiera en cualquier día del año, en cualquier momento; es la emergencia que puede haber del organismo en el Umwelt significante para cualquiera. Ahí es criticable la idea, porque ahí sería más el ataque de pánico o algo parecido, que es angustia pero no llega a ser angustia, porque no se trata de la novela del trauma del nacimiento, que es la primera, es la primitiva, no; nada es primitivo, todo es actual y en el momento; pero sí se puede decir, en este caso para esta angustia que es emergencia en el organismo, que es un punto donde aquel significante que lo comanda al sujeto y en el cual él cree en su relación a lo real, no está. 


No está presente para el sujeto, ni aún por ausencia, es decir falta, pero en el sentido de una falla, es una carencia más que una falta en relación a ese significante. En ese sentido cualquier angustia puede ser lugar para esta emergencia del organismo, porque el Umwelt mismo es significante. No hay Umwelt para el ser hablante, para el sujeto, que no hay otro que la especie humana, no hay Umwelt que pueda no ser significante. Pero paradójicamente, para que el Umweltfuncione como Umwelt, es necesario que algo no sea significante; no que no haya, que no sea significante.

Lacan dice una cosa obvia: “¿Por qué si existe algo que se llama la pérdida del objeto y el duelo, y tienen los mismos efectos, son diferentes?”

Sabemos que está la angustia en Inhibición, síntoma y angustia, La angustia de la vida instintivaen Freud, y también en Lacan mismo, entonces esta angustia, esta la pérdida de objeto, esta posición donde la angustia no es un objeto en tanto existe esta pérdida de objeto, por qué tiene las mismas consecuencias que puede tener el duelo y sin embargo no es lo mismo.

Lacan dice que la diferencia está en que hay una posibilidad de pérdida, que algo de la pérdida se pueda transformar en una relación a la función de la falta, es función del objeto.

Escribiendo en el pizarrón

...éste puede ser pérdida del objeto y es pérdida del objeto en tanto está en relación a la función de la falta.
Pero en el duelo aparece esto, en ese sentido Lacan desarrolla a Hamlet y el duelo. Es decir que cuando se trata del duelo está incluido inevitablemente el semejante.

Por ejemplo, es obvio que en la melancolía no hay duelo porque esta función del i (a) está ausente. También en todo caso el i (a) es tomado como objeto y no es tomado como esta anterioridad lógica del semejante que precede al desprendimiento en relación al objeto ‘a’.

Después la sombra del objeto cae sobre el yo, o que el melancólico se haga objeto sin que sea para nada un masoquismo porque es casi el peor de los sadismos en un punto, se haga objeto ante cualquier acción que pueda emprender, la acción es hacerse objeto, es algo que tiene que ver con esto. Es decir, que donde tenía que haber un duelo, sólo hubo una pérdida de objeto, pero hubo pérdida de objeto no es lo mismo que haber un duelo.

¿Por qué, qué diferencia más hay?

Porque si se trata del semejante, cualquiera que sea, sea por la suposición que es el modo de existencia muy fuerte, por ejemplo se puede estar en duelo porque murió Roa Bastos, pero es alguien al cual por ser otro un i (a), siempre se le va a adjudicar inevitablemente a estas funciones que están en relación al escópico y a lo invocante. Es decir, que estas funciones son predominantes en el duelo, en cuanto cómo trabajan los objetos en relación al escópico y al invocante, en la elaboración del duelo, cuando alguien dice: ‘recuerdo la última imagen de tal, etc.’ esto sí es un duelo.

Por ejemplo, alguien dice: ‘mi hermano murió...’ y entonces dice: ‘a veces me imagino cómo él se está deshaciendo en el cajón’. Eso no es que no se lo puede imaginar porque se lo imagina, pero no hay ninguna función escópica o invocante que está haciendo esa imagen; es todo oral, anal, etc.; todo está en relación a la demanda del Otro y no al deseo. Más allá del goce, porque de ese modo no se pierde nada, porque se lo toma a aquel que no está más, como determina Freud en el texto: “El duelo consiste en que ya no está”. Ese ‘ya no está’ no funciona porque la forma de hacerlo existir a través de estas pulsiones que son la oral y la anal, bajo una presentación aparentemente escópica o invocante, no es eso, hace que el otro no sea un semejante sino un objeto.

Se podría pensar entonces, que es clara la diferencia entre duelo y melancolía y cómo, si bien en el duelo hay una pérdida de objeto, es una pérdida de objeto que impone un duelo; en vez, una pérdida de objeto no impone un duelo, una pérdida de objeto cuando no hay un semejante comprometido, sea por el oído, por las letras, por lo que fuera, pero es otro al cual uno puede suponerle la voz y/o la mirada, aunque nunca lo haya conocido, se puede hacer esta suposición en tanto es otro, semejante; ahí inevitablemente la pérdida de objeto es bajo la forma de duelo. Cuando se trata que no se puede hacer un duelo puede ser porque el objeto, o aquello que se pierde es tomado como objeto y pierde la dignidad de poder hacer un duelo, o bien cuando no se trata de otro semejante.

A veces se hace duelo por los perros, gatos, canarios, es lógico y se entiende, porque está totalmente humanizado, no por ser doméstico, sino porque se le adjudica una relación al Umweltque es la misma que el mismo sujeto pueda tener, está comandada por un significante, es el tiempo de comprensión que hablaba al principio. Ahí va a haber un duelo inevitablemente, es decir que es semejante no sólo todo aquello que habla, sino todo aquello que tiene esta cuestión de la comprensión, la posibilidad de esta creencia, que voy a leer otra vez: “Cualquiera sea la superioridad supuesta de las capacidades del hombre sobre el chimpancé, es claro que el hecho que él vaya más lejos está ligado a esta dominancia de la cual yo vengo a hablar. Dominancia del sujeto que habla, que tiene por resultado en la praxis que el ser humano seguramente va más lejos. Haciendo eso, él cree tocar el concepto, es decir que él cree poder tomar lo real por un significante que lo comanda según su causalidad íntima, ese real”

Es el pasaje de esto donde básicamente es una relación al deseo del Otro, y lo que dice Lacan a lo último, cuando se trata que el analista un poquito, sólo un poquito tiene que hacer entrar su deseo, éste que él cree que lo comanda, aunque sea comandado por el significante, es decir tiene toda la determinación posible, poder hacerlo entrar un poquito en el objeto ‘a’. Con respecto a esta cuestión Lacan dice que va a dar a la transferencia una garantía real.

Entonces, una cuestión es decir que la garantía tiene este atributo de lo real, en el año ’63, y otra cuestión es decir que se trata de lo real. Pero evidentemente es una garantía diferente que a la creencia simbólica que está en la primera frase.

Son dos garantías diferentes en las cuales una se crea para hablar, y la otra es algo que está en relación al deseo del analista.

En este Seminario X La Angustia de Lacan, que es extraordinario, hay pequeñas frases que dan a entender un montón de cuestiones.

Voy a leer una frase que tiene que ver con lo que decía, Lacan dice: “La demanda del Otro separa este objeto ‘a’, no es un símbolo, si no sería significante, pero hace la posibilidad de ser testigo de lo que sucedió. Ésta es así por la relación a la función del lugar de la cadena significante. ¿Por qué hay que situarlo en el ‘a’?”

Es decir, que es por su relación a la función que tiene la cadena de significante, al Otro, que se puede separar este algo de la demanda, en este caso el objeto de la demanda.

Es muy importante esta cuestión, este apoyo que es otra vertiente del objeto ‘a’ para poder hablar y sostenerse, es un apoyo porque es aquello que existe por su relación a la función del lugar de la cadena significante, no en relación al significante mismo; hay una distancia en el dicho de Lacan que me parece importante destacar.

Bueno, me detengo acá.

Norberto Ferreyra.