DAR LO QUE NO SE TIENE. Daniel Paola


Tiempo de Lectura: 6 min.

Daniel Paola.
Jornadas Aniversario "30 años de Escuela (1974-2004)". Escuela Freudiana de Buenos Aires. 1, 2, 3 y 4 de Julio de 2004.
En el inicio de la "Crítica de la Razón Práctica", .Kant escribió la siguiente observación: "Suponiendo que la razón pura pueda contener en sí un motivo práctico, es decir suficiente para la determinación de la voluntad, hay leyes prácticas; de lo contrario, todos los principios prácticos serán meras máximas".
Comienzo esta exposición a través de Kant para mostrar que su inicio parte de una suposición al decir: "Suponiendo que la razón pura". Porque para los psicoanalistas y dependiendo del tiempo en que se encuentren ya sea en tiempo de suposición del saber en transferencia ó/y en tiempo del saber como supuesto, es imposible como hecho de lo real desprenderse de la suposición.
Pero más allá de este inicio, Kant escribe sobre la verdad al decir sobre la necesidad de establecer la existencia de leyes prácticas para cualquier saber. Considero esto muy valioso porque de lo contrario nos arriesgamos a una lejanía de la clínica y por lo tanto de la intensión del psicoanalista. Conocemos bien en nuestra cultura cual podría ser el resultado de repetir axiomas sin llevarlos a la práctica con nuestra propia palabra: simplemente máximas.
En este sentido "Dar lo que no se tiene", clave para referirse al amor que nos ha sido legada por J.Lacan, también puede convertirse en máxima si no nos atenemos al riesgo de nuestra propia palabra.
He aquí la mía.
Si me atuviera a la cuestión del falo, ya sea en su implicancia imaginaria ó simbólica, sería imposible tener otra cosa que nada y por lo tanto dar lo que no se tiene sería idéntico a dar nada. Esta dimensión de la clave amorosa del amor, surge en J.Lacan como función propia de la primacía del falo y de su goce como efecto de significación pero también como oposición a la seducción que ejerce la riqueza ya sea de espíritu, de nobleza o de dinero.
Son las mujeres quienes tienen el don de no tener el falo y entonces para ellas es el valor privilegiado del ser. No digo que esto no sea bello, es belleza pura como la razón de Kant.
Pero como me supongo analista quisiera ir un poco más allá. Para ello voy a tomar esta clave en algunas citas de J.Lacan. La primera pertenece al Seminario 17, clase del 14/1/70. Allí J.Lacan plantea que el amor a la verdad se origina en la falta en ser de la verdad. El ser del inconsciente no puede ser sin decirse y por lo tanto está en el origen del inconsciente esa falla que hace amar como efecto de brindar esa nada.
El beneficio del ser se atribuye a alguna mujer que se engalana de esa creencia, porque como bien escribió M.Kundera es insoportable la levedad del ser. Es insoportable -a no ser por el psicoanálisis- tolerar esa levedad y asumir esa nada que está en el orígen del falo para implicarse en una función de enigma.
Ya no será entonces el enigma que establece la mujer en tanto S.Freud trazó la huella, sino que el enigma es la cuestión que subyace detrás de cada posición amorosa. Si se ama entonces lo que no se tiene y se ama esa nada que se ofrece como don, se llega a un enigma que tanto ella ó él como partenaires podrán representar, pero que será enigma mejor, si el sujeto lo toma como propio.
El enigma no será entonces para un hombre averiguar que quiere una mujer. Las mujeres se encuentran respecto del enigma de la misma forma que los hombres y tal vez peor en tanto su propio cuerpo es el que porta ese enigma.
Cuando se acepta que la base del falo es una constante de impotencia tal vez adquiere importancia la función del enigma. Podría decir entonces: en tanto tolero el enigma que me generas te escribo palabras de amor.
Todo esto está muy bien siempre y cuando comprendamos que la última esperanza que subyace detrás de esta posición de encuentro con el enigma que lleva a una posición de saber más y más, es una invitación al callate, hacé silencio y escuchame con atención dado que lo que te ofrezco es único.
Este ofrecimiento único no es más ni menos que el objeto del fantasma. Y aquí me remito a otra cita de J.Lacan que voy a leer textual del Seminario de la Transferencia, clase del 25/1/61: "En el corazón de la acción del amor, se introduce el objeto de codicia única. (objeto a, objeto del fantasma) Se trata de un objeto del que precisamente se quiere apartar la competencia, un objeto que repugna incluso que se lo muestre".
O sea que por más que demos lo que no tenemos para apartarnos de la riqueza igual muy en el fondo siempre la volvemos a encontrar como cupiditas, como codicia, como sed de riqueza.
Como conclusión puedo entonces afirmar que dar lo que no se tiene introduce un enigma, pero no se desentiende de la codicia. Y si ese objeto que repugna es el objeto a y la dirección de la cura implica su caída, el amor ya no podrá ser tampoco dar lo que no se tiene.
Por algo J.Lacan no utiliza más esta frase después de cierto tiempo de su enseñanza. Porque el amor tampoco sería dar lo que no se tiene. En efecto a partir de Encore, Seminario 20, el amor y su palabra entre otros hechos, conducen al desarrollo del Goce del Otro. El Goce del Otro que está simbolizado por el cuerpo, no es signo de amor.
El desarrollo del concepto Goce del Otro implica al amor como signo. Vale decir que llegado el tiempo de asimilación del Otro cuerpo en el propio, suposición absoluta y por completo inexistente pero en función, llegado ese tiempo el amor se reduce a un signo. El signo significa algo para alguien y se encuentra en lo más primordial de lo imaginario. El amor a partir de la idea de Goce del Otro repara una debilidad original, aquella que sentencia al sujeto a no ser significante sino parte de una representación que lo contiene entre dos.
De dar nada pasamos a la codicia del objeto del fantasma que al caer determina un signo. En ese través del fantasma la nada se hace signo capturando lo más arcaico del imaginario y haciendo actual la falla del sujeto respecto del significante.
Es indudable que este Goce del Otro ha tenido una mala prensa. No sé por qué siempre se lo enuncia en su valor negativo cuando uno es tomado como objeto por él. Cuando el Presidente Schreber dice que “sería fantástico ser una mujer en el momento del coito” y después produce un desencadenamiento psicótico, se encuentra precisamente en el sitio en el que por carencia fálica y por lo tanto carencia del goce por él generado, no tiene una barrera para contener la irrupción del goce del partenaire supuesto en el goce que se adjudica como propio.
Pero no siempre el goce fálico se encuentra inexistente en su función. En este mismo lugar más de una vez nos toca escuchar el siguiente síntoma masculino: la impotencia devenida porque ella goza, se calienta y tiene orgasmo. En todo caso el amor conduce a una máxima expresión del Goce del Otro en tanto es posible para el hombre tomar como propio lo supuesto a ella, su privilegiada.
Del lado de ella sucede lo mismo respecto del goce femenino pero en el propio cuerpo, con lo cual es en las mujeres donde el efecto de alteridad se nota mejor en cuanto a la diversidad de zonas erógenas.
Si ahora recuerdo que “el amor permite al goce condescender al deseo”, digo que no se trata sólo de los avatares del falo y del goce por él devenido. El Goce del Otro también implica a un sujeto en la máxima tolerancia del alcance de la metáfora.
Una vez que se alcanza el goce supuesto de Otro sexo, siempre femenino, el amor deviene signo. Se dice signo porque se comprende lo imposible, equivalente a la aceptación de la existencia de significante liberado de los efectos de significado. El amor es un significante liberado de efectos de significado salvo porque es para alguien: existe el Uno. El amor queda del lado del significante con un mínimo de significado dado que es para alguien y un no-saber respecto de la significación verdadera.
Ya no hay vuelta atrás cuando el Goce del Otro cuerpo irrumpe en el propio y se hace paradoja.
Daniel Paola