¿LA ESCRITURA DE UN TRABAJO O EL TRABAJO DE UNA ESCRITURA? María Inés Borrás.

Tiempo de Lectura: 12 min.


…todos los hechos que pueden ocurrirle a un hombre,

desde el instante de su nacimiento hasta su muerte, han

sido prefijados por él. Así, toda negligencia es deliberada

todo casual encuentro una cita, toda humillación una

penitencia, todo fracaso una misteriosa victoria,

toda muerte un suicidio”

Deutches Requiem. Jorge Luis Borges.

INTRODUCCION

Este ha sido para mí un escrito difícil. Por un lado el esfuerzo de no caer en el intento de demostrar, después de todo, un imposible, al menos que tomemos a la lógica como única posibilidad de transmisión. Y por otro lado, lo sucedido sobre el final, o el principio, o el medio: ¿acaso podemos pensar el suicidio como el desenlace previsible a la lógica del caso?

Unas palabras acerca de la cita del cuento de Borges. Fue por azar que lo leí en este tiempo y salteada la primera idea de un cierto determinismo, se puede encontrar allí, creo, que cada cosa es lo que es porque no puede ser otra cosa.

Quizá es un forzamiento, pero me voy a servir de lo que Lacan dijo (creo en el Seminario 10) "tomo lo mío allí donde lo encuentro", y en todo caso sirva para abrir preguntas que puedan posibilitar algo de la transmisión.


R., 41 años, comienza tratamiento en Hospital de Día en Marzo del 2007, luego de un intento fallido de admisión durante ese verano que terminó en una internación.

La derivación había llegado de consultorios externos de este mismo Hospital y el motivo era la sintomatología depresiva que lo tenía aplanado, desesperanzado. No alcanzaron en ese momento las maniobras con la medicación ni la posibilidad de un lugar de “mayor contención” donde estar con otros y hacer actividades (concepción que circula sobre lo que es el Hospital de Día). La idea persistente de tirarse abajo del tren para terminar con tanto sufrimiento dejó al descubierto el riesgo para síque terminó en una internación para resguardarlo.

El padecimiento tenía forma de castigo, castigo por sus malas acciones”.

R. tiene su primer brote en 2004, en momentos que se desempeñaba como encargado de un edificio, trabajo que le había conseguido su suegro luego de haber sido despedido por reducción de personal en una empresa pequeña de telefonía a la cual había pertenecido por varios años. Desde el comienzo se sintió defraudado por haber sido engañado, le habían dicho que iba a ser encargado y en realidad el puesto era de ayudante. Sin embargo él que era un luchador”, un “hombre trabajador”, siempre se esforzó por cumplir de la mejor manera.

Un episodio azaroso lo enfrenta en un ascensor a una propietaria de pechos grandes que le insinúa... Frase interrumpida que da cuenta que del Goce del Otro no hay representación.. Luego le aparecerá la idea de haber sido espiado a través de una cámara instalada por una empresa de cable mientras se masturbaba mirando televisión. No sabe cómo pero de pronto aparecieron en la pantalla, niñas de 12 o13 años: Soy inocente, soy un hombre bueno, mi único error es haberme masturbado, soy un hombre casado, jamás le habría hecho daño a una criatura. Al haber sido espiado le sigue el ser difamado por todo el consorcio.

Es en este tiempo que tiene su primer intento y la primera internación, de la cual sale sin ganas de nada”. No puede reanudar su trabajo con eficiencia por lo cual luego de algunos meses se le solicita la renuncia. Hay una mediación y una indemnización. Esto será para él la causa del ensañamiento de los consorcistas, quienes se encargarán de propagar sus intimidades como venganza por haber tenido que pagarle: me quitaron todo, hasta la dignidad, si tuviera el dinero lo devolvería para que me dejen tranquilo". La difamación es infinita, llega hasta internet: “apareció en la pantalla una foto mía en una página pornográfica, era diminuta pero sé que era yo”; ¿hasta dónde quieren llegar?. Pregunta que no era dirigida a Otro, llevaba en sí misma la respuesta: “si quieren que me mate, me mato y listo”.

Sin embargo la idea de matarse era vergonzante para R. Las marcas en sus muñecas, secuelas de aquel intento eran un motivo mas para ser discriminado: quien me va a tomar en un trabajo, que van a pensar de mí cuando vean esto”.

Todas las intervenciones dirigidas a relativizar el Goce del Otro en el delirio chocaban con la consistencia del mismo, que lejos de estabilizarlo lo dejaban a merced de aquel que caprichosamente podía decidir hacerle pagar la deuda hasta con su propia vida si fuese necesario.

DE LA CARENCIA DE PADRE A LA PASION POR UNA MUJER.

EL PROBLEMA DE SER SOLO DOS.

R. conoció a M. cuando trabajaba en la empresa de telefonía, trabajo del cual dirá que él “era parte del engranaje” .Trabajo que sostuvo a R. dándole un sí, en tanto lo nombra, lo nombra como digno.

Desde la muerte de su madre (1994) se había hecho cargo del cuidado de su padre quien padecía artritis reumatoidea con un gran deterioro motriz. Su vida era “del trabajo a casa y de casa al trabajo”.

M. era personal de limpieza y según él una chica que había sufrido mucho a causa del alcoholismo y los golpes de su novio de entonces. R.se propone rescatarla y se encuentra con la oposición de su padre quien la rechaza por ser trabajadora doméstica.

Nunca termina de entender la postura de su padre ya que la madre de R. también había sido empleada doméstica en épocas en que ya su padre no podía sostener económicamente el hogar. A pesar de esto R. se casa (1998), recuerda una frase de su madre: “cuando te cases tirá siempre para el lado de tu señora que nosotros vamos a estar bien”. No alcanzará, “...a ese nombre del padre se sustituye una función que no es otra cosa que la del nombrar para ser nombrados para algo, lo que demuestra es un orden que se ve perfectamente, sustituir al Nombre del Padre. Salvo para la madre que generalmente se basta por sí sola para designar un proyecto, para indicar un camino.

...en tanto el Nombre del Padre está forcluido, este nombrar para ¿No es el signo de una degeneración catastrófica? (1).

Al comienzo la relación funcionaba muy bien, según R. era pura pasión. Estaba orgulloso de satisfacer a su mujer, tanto en lo sexual como en lo económico, “no le hacía faltar nada”.

Vivieron con el padre hasta que el hostigamiento de éste hacia M. hizo imposible la convivencia. R. abandona la casa paterna junto a su mujer. Tiempo después su hermano le avisará de la muerte del padre (2001) a quien no puede despedir ya que la noticia la recibe días después de su entierro.

M. deja de ser confiable, R. le supone el no haberle querido dar hijos, el no posibilitarle ser padre: “nunca nos cuidamos y ella no quedó embarazada”, piensa que M. sí se cuidaba y se lo ocultaba. Para la misma época R. confiesa que en la pareja hay escenas de violencia:”

"M. me pega, me insulta, me denigra; yo me tengo que contener, no me puedo defender porque si la golpeo con mi fuerza la mato.

Una escena en la casa de los suegros hace que R. tenga otro motivo para sentirse “culpable”: le pega a su mujer, acorralado por sus inquisiciones y por un momento cree haberla matado. El dos es el amor a la propia imagen, la continuidad es propia del desanudamiento o mejor, del no anudamiento.

M. acude al equipo tratante y plantea no dar más, no soportar más el estado depresivo de R. y su permanente desconfianza de los otros. A ella le dice que así no quiere seguir viviendo.

En un primer momento pensamos en evitar la internación con el armado de una red familiar y a la espera de que esto cediera. Pero R. nos cuenta que la noche anterior se despertó y al lado suyo había una mujer que no era su mujer, era el diablo. Ahí ya no funcionaría la culpa, al diablo metido en su cama hubiese sido posible matarlo. Se decide su internación para “protegerlo”de lo que le pasa, acepta sin reparos.

DEL HOSPITAL DE DÍA HACIA TALLERES PROTEGIDOS.

Nombramos al Hospital de Día como un dispositivo.

Recurro al diccionario:

dispositivo.

1. adj. Que dispone.

2. m. Mecanismo o artificio dispuesto para producir una acción prevista

El tratamiento institucional funcionó aportando imaginario y simbólico, se constituyó en un lugar diferente, dónde a veces podía descansar de lo que le sucedía en la calle o en su casa. Circular por los diferentes espacios haciendo actividades con y entre otros confiables. El delirio, intacto. Solo períodos de mayor o menor compromiso afectivo.

En algún momento la idea de perder a M. lo enloquece: "ya no me quedaría nada". Surge una inesperada paradoja: o se mata o se hace cura.

Escucho ahí la posibilidad de un nombrarse para-padre. No lo aliento pero le propongo tener charlas con "el padre del hospital"(capellán empleado de la institución). Paralelamente surge en interconsultas con el equipo la idea de que comience Talleres Protegidos. Su queja permanente acerca de no ser digno por no tener trabajo pero al mismo tiempo el "no estoy preparado para trabajar" nos hace pensar en esta posibilidad como algo intermedio. Al proponérselo, R.me sorprende, va más allá"podría aprender y también enseñar lo que sé, cuando termine puedo quedarme como coordinador".

Algo nuevo se produce. Si bien el delirio sigue intacto, tanto Hospital de Día como Talleres quedan por fuera del alcance de la difamación, en estos lugares la gente lo respeta, lo reconoce como un "buen hombre".

R. fue admitido en Talleres Protegidos y había tomado su lugar. Asistía de lunes a viernes de 7 a 11 de la mañana para luego continuar con su tratamiento y las actividades en H.de D. Venía con su ropa de trabajo para lavarla y plancharla para el día siguiente. "Estoy devolviendo con trabajo al Estado, la asistencia que me brinda". Se refiere tanto al tratamiento en Hospital Público como a una pensión asistencial que se le había tramitado desde el Servicio Social. Se siente digno.

EL SUICIDIO.

No me es posible introducirlo de otra manera. Algo que, volviendo a la pregunta de la introducción ,queda por fuera, al menos en el momento que se realiza.

Supuestamente la red institucional había funcionado.Derivación a Consultorios Externos de otro Hospital con un equipo solicitado por él mismo. "Quiero atenderme con el Dr. T. o algún subordinado que él elija". Fue admitido. A la semana se despide de mí y su psiquiatra, agradeciendo "infinitamente" por nuestra atención.

Falta a la segunda entrevista de su nuevo tratamiento. Días después se presenta disculpándose por su ausencia y pidiendo por el Dr. T. y la Dra que había realizado la admisión. Ese día no estaban. Deja un número telefónico para que se comuniquen para darle un nuevo turno. A las 4 horas lo llaman y atiende su mujer : "R. se acaba de tirar" ..."tirarse por la ventana".

MOMENTO DE CONCLUIR

En el desarrollo de este escrito no señalé las intervenciones que fueron posibilitando el trabajo de la psicosis, porque creo que no las hubieron, por lo menos aquellas que pueden ser transmitidas con palabras.

Creo entonces que mi intervención tuvo que ver con hacer ese lugar para R. donde depositar esos efectos catastróficos del desanudamiento y soportar en la transferencia que eso quede del lado del analista.

"El analista es el fuego fatuo...la única ventaja que encuentro en ese fuego fatuo es que no hace fiat lux.

El fuego fatuo no ilumina nada,sale incluso ordinariamente de cierta pestilencia. Esa es su fuerza".(2)

Valga este escrito como trabajo que permite y permita al analista seguir en la práctica de hacer y deshacer nudos.(3)

María Inés Borrás. Septiembre 2009.

Notas:

(2) Lacan, Jaques. Seminario 21.

(3) Di Vita, Mirta., El dicho-de-otro-modo-del inconciente. Lazos 1