CONCEPTOS Y CLINICA FREUDIANA. Estela Eistemberg.

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En el intento de cernir la dimensión del tiempo, se me presentaron una serie de "oposiciones", para llamarlas de alguna manera, probablemente artificiosas pero que me permitían algún orden de investigación.

Las ordené de la siguiente manera y trataré de mencionar algo respecto a cada una de ellas:

1- Análisis interminable _____________________Idea de infinitud

2- Apariencia de ser "d'eux"_________________Semblante

3- Cadena_________________________________Vecindad

4- Intervalo. être-dos________________________Corte Separación

5- Temporalidad del fantasma_________________Temporalidad del acto

Al encolumnar supongo que hay alguna correlación ente los conceptos a cada lado.

Podría decirse de entrada cuales son los requerimientos para que un análisis devenga interminable.

Interminable no quiere decir que no se termine, o que no se llegue a un final. Sabemos que siempre será finito. Más bien indica cuál es el fin a la que esta cura llega, y cuáles son sus operadores.

La oposición que situé me permite servirme de la lógica de la sexuación, ya que nos avala introducir cuál es la categoría de infinito que puede diferenciarse de interminable.

En varias oportunidades Lacán menciona la cuestión del infinito, pero no siempre alude a la misma infinitud.

Vamos a presuponer que lo interminable por paradójico que sea tiene un límite que es interno a su estructura, o sea un límite interno al dispositivo que está sosteniendo esa cura.

Como nos estamos guiando por las fórmulas de la sexuación, puedo decir que ese límite es el padre como excepción que funda un conjunto que es un para todos, no sin excepción, que nombra, cierra el conjunto pero esta dimensión del padre deja en el horizonte la existencia de un goce que se alcanzaría en la infinitud como promesa, en tiempo futuro, para los que están del lado de lo posible. Infinitud que establece que el todo goce es mayor que la parte, lo cual contradice la hipótesis que indica que lo parcial no es parcial de ninguna totalidad.

Esta idea es de un infinito potencial que es una variable que puede hacerse cada vez más grande en la sucesión de n+1, de los números naturales, sucesión de temporalidad lineal, de elementos discretos (1, 2, 3 infinitos).

Ahí donde el goce todo falta, está excluido, el existe-un, la excepción como -1 es sutura de esa exclusión, la cuestión del padre es así, corte y sutura. Ahí donde el padre sostiene la estructura del deseo con la ley, está también la herencia del padre, como Kierkegard lo designa: su pecado.

Del lado hombre entonces, el infinito recae sobre el goce, relativo en este lado a la excepción.

Desde esta perspectiva, en el campo de la neurosis de transferencia ésta aparece como amor que se dirige al saber, pero es amor a la verdad, aunque se "crea" en su medio decir. Puede hacerse consistir que el inconsciente sea que el ser hablando goce y no quiera saber nada de eso.

Aún en el tropiezo, falla o fisura que caracteriza la temporalidad discontinua del inconsciente, ese hallazgo dispuesto a escabullirse siempre de nuevo, puede hacer suponer en el fondo el telón de la totalidad, cuando el telón de fondo es la ausencia que la ruptura o la grieta hace surgir, al igual que el grito hace al silencio.

Del lado masculino, (esto está en relación al seminario 11, en el 21 lo dice más o menos similar), el saber gira en redondo, es corte que da comienzo a un cierre. En él hay Uno al comienzo como rasgo que se resta además sin contarse, y de girar en redondo se clausura.

Pero siendo el telón de fondo, la ausencia, hay otra línea que Lacán toma del infinito del lado del Otro, que se funda justamente en la inexistencia, lado del compañero que falta, que permite al mismo tiempo la existencia del Uno, ya que el Uno se funda cuando el compañero falta. Esta cuestión de que hay una correspondencia biunívoca, el Uno se funda cuando el compañero falta, si uno quiere establecer una correspondencia término a término, el Uno va a estar en relación a no poder situar nada de este lado.

De tal manera que podemos decir que hay Uno pero no dos, el compañero falta, y no se puede hacer del Otro un Uno. Esto lleva a la idea que Lacán tiene que hay tres pero no dos, incluso de que el Uno es triple, toma el Uno trinitario.

De este lado, lado de no existe Uno, ¿cómo piensa Lacán el infinito?.

Acá introduce la posibilidad de operar con un conjunto que excluye su propio límite, conjunto abierto, y toma otra formalización del infinito, el cantoriano.

Cantor considera los conjuntos infinitos como un solo ente, (antes hablábamos de un infinito potencial, donde siempre es posible n+1, y no está tomado como un solo ente), no se trata de considerar un número de elementos que va creciendo, sino que hay que concebir simultáneamente todos los elementos del conjunto. Esta infinitud no está en potencia sino en acto, es el infinito actual.

Aquí no se verifica que el todo sea menor que la parte, por eso puse el ejemplo que clásicamente se da, de que si uno toma todo el conjunto de los números naturales y hace una correspondencia con los números pares, los números pares en apariencia son un subconjunto de los números pares, pero podría ser tan infinito como el de los números naturales; de manera tal que uno puede tomar el conjunto de los números en su simultaneidad, y a esto ponerle un nombre, nominarlo, que es lo que Cantor hace. Le pone un nombre que es un cardinal y e establece conjuntos que pueden tomarse simultáneamente sin que su infinito se cierre. Y permite según Cantor la posibilidad de operar con conjuntos infinitos distintos, de distinta potencia,(estos tienen la misma potencia pero parece que con los números reales no se puede establecer la correspondencia biunívoca), de manera tal que son infinitos de distinta potencia, entonces al jerarquizar los infinitos permite operar, pero su cuenta da un resultado finito, pero no cierra el conjunto, por eso le sirve a Lacán tomarlo. Conjuntos abiertos que excluyen su propio límite, pero que pueden contarse una por una, mille e tre.

Al elegir tomar el conjunto abierto, postula con el no-todo una existencia indeterminada, que me parece que está del lado de lo indecidible, de manera que el poder contar una por una, esto es nombrarlas a una por una, permite pensar a la nominación como el modo de sutura de este lado. Del lado del Uno se nombra el para todo, del lado del Otro el uno por uno.

Con esta idea de que no es posible hacer del Otro un Uno, de manera tal que pueda contarse dos, tomo la siguiente oposición en la que es a partir del discurso analítico y por estar el analista en el lugar del semblante de objeto que cada intervención implica la desuposición de la proporción, ya que lopropio de este objeto es fallar, el Uno y el Otro no hacen ahí cadena, se quiebra la apariencia de ser d'eux, o sea dos y de ellos, hay ruptura entre S1 y S2, que se mantienen en el envés de este discurso, del discurso amo que es el discurso del deseo. A tal punto que el S1 de la producción de este discurso Lacán lo llama el Uno solito, no único sino solo.

Con esto paso a la 3º oposición en la que podemos situar que se debilita la idea de cadena significante, que implica una temporalidad lineal y de sucesión, repetición de n+1, diacronía sostenida en un rasgo que se excluye en la fundación de la serie, cadena cuyos aparentes eslabones sugieren la idea de conexión entre un significante y otro, entre simbólico e imaginario y se pasa a acentuar la noción de separación, ya no la de conexión entre significante y significante, sino la de separación, y de un conjunto sincrónico, que ya no es la red del seminario 11, cuya relación no es la cadena sino el concepto de vecindad, proximidad, con la topología del entorno.

Lacán va a decir que el saber inconsciente se sostiene de la proximidad, no del orden; parece haber ahí una cuestión de lo triple, y no se funda en nada que una sus elementos, el toma la cuestión de que el Padre une y se funda en la noción de abierto.

De forma tal que pasando a la siguiente oposición, 4º, podemos decir que el intervalo puede llevar a la angustia si vale como creencia en el "être-dos", no en el entre dos sino en el ser dos, o sea la creencia en la existencia del Otro y certeza de ser en la consistencia fantasmática, que se asegura con el sujeto supuesto saber. Podemos decir que el intervalo lleva a la angustia y vale como “etre-dos.”

Cuando Lacán escribe el supuesto saber leer de otro modo, lire-autrement, produce un giro porque condensa ahí algo de la escritura, la cuestión de la letra, el significante queda entre imaginario y simbólico y la letra como haciendo límite a la sucesión, "litoral entre saber y goce", como borde del agujero en el saber; y además es un decir que dice: “el Otro miente”, implicando la introducción del S(A).

Cuando Lacán equivoca al inconciente como L'un-bevue indica que se puede decir algo y al mismo tiempo lo contrario, ya que cuando se sitúa algo de lo que hace las veces de real en la estructura lo verdadero está a la deriva, y la verdad apunta al no-todo, carece de límite, y eso hace al saber inconsciente un conjunto abierto.

Lacán es en esto categórico, lo que no marcha es justamente el discurso que procede del decir verdadero y lo distingue de lo que llama la Ciencia de lo Real, que solo avanza por lo escrito. Es decir, de un lado el límite es el padre, del otro lado el límite (distinto porque no es cierre) es la letra. Estamos bordeando el campo de la inconsistencia del Otro.

Opuse casi como un forzamiento al intervalo significante la idea de corte y separación porque me interesa pensar a la intervención analítica como un tiempo que marca al sujeto como corte en acto y la separación como sustracción de goce.

Si es como semblante de a, producto del decir del analizante que se presentifica la cuota de goce que retiene al sujeto, es para operar a su sustracción. El discurso analítico es el único que constituye el acto, ya que solo él permite la emergencia de lo nuevo por la producción de un S1. De los discursos que Lacán recorta es el único que conduce al acto, el discurso del amo está en relación al deseo, el discurso histérico en relación a la ciencia, el discurso analítico es el único que sitúa algo del acto.

Paso con esto a la última oposición en la que quisiera comparar la temporalidad del fantasma a lo que mencionaba anteriormente respecto del acto.

La repetición en la transferencia no hace existir al pasado de lo que se repite, sino a partir de su actualización en ella. Si el apres-coup puede pensarse como el modo de otorgar un sujeto, que vale como ausente en un momento lógicamente anterior, y a partir de ahí se historiza, se temporacía como dice Heidegger, el goce que resta, lo invariante, podría ser el modo en que se presentifica lo real de ese tiempo sin historia.

El objeto que anuda ser y goce, no es atemporal, sino a-histórico. El tiempo se subjetiva del pasado al porvenir, proveyendo un sentido siempre anticipado. Lacán toma la escena del mundo para graficarlo, ya que en la representación teatral el porvenir está determinado desde el inicio. Heidegger habla del tiempo intramundano, el advenir siendo sido. El tiempo del mundo es entonces sentido anticipado. El tiempo de la fijeza de la escena fantasmática, sostén y reverso de la escena del mundo, es un tiempo suspendido, de duración inalterable, que ejemplifica bien el fantasma sadiano con la imperturbabilidad de sus víctimas.

La escena del mundo, el presente, no es más que representación, hasta que un instante no anticipable lo perfora, diferenciando presente de presencia. Pone fin a la representación, a la escena del mundo. El fuera del mundo, el instante del cambio de telón, es una certeza no anticipable (no digo no anticipada porque eso presume que puede ser anticipada en otro momento y es siempre no anticipable). La escena del mundo es un sentido anticipado, lo que perfora esa escena es un instante de certeza no anticipable. Tomo lo de certeza porque Lacán sitúa ahí algo del ser.

En cambio al acto Lacán la llama es una certidumbre anticipada, aunque no calculada, como adjetiva Lacán a la neutralidad analítica, no es lo mismo anticipada que calculada.

En el instante de su ejecución, estoy hablando del acto, es la manifestación del deser.

Es al objeto que Lacán enlaza los tiempos lógicos, del instante de ver, el momento de comprender y el tiempo de concluir, ya que el acto al que conllevan se efectúa en una radical desubjetivación. Hay algo que yo no entendí, que está en el seminario 20, en donde Lacán sitúa al a como la función de la prisa en los tiempos lógicos.

Entonces el acto, corte que implica un cambio de superficie, el sujeto ya no será a partir de eso más de lo mismo, única sanción del acto como tal. Si está el objeto en juego, es vaciado el ser que el goce hace consistir en el fantasma.

Por el otro lado, y con esto termino, tomemos por ejemplo el instante en el que aparece perforado el sostén fantasmático, por lo que puede ser su reverso, por ejemplo un dejá vu, ¿cuándo fue ya vivido?, el sujeto no lo sabe, sin embargo eso está ahí, imposible de recordar, imposible de desmentir. La temporalidad aquí es la del objeto que permanece indecible, se entra en el embudo temporal y un rasgo de mutismo aterrado puede acompañarlo como respuesta a ese encuentro extraño no anticipable.

Explorar el campo de la extrañeza en un análisis es justamente, esto está en el seminario 12, dirigirse a lo que se ha enclavado ahí, entre "las dos esferas de la significación", pero no para volver a hacerla circular, sino para vaciarla. Acá Lacán se refiere a la cuestión de la botella de Klein, en donde algo circula en su interior como el corte es sutura, porque lo que sería un cuello de botella se introduce en un corte y se penetra a sí misma, entonces si uno mete un líquido ahí da la impresión de que eso no sale.

Podemos pasear de calle en calle, calles con nombres propios, pero un día ocurre, como nos advierte Lacán, que franqueamos, cruzamos, invisible a nosotros mismos, no sabemos qué línea (probablemente la del marco del fantasma) y caemos en un lugar donde nunca habíamos estado y sin embargo lo reconocemos como siendo aquel, ese lugar donde habríamos estado. ¿Cuándo?, no sabemos, eso no responde, estaba allí, en nuestra memoria como un "islote aparte", en la calle de nombres propios, algo sin nombre aparece de nuestro lado.

Lo que no tiene nombre tampoco tiene la temporalidad que permite la historización. Entonces, fuera del tiempo de la memoria, imposible recordar, no como límite al recuerdo, sino como presencia en la que se trata del tiempo del objeto.

Se pasa así al otro lado del doblez de esa superficie, lugar inhabitable e inhabitual, lugar del umheimlich.Por eso nos indica Lacán que el análisis nos ha enseñado cierto camino de acceso al entredos y se puede pasar a saber donde está el punto de sutura entre la piel externa del interior y la piel interna del exterior.

Entonces queda ver como situar la temporalidad más allá del padre y teniendo como borde a la letra, que quizás sea la temporalidad propia del acto o relámpago del pase, como Lacán lo toma en relación a esta fugacidad.

Juan Carlos Cosentino: Una precisión, vos la letra en el anterior movimiento la ubicabas desde...

Estela Eistemberg: ¿Para diferenciarla de la cadena significante?

Juan Carlos Cosentino: Si, si.

Estela Eistemberg: A ver, entre imaginario y simbólico tomo el significante en relación a la cadena, me parece que la letra depende de cual sea el goce en juego, podría ubicarse entre imaginario y real, entre simbólico y real; porque Lacán llama letra a diversas letras, entonces me parece que depende de cual sea el goce que está en juego ahí. Digo el S 1 es letra, el a es letra, el significante de la falta en el Otro es letra; me parece que ahí es necesario recurrir a la cuestión de los nudos, ¿no?, por eso la cuestión de lo triple, o sea poder pasar de pensar la cuestión de la cadena a la cuestión de la triplicidad permite anudar cierta cuestión, anudar a los nudos, digamos.

Estela Eistemberg: Esta cuestión yo no la he trabajado, aparece esta palabra ahí de que tetiza, estuve torturada buscando el término este en el seminario 20, dice que la función del a tetiza la prisa de los tiempos lógicos..

Juan Carlos Cosentino: En el seminario 10 dice, no es lo mismo, pero dice aiza, referido al a, juega con la transferencia y dice que hay que aizar.

Estela Eistemberg: Pero bueno, yo jugué con la cuestión de la certeza anticipada porque la anticipación es un término en relación a la cuestión de los tiempos que toma la filosofía, que Lacán también toma, entonces me permitía a partir de la cuestión de la certidumbre anticipada del acto situar los otros modos en donde esto que perfora la escena del mundo no es un anticipable, no solo que no es anticipado sino que no lo será nunca.

Estela Eistemberg: A ahí se podría oponer el “yo miento” donde supone el telón de fondo de la verdad del “otro miente." Cuando Lacán habla de la cuestión del acto dice que el acto es un decir, pero lo separa del decir verdadero, en donde me parece que sitúa la dimensión del acto como significante que se sostiene en un decir que no apunta a lo verdadero sino a esta dimensión de la verdad como conjunto abierto. Me parece que está del lado del decir. ¿Vos a qué te referías?.

Jimmy Kuffer: Me pareció que había cierta diferencia entre la suposición pasado de la suposición del presente y en el punto de la temporalidad del acto habría como una...

Estela Eistemberg: Yo diría que la temporalidad del acto tiene este lugar de instante, por eso me parece que hay que diferenciar el instante de perforación fantasmática que lleva a la angustia, por eso tomaba la delunheimlich, de la temporalidad del acto que no tiene por qué llevar a la dimensión de la angustia pero que bien puede estar del lado del instante o de lo a-histórico como yo tomaba, ¿no?. Fue una forma de situar que hay una temporalidad en juego que no es la temporalidad imaginaria.

Estela Eistemberg: No, cuando él habla de la pulsación del inconsciente yo puse que es instante que abre y es corte, pero el apress-coup en la transferencia aparece como un modo de reactualizar algo de esto, de la historización. Pero me parece que si vos seguís ahí por la vía de la historización vas a ir al límite del Padre. Yo lo tomaba en relación a esto.

Juan Carlos Cosentino: Es el corte del seminario 11 ¿no?, si bien está ahí la cuestión de la apertura, cierre, se reintroduce esta historización, que es una historización un poco como la que hacía Freud digamos, no es la memoria del diccionario.

Estela Eistemberg: Yo lo situaba como una intervención que apunta al corte del sujeto y a la sustracción de goce. Me parece que es una intervención que tiene estas dos, no sé si llamarla dos, pero esta doble vía digamos. Me parece que apunta al corte del sujeto que es corte en acto, a la división, y por otro lado opera una sustracción de goce.

Estela Eistemberg: Bueno, me parece que ahí habría que hacer un trabajo más, pero creo que cuando Lacán habla de cambio de superficie me parece que ahí introduce tanto a la inscripción como la sustracción. Habría que diferenciar el instante del acto del instante del fantasma.

Juan Carlos Cosentino: Clínicamente lo que se podría pensar es que muchas veces no alcanza, por decirlo de alguna manera, el rechazo o la pérdida de goce en un punto que se acerque a esto que decía Estela, en el sentido de que puede volver a retornar esta situación aunque estemos en los bordes de lo fantasmático de la neurosis de transferencia. Entonces ahí sería más pensable clínicamente esto que vos decías, o sea que haría falta pensar alguna otra manera de que esté afectado este sujeto.

Estela Eistemberg: Yo lo marqué como dos caras de la intervención, no del mismo lado, o sea no me parece que sea lo mismo pero me parece que la intervención apunta a ambos.

Juan Carlos Cosentino: Lo que dice por ahí en alguno de estos seminarios que vos trabajaste, en el 21, que a veces en la temporalidad del objeto se hace posible que caiga el escándalo de la voz, que es más fantasmática. Pero al mismo tiempo me parece que queda ahí dando vueltas una cierta cuestión de esta escisión del sujeto porque puede volver a aparecer, por decirlo de alguna manera, el ruido del escándalo de la voz. Yo creo que orienta bastante este asunto que Lacán insistía mucho de que se la pasaba toda la vida pasando. Una cosa que me pareció interesante ¿cómo planteabas el tiempo del dejá vu?.

Estela Eistemberg: Como el instante de certeza no anticipable, mientras que el marco fantasmático provee un sentido anticipado.

Juan Carlos Cosentino: Pero después dijiste otra cosa más del tiempo del dejá vu, dijiste como vivido imposible de recordar ¿cómo era?.

Estela Eistemberg: Así, cuando fue ya vivido el sujeto no lo sabe, sin embargo está ahí, imposible de recordar, imposible de desmentir, por la certeza. Digamos, eso que no entra dentro del recuerdo y que sin embargo vos lo tomás como que ya pasaste por ahí. Es una memoria que no es la memoria de la cual el sujeto se pueda apropiar, es una memoria que funciona como cosa extraña, inlocalizable, fuera de lugar...

Juan Carlos Cosentino:¿Cómo se hace?, porque es interesante esta definición que vos dabas, muchas veces aparece alguien relatando algo que pasa en un sueño que puede tener el estatuto del dejá vu, de esto extraño y que respondería a la misma definición que vos dabas, imposible de recordar ya al mismo tiempo imposible de desmentir. ¿Cómo se hace en la clínica, qué se puede hacer con esto?.

Estela Eistemberg: No sé, me parece que habría que tomar ahí, porque a ver, no siempre dan la misma respuesta, esto lo digo absolutamente clínico, no lo sé contextualizar, pero no me parece que siempre dejen la misma posición subjetiva, no me parece que sean idénticos todos. Me parece que puede pasar algo que no produzca ninguna conmoción, que no tenga ese efecto, si bien la estructura que está en juego es la misma, hay algo ahí que lo distingue, yo no sé bien que es. Me parece que depende cual sea la respuesta subjetiva en este encuentro con lo extraño. En algún momento hace muchos años había distinguido el sueño “Padre, ¿no ves que ardo?” del sueño , para mí el despertar que está en juego no es el mismo del lado de la respuesta subjetiva en un sueño que en el otro. Son dos despertares, no hay despertador, pero uno apuntaba a cierta línea de la división subjetiva y el otro apuntaba más a la línea de la presencia erógena. Del dejá vu diría lo mismo, me parece que depende de cual sea la respuesta subjetiva ahí.

Jimmy Kuffer: No habría que pensar que responden a posiciones distintas del analista?

Estela Eistemberg: Yo creo que podría ser, habría que pensarlo.

Jimmy Kuffer: Se pueden pensar como respuestas a la transferencia, tal vez no sean distintos modos de subjetivación posible sino que responden a posiciones distintas del analista.

Estela Eistemberg: Lo que yo tomaba era que me parece que la dimensión de la angustia como nosotros la pensamos es por estar el sujeto del lado de allá, del otro lado, desde las formas de la sexuación, del lado de la totalidad, del lado de lo unificante, que esto vale como angustiante, desde la lógica edípica.

Juan Carlos Cosentino: Está bien, pero habría que decir esto que dice Lacán, no podemos no pasar por allí. Ahora, está bien esto que decía Jimmy de la transferencia y está bien lo que vos decías también.

Jimmy Kuffer: Porque muchas veces se ve en las presentaciones clínicas de personas que caen a una primera entrevista cuentan una especie de desorden espacio-temporal y están dirigiéndose al Otro. Si uno toma lo que dice Lacán en el seminario 11, posicionados desde el ideal le hablan a un sujeto supuesto saber, supongo que no es el mismo orden de respuesta (...).

Juan Carlos Cosentino: Yo me acordaba de dos situaciones cercanas, en un caso quedaba como resto de cierto fenómeno extraño en un sueño una voz conocida y extraña. Había otra situación en la cual, más al estilo de lo que planteaba Jimmy, también aparecía un fenómeno extraño. De todas maneras me parece que hay un pasaje donde vos lo podés recuperar asociativamente independientemente del destino que en el momento del análisis, de la transferencia, si está en juego el sujeto supuesto saber o el acto, esto pueda tener. Me parece que esto es lo que hace posible esto que Lacán dice de cierto decir en relación al acto. No es un decir en la línea de volver a armar una cadena. Y faltaría como queda afectado este sujeto, si el sujeto queda afectado por tener que sostener el sujeto supuesto saber estamos en un momento muy inicial.

Estela Eisteimberg. Conceptos y Clínica Freudiana