AVATARES DE LA TRANSFERENCIA. Liliana Paula Cohen

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La idea es desplegar algunos subrayados en torno a la temática de la transferencia en el análisis con niños.

Comencemos por una primer pregunta: ¿Qué es un análisis?

En "Variantes de la cura tipo" podemos leer: "Un psicoanálisis es el tratamiento que se espera de un analista".

Esta manera de situar la cuestión, ¿pone en primer plano la cuestión del deseo del analista, instrumento con el que se produce la operatoria que es pertinente al acto analítico?

Ahora bien, ¿se trata de operar desde una técnica, o más bien el acto concierne a una práctica, una praxis?

Técnica se trata de un conjunto sistemático de reglas pre-establecidas a ser aplicadas con carácter generalizado.

Praxis es el término más amplio para designar una acción concertada por el hombre para tratar lo real mediante lo simbólico.

En el campo descubierto por Freud la experiencia no hace prueba, pues la singularidad de cada cura impide su generalización. El concepto de experiencia queda clivado así de la noción de experimento, puesto que la lógica del experimento hace al establecimiento de validaciones unificantes y por esta vía hace prueba la estadística.

Avancemos ahora un paso más.

En el seminario del Acto podemos leer: "El acto analítico atañe muy directamente a no hacer de él profesión. Si esto es así, resulta una posición de la que es natural que uno se sienta asegurado por lo que sabe".

¿Se trata entonces de poner el acento en lo que tiene de específico el sabor de una experiencia?

Por esta vía abrimos a la dimensión de aquello que la práctica analítica con niños tiene en tanto variante de la cura tipo, los sesgos específicos de su desarrollo.

Resulta interesante discriminar lo específico, de la noción médica de especialidad, que con su postulado de saber completo propone legítima la anticipación.

El discurso analítico sostiene que el saber del que se trata se irá produciendo, articulando en el decir en transferencia.

Ahora bien, el acto analítico hace a soportar la transferencia.

¿Qué podemos decir entonces de la posición del analista en la transferencia?

Aclaremos, en primer lugar, que no se trata del ser del analista. ¿Cómo operar con el propio ser?

El analista efectúa cuatro pagos, nos dice Lacan.

Paga con su persona, pago imaginario, porque se encuentra desposeído de su cuerpo.

Paga con sus palabras, pues éstas se convierten en interpretaciones, concierne a la vía de lo simbólico.

Efectúa un pago, que es de lo real, en tanto concierne a un juicio sobre su acción, una parte de su acto permanecerá velado para él.

Y también paga con su nombre que deviene en la transferencia un significante cualquiera.

La transferencia se trata de un concepto fundamental del psicoanálisis. Funda problemáticamente y a la vez fundamenta la práctica analítica.

La transferencia es una neurosis artificial, es el artificio de estructura que apunta a una duplicación de la neurosis, el psicoanálisis re-produce la producción de la neurosis en transferencia.

Ahora bien, en 1910 en "Perspectivas futuras de terapia analítica" Freud escribe: "Nos hemos visto llevados a prestar atención a la contratransferencia que se instala en el médico por el influjo que el paciente ejerce sobre su sentir inconsciente, y no estamos lejos de exigirle que la discierna dentro de sí y la domine. Y agrega: Todo analista llega sólo hasta donde se lo permiten sus propios complejos y resistencias interiores".

Lacan en 1965 hablando de la contratransferencia hace referencia al hecho que en la medida en que el analista no está en el punto en cuanto al deseo del analista, la neurosis de transferencia es una neurosis del analista, con lo cual el análisis se hace interminable.

Entonces, el deseo del analista hace obstáculo a que la reproducción sea vana y el tiempo del análisis infinito.

Tomemos ahora la cuestión de la transferencia en la práctica con niños.

Según sea el modo en que un analista conceptualice qué es un niño y según sitúe el concepto de transferencia, devendrá de allí una determinada dirección de la cura.

Es así que ciertos desarrollos postfreudianos proponían el psicoanálisis con niños como recurso educativo con carácter preventivo y prolongación de la escena familiar.

Con Freud y Lacan podemos decir que los tiempos de la infancia son los tiempos del pasaje de la necesidad al deseo, tiempos de producción de recursos en dirección a la constitución de la falta. Tiempos de pasaje producto de la estructura operando.

¿Se trata entonces de ofrecer al analizante niño un espacio en el que se pueda encontrar con algo del orden de la falta y no de la consistencia de ser para que sea posible el avance hacia el desarrollo de la neurosis?

En este sentido, la transferencia no es re-producción de la neurosis, como en el análisis con un adulto, sino producción de la misma.

¿Esto se hace posible por qué vías? ¿Por la vía de la palabra, el juego y el dibujo?

El niño también dice ‘necedades’, no sin el apoyo de los pequeños objetos en lo real de la transferencia.

Niño, no es aún un neurótico. En los tiempos instituyentes de la subjetividad se escribe cifradamente una estructura que será leída a posteriori.

¿Niño qué es? ¿Aquel que todavía necesita del Otro real para la suspensión del goce pulsional?

Ahora bien, los padres son ellos quienes consultan por ‘su’ niño. Se presentan en el límite de la trama edípica esto es, donde esta hace límite a su función.

El padre de Hans, por ejemplo, consulta a Freud allí donde para él un hijo se queda con su madre.

Entonces, se tratará de no tomar el discurso de los padres como referente. Más bien estar dispuestos a la escucha de los decires del niño. ¿De la alienación a los decires, al goce y al deseo del Otro, el trabajo hacia la se-partición?

Conviene entonces subrayar que la transferencia en su dimensión imaginaria y simbólica enlaza también a los padres del niño en análisis.

Los padres no están puestos todavía fuera de juego.

El niño está en un momento actual de constitución de la represión fundante.

Para concluir: ¿Qué es un niño para la psicología?. ¿Es un tiempo de inmadurez evolutiva? ¿Se deberá desarrollar desde allí de una manera pautada, a ser observada y medida, proceso que supone un desarrollo progresivo hacia un punto ideal?

¿Qué es un niño para la pedagogía?

¿Propone trabajar con el aprendizaje por la vía de la intervención en lo real que acote el goce y domestique el deseo?

¿Va en dirección a la supresión de las fracturas y los síntomas?

El niño del orden social-jurídico, ¿qué es?

¿Se trata de un ser privado de palabra y de acto puesto que desde la ley jurídica un niño no es responsable de sus actos y su palabra?

El psicoanálisis sostiene la política del síntoma. ¿Se trata de hacerlo hablar puesto que alberga una verdad del sujeto?

¿El niño que se ubique en otra posición frente a la pregunta por la castración y el deseo del Otro?

Liliana Paula Cohen. EFBA