CLINICA DE LA PULSION EN LA NINEZ. Liliana Donzis

Tiempo de Lectura: 10 min.

Miguel de seis años de edad solo habla con su madre, no se relaciona con sus pares, no tiene amigos en el colegio. Cuando algún adulto se le acerca lo insulta. Enurético en el momento de la consulta, padeció convulsiones de origen comicial entre los dos y tres años.

En la díada aparentemente amorosa con su mamá las cosas tampoco andan bien. Se pelean, discuten, es desobediente. Su madre teme que Miguel se convierta en un delincuente, en un joven inadaptado.

Al poco tiempo de iniciar su análisis, en sesión fabrica hilos con masa, largos hilos que ubica en el espacio entre el cuarto donde lo atiendo y la sala de espera donde lo aguarda su mamá. Estos hilos comunicadores, según su expresión, cumplen la función de enredarse con su madre atándose a ella. Tiempo más tarde, estos hilos se transforman en tubos intestinales, tripas que ata y enrolla a los muñecos que están en al consultorio.

En una oportunidad trae a sesión fósforos que ordena uno al lado del otro, entre ellos hay contigüidad y también distancia. Juega con los fósforos como si fueran palotes, los unos de una serie, luego raspa la cerilla en uno de los lados de la caja para que enciendan fuego, poco a poco enciende papeles , muñecos ,etc. Dice que es la quema. Quema del verbo quemar alude a incendio .Asimismo en Buenos Aires con la palabra quema se designa al basurero donde se incineran los desperdicios municipales.

Este juego con el fuego que Miguel denomina quema abre a una intervención del analista:

¿Qué Má? . ¿Qué querés mamá?

Miguel transforma su posición comienza a hablar en sesión de sus cuestiones cotidianas, relata sueños y también dibuja.

Qué quiere mamá ?. Es la pregunta que lo impacta, apunta al deseo del Otro, a lo simbólico por medio del significante y permite una distancia separadora entre él y su madre. Su juego con fuego también ilumina el juego que estableció con la orina. Agua para apagar el fuego, que cese el fuego de los palotes incendiados. Quema, ¿qué má?,qué más?

En la escena de los hilos comunicadores el Otro materno no esta excluido, tiene plena consistencia, el juego que lo pulsional enciende es la chance de enlazar lo real, lo imaginario y lo simbólico . Inicia una distancia con el Otro que propiciará la vía que va de un Otro al otro. Del Otro que Lacan mencionó primordial , para la ocasión la madre , a un otro . De la madre a los otros, sus pares , Miguel intentará establecer algún nuevo lazo con otros niños.

El primer tiempo del análisis lo podemos escribir con el algoritmo que usó Lacan en el seminario De las Relaciones de Objeto de 1956, en el que escribe la díada inclusiva A a niño que está adherido al cuerpo y al código de la madre. Miguel sostenía el lugar de objeto "a" del fantasma materno.

Entiendo el fantasma materno como la constelación pulsional de una madre para con cada uno de sus hijos (1) . Diferencio el fantasma que un sujeto pueda construir, llegado el caso, en su propio análisis de la constelación pulsional que se enlaza a la demanda de cada madre para con cada uno de sus hijos qué, aunque se nutra de la letra y del deseo, se articula de modo contingente a las respuestas pulsionales del hijo.

El juego de la quema, nos permite articular el significante, par ordenado S1-S2, operación simbólica de separación que pone en evidencia un corte y un empalme nodal, si esta operación no se produce el infans queda sometido al capricho pulsional de la madre, dicho de otro modo queda a merced de su demanda sin que pueda interrogarla.

El juego al hacer cadena pone en juego, también, alguna significación, modalidad que les permite leer de otro modo la demanda. El niño en el juego vestirá un personaje, lo hará imagen de un deseo, construirá un argumento con los retazos del Otro .Trauma y argumento se velan y se revelan.

Miguel en un momento muy posterior a esas sesiones relatará, mientras me muestra unas cicatrices en su cuello y su hombro que, cuando era muy pequeño su madre en un descuido le tiró una sartén con aceite hirviendo.

Accidente de efectos traumáticos en el que lo imposible encuentra la escritura de la contingencia, la que se enuncia como lo que cesa de no escribirse.

Freud planteó que la pulsión es una de las formas de la memoria y no es ajena a la formación del carácter. En Moisés y el Monoteísmo Freud vincula el trauma en sus dos aspectos: uno positivo y otro negativo. El positivo implica la insistencia, la repetición, la traza en la que se aloja una representación e inscribe la serie de huellas. Deja en ellas algo inalterable por haber sido olvidada su verdadera base y origen histórico. El efecto negativo del trauma implica por el contrario la ausencia del trazo, no hay repetición del trazo sino un real que no cesa de no inscribirse. Entre ambos aspectos del trauma advertimos que el lenguaje hace su obra en la lalangue, por una parte lo imposible que no cesa de no escribirse y por la otra un hecho historizable pero olvidado que por su fuerza excesiva y disruptiva desbordó o interrumpió las conexiones asociativas propias de la lengua. El niño de la viñeta clínica que antecede insistía en lo posible de enunciar un padecimiento entre otros, que conllevó al despertar de la verdad del trauma que el lenguaje conlleva.

En el transcurso de las sesiones posteriores Miguel guardaba basura y excrementos en cajitas destinadas a ese fin, excrementos con los que intentaba asustar a los brujos que se transformaron lúdicamente primero en excrementos mágicos y luego en magos que engañaban a los padres.

Engaño necesario para que el objeto a especificado, en este caso, en el objeto anal esté disponible para el sujeto ya que era el objeto alrededor del cual hacía su tour la pulsión y asimismo el excremento se situaba en la analista ya que era considerada por él una mierda y además tonta.

Respecto del engaño al Otro me parece de interés destacar que en los cuentos infantiles, por ejemplo la versión de Perrault de Caperucita Roja, engañar al Otro conlleva el riesgo de encontrar el lobo en el camino pero gracias a su oralidad reclama un padre en la función del guardián y concluye con su apelación a la obediencia en tanto efecto de la instauración del superyó.

El conocido cuento de Hansel y Gretel , por el contrario , los engañadores son los padres, quienes abandonan y desalojan a los niños por no tener sustento para alimentarlos . El alojamiento en la casa de la bruja es el ardid que enmascara lo oral .Los niños que dejaron miguitas de pan en el camino para no perder a sus padres al engañar a la mismísima bruja intentan regresar con sus padres, pero esas miguitas no dejaron traza, no mapearon un recorrido. Podemos decir que para un niño no es lo mismo perderse para el Otro, que la pareja parental lo abandone dejándolo librado a la indigencia.

El riesgo real al que queda expuesto un niño es que, sin cuento o engaño amoroso a engañar y desengañar, no efectúe las operaciones instituyentes que vivifican lo real al mismo tiempo que el significante que mortifica se enlace al cuerpo.

El analista apuesta al advenimiento del sujeto , a la parición del parlêtre que como tal deviene cuerpo sexuado , trabajado por la pulsión .La cura analítica en los niños nos ilustra cada vez y en cada caso singular que las pulsiones ,límite entre lo psíquico y lo somático, son también la frontera entre el sujeto y el Otro.

Hacen al borde erógeno que especifica el entre dos cuerpos.

Dicho de otro modo, el tour pulsional limita en calidad de frontera el fantasma materno que por vía de la demanda talla en el cuerpo del niño bordes erógenos, inalterables e inolvidables, que responden a su vez a través de sus circuitos pulsionales con actividades de diverso orden que no excluyen lo lúdico.

Volviendo a Miguel, ¿Una vez que su pregunta por el deseo del Otro se articula con el nombre del padre, no se encuentra ya en camino de ofrecer respuestas en las que la lalengua hace oficio en el síntoma?.

La sexualidad es instituyente de la subjetividad, cuestión que hoy de un modo u otro podemos considerar un conocimiento popular, implicó en tiempos de Freud una renovación de las ideas y una subversión en la concepción del niño. Esta cuestión sigue siendo actualmente subversiva y nos permite recordar que la sexualidad infantil y sus operaciones son uno de los modos de definir los tiempos instituyentes del sujeto. La infancia es un tiempo de escritura.

Lacan en la conferencia del 27 de febrero de 1977 conocida como Palabras sobre la Histeria, decía : "Lo esencial de lo que ha dicho Freud es que hay la más grande relación entre el uso de las palabras ..y la sexualidad que reina en esta especie…La sexualidad está enteramente capturada en esas palabras.."

En la clínica no tenemos acceso a lo real de la operatoria sino a través de aquello que el anudamiento produce y de sus efectos.

El analista que se juega en los juegos con un niño no compromete su cuerpo, suspende su goce, y si bien ofrece su presencia, su corporalidad es semblante del objeto que la pulsión especifica. El cuerpo como también la palabra se visten de brujo, de basurero, de boxeador o de tonta tal como Miguel llamaba, en otro momento de su cura, a la analista que: el azar encontró.

El analista presta presencia a la parición del semblante, desde el vacío de infancia al que su posición le invita.

El análisis del analista es el soporte sin el cual no es posible jugar con un niño, el analista desacierta la orientación de la cura si incluye inadvertidamente sus teorías sexuales infantiles. El campo pulsional en el que se sustenta la ficción, que lo lúdico permite organizar en un niño, requiere a un analista que entre brujas y lobos no devenga sexuado.

Los niños suelen preguntar sobre sexo y muerte en formulaciones que reclaman una presencia, que no concierne necesariamente a un saber sobre la infancia, por el contrario para ocupar el lugar vacío de un saber al que invita la transferencia, quien se dice analista habrá pasado por una pérdida y consecuentemente el duelo de su propia infancia.

Liliana Donzis

(*) Este trabajo forma parte de una serie que con el mismo título son reelaboraciones del Seminario que ofrecí en la Escuela Freudiana de Buenos Aires en el año 2003, cuyo tema fue CLINICA DE LA PULSION EN LA NIÑEZ.

(**) Jornadas 'Un siglo de sexualidad: A cien años de la publicación de "Tres ensayos de teoría sexual" de Sigmund Freud. México – Febrero 2005.