EL SUEÑO EN LA DIRECCION DE LA CURA. Cristina Calcagnini

Tiempo de Lectura: 13 min.

.... "Ya que se trata de captar el deseo, y puesto que son las redes de la letra las que lo determinan, porque no exigir, que sea un letrado, quien allí lea, en primer lugar..." J. Lacan (1)

El valor que se desprende del legado freudiano sobre la interpretación de los sueños, es precisamente el descubrimiento del inconsciente.

Lo que Freud nos trasmite es que en cualquier tiempo de la vida en el que nos encontremos la estructura, es decir la relación con cierto saber sigue insistiendo, en ella el deseo ha cavado su cauce.

¿A quién se dirige el sueño? Al sujeto, como dice Freud: Mírate, "allí en el sueño, estás en ti..."

La estructura del sueño, da cuenta de una escritura hecha de imágenes con valor significante, que enmascaran lo real.

Los sueños constituye la vía regia de acceso al inconsciente, y testimonian de que ha operado el corte entre el sujeto y el Otro primordial. Los sueños de angustia anuncian el corte. Está a mitad de camino se anuncia pero al mismo tiempo el sujeto advierte que está encerrado en la demanda del Otro, y la posibilidad de salir no es segura. La pesadilla muestra la pesada cara del goce del Otro.

El sueño está hecho para el reconocimiento del deseo corrobora Lacan en "La dirección de la cura", deseo que nace alienado al deseo del Otro.

¿Cuál es el valor que le damos al sueño en la dirección de la cura?

Escuchar, leer un sueño, ponerlo a trabajar implica recortar el trazo separador. Y ¿qué decir de la interpretación de un sueño? Acaso el relato que el soñante hace de su sueño, no es ya una interpretación del mismo.

Poner a trabajar esa interpretación en transferencia registrando el lugar desde el que se mira el soñante, ha de abrir a la intervención que permita operar la separación, que lo habilite a seguir la letra de su propio deseo.

Los distintos sueños que un analizante produce en el análisis dan cuenta de su posición subjetiva.

Es función del analista escuchar el sueño, ofrecerlo al analizante para su desciframiento, leer la identificación al objeto en el fantasma, y recortar los significantes que se van produciendo.

El sueño en la dirección de la cura constituye uno de los articuladores que va testimoniando de la escritura de la lógica fantasmática que atraviesa al sujeto.

En la relectura que hacemos siguiendo el hilo de los sueños, inferimos el valor de escritura, de lo que se ha producido en transferencia de acuerdo al tiempo en el que la cura se encuentre.

En relación a los sueños en los tiempos de la infancia Freud ponía el acento en la poca deformación, que los sueños infantiles tienen advierte que parecen ofrecerse a una fácil lectura. Dice así:

.. "Los sueños infantiles son breves, claros, coherentes fácilmente inteligibles e inequívocos y sin embargo son sueños, más no creáis que todos ellos presentan estas características pues la deformación onírica aparece muy pronto y conocemos sueños de niños de 5 a 8 años que ya presentan todas las características de los tardíos...." (2)

Evoco en esta ocasión el decir de una analizante de 9 años, que en uno de esos momentos de mayor latencia y adormecimiento me pregunta que podemos hacer. Luego de un rato le sugiero jugar a dibujar sueños. Entonces me pregunta ¿cuáles?: los que se cumplen o los otros?

Tomo este camino para decirles que voy a hacer referencia a esos "otros" sueños en los que lo real insiste y la repetición intenta producir en transferencia la inscripción de un trazo que habilite al analizante a avanzar en su camino deseante.

En esta ocasión voy a trasmitirles de un breve escrito sobre lo acontecido en la cura de una niña de 9años.

Lía es una niña que en el tiempo de las primeras entrevistas me cuenta un sueño, que es como una pesadilla dice, y se repite desde chiquita. Dice así: "Estaba en un barco, se produce una explosión. Ella salía. Sufría porque tenía que salvar a la familia y no podía. Salía. Se salvaba ella sola."

Me cuenta que este sueño la pone triste, porque ella sola se salva.

Le pregunto sobre por qué tenía que salvar a la familia. Me aclara que en el sueño se trataba de salvarlos de la explosión. ¿De que explosión se trata?

Escucho en su decir que sale de la situación y que se salva sola. Sola, sin el Otro, ¿indica ésto que un corte se ha producido, o es un reclamo por que por alguna razón el Otro no acudió en su ayuda?

En la entrevista con la madre de Lia, me anuncia "estamos separadas del padre". La interrogo sobre lo que dice sin darse cuenta de lo que esta trasmitiendo y me aclara que el papa de su hija no vive con ella. Hace unos años que no conviven.

Está preocupada porque ve a su hija triste, ha tenido varios cambios de colegio, no se integra bien a sus compañeros y además ha tenido varios episodios de encopresis. Recientemente a raíz del casamiento del padre con "otra", lloró 3 hs seguidas.

A esto se agrega las muertes del abuelo paterno y la abuela materna en los últimos tiempos. En esta entrevista la mamá de Lía me pregunta: ¿El amor entre una madre y una hija es excesivo?

Pregunta que da cuenta del exceso ahí donde antes advertía que el padre entre ellas no estaba, pero que habla no solo de la relación a su hija sino de su propia situación edípica.

De la entrevista con el padre escucho sus buenas intenciones, en ellas empieza a remarcar un límite que lo habita, cada vez que alguna de sus mujeres se embaraza, cuando la paternidad reclama su presencia él abandona la relación. Bordea con su decir la trama que lo remite a su padre y a su duelo, y a las consecuencias que esto tuvo para sus hijos.

En el transcurso de las entrevistas me comunica que decidió analizarse.

Lía tiene problemas con sus compañeras en el colegio. Le hacen creer que hay que buscar a una compañera en el baño, alguien dice está ahí, ella va a buscar y resulta que aparece en otro lugar. Yo le digo: ah, juegan a las escondidas.

Poder significar esto como un juego, la reubica allí donde ella se quedaba pegada a la idea de que sus compañeras la gozaban.

El encierro en el pacto de fidelidad a la madre, la aislaba sin poder disfrutar de la complicidad del juego con sus amigas. Desconfiaba. También conmigo se jugaba la desconfianza. Un día no recuerda mi nombre, se le ocurre el de la niñera. La niñera era la que el padre contrataba para que la cuidara cada vez que lo visitaba.

Poco a poco empieza a hablar de su tristeza cuando se separaron sus padres, de sus dolores de panza, de su malestar cada vez que le toca ir a la casa del padre y se suspende la salida.

Empieza a dibujar la firma del padre y de la madre, de la que no puede apropiarse de ninguna trazo, para la suya que todavía no le sale, solo el nombre por ahora el apellido no lo incluye.

Un día me pregunta si creo en Dios, sostengo para ella su pregunta, y entonces me dice que ella escuchó que es un invento de algunos para que las personas no se peleen. Por temor al castigo, aclara. Evoca que uno de los hermanastros, hijo del padre, siempre le dice que Dios la va a castigar.

Le pregunto porque le dice eso, y ella me cuenta que no cree que la hostia sea el cuerpo de Dios, eso es imposible.

Le pregunto si alguna vez la castigaron. Algunas penitencias tuvo.

Yo le digo que me parece que ella esta hablando de creer o no creer. Pero, ¿de qué habla?.

Allí me cuenta que alguna vez pensó que era adoptada. El argumento es muy simple cuando le pregunta al padre si cuando nació tenía los ojos abiertos o cerrados, la respuesta que el da no coincide con la de la madre.

Ella piensa que si tiene otro apellido y alguien sabe que se llama por ejemplo Pérez, seguramente se lo van a decir.

Luego desmiente esto que piensa y dice, que la quieren tanto, que no puede dudar de sus padres.

La novela familiar va tejiendo su trama. La duda recae en relación al deseo del padre. Es él quien tiene que una deuda con ella.

Que esté separado de la madre no quiere decir que abandone a su hija.

Poco a poco Lia empieza a reclamar su lugar en la casa del padre, juntas hacemos la lista de alimentos que ella quiere que estén en la casa de él cuando va.

Protesta si la mujer del padre se como sus galletitas, se inicia un tiempo de ordenamiento también en relación a las salidas que le gustan.

Se produce una breve interrupción continuada de unas vacaciones, de las que retorna porque le pide a la madre que me llame.

Entre juegos de casita robada, y de trucos que intenta enseñarme, se reitera el juego de los garabatos de ensayo de firmas. Me pide que dibuje la mía así la puede copiar. Le gusta un trazo que hago, una raya en la que se apoya el nombre y el apellido. Lo copia, se lo apropia lo incorpora a su firma.

Un día vino sola en colectivo y me cuenta que leyó algo así como que el chofer dirige tu destino. Esto quiere decir, concluye que si tiene odio hacia alguien puede chocar y matarte.

Escucho lo que dice y le aclaro que seguramente en el colectivo dice que ella le tiene que decir al chofer hacia donde quiere ir, para sacar boleto.

Le digo que fuerte suena eso de que el chofer dirija tu destino, ¿de que estarás hablando?, la interrogo.

Empieza a mirar por la ventana del consultorio y ve hacia abajo un patio, y me dice que así como esa planta que hay en el jardín, así era la casa de su mejor amiga. Ya no la ve, iban juntas al jardín, a los 4 años. Juntas esperaban a la salida a que sus mamás vinieran a buscarlas. Ella cuando venia la mamá de su amiga quería irse con ellas, pero no la dejaban.

En otro jardín en el que estuvo antes, la hacían tirar a la sombra sin hablar, mientras dice esto va dibujando un recuadro y en el medio hace un redondel., dando cuenta del lugar en el que ella tenía que quedarse. Ella escuchaba que la madre llegaba a buscarla, pero no era la madre, era el viento. Cree escuchar su voz, y agrega: - quería que viniera. Le pregunto si le pasó otras veces. Dice que a veces escucha otras voces y piensa que es la madre, pero eso le pasa cuando la extraña mucho.

De noche cuando se asusta se va a la cama de la madre. A veces la madre escucha un ruido y va a verla. Ella se despierta y la madre está sentada en la cama de ella.

Le pregunto que la asusta y me dice que tiene una pesadilla que se repite desde los 5 años. Empieza a dibujar, es un bote, un barco, no una balsa que tiene edificado un edificio sin paredes, en cada piso hay familiares míos que conozco y que no conozco. Viejos, me aclara.

Estoy en un bote y voy a la balsa, mientras un señor vestido de azul amarra.

Escucha una voz que le dice que hay una bomba, pero si ella habla va a estallar. Empieza a buscar piso por piso, a sus familiares viejos que no conoce. Les avisa que hay una bomba, no la entienden y explota. Se tiran todos al agua, hay fuego por todos lados que la rodea. Empieza a moverse describiendo la escena, se ubica detrás de mi sillón, y dice que ella está detrás de unas columnas mirando y resguardándose del fuego que está por todas partes.

Yo le digo que el sueño es como una pregunta, y que vamos a investigarlo juntas.

Está impresionada por lo que pasó, las columnas son como un mueble me dice, y señala una biblioteca que yo tengo, después mira una mesa y señala un borde que tiene como un enrejado.

Le pregunto por el fuego que la rodea, si no tendrá que ver con lo que me contó de la cama de la madre. Si estuviera tu papa tal vez, ahí no te meterías. Me cuenta que la madre va a casarse y que van a comprar una nueva casa.

Yo recuerdo la primera vez que me contó el sueño, y le digo que no es lo mismo estar en el bote que explota que pasar a una balsa a la que alguien amarra. Además que ese Sr de azul la amarre es importante. Ya no está sola. Está el señor y están las columnas que como mi sillón puede usar para sostenerse. Juntas vamos a pensar cual es su lugar, que ya no es el de la nenita que no puede hablar, que se va detrás de cualquier mamá.

No es lo mismo hablar que quedarse imaginando la voz de la mamá.

Ella eligió hablar, un borde empieza a construirse.

¿Cuál es la bomba, cual es el secreto que hay que silenciar?

Recordemos que del imaginario materno depende la estructura subjetiva del niño. En la orilla materna lo secreto da cuenta de un deseo de muerte frente a la disolución del matrimonio. La presencia de Lía, para su madre hace de barrera ante este real.

Para ella el secreto, ahora es: lo que la metamorfosis de la pubertad estaba produciendo. El despertar sexual, que no es sin los sueños, allí donde una vez más podemos dar cuenta que desprenderse del sueño del Otro, no es sin el trazo del deseo, que se pone en marcha.

Para concluir.

El inicio del análisis de Lía permitió que ella pudiera decir de la soledad de estar a la deriva, siguiendo los avatares del encierro en el Otro primordial. Alienación al deseo materno del que la frase: - juntas y separadas del padre-, testimonia. . Poner en juego al padre, sostener los reclamos de Lía, permitieron, abrir un camino donde no sólo el odio juega, también el amor empieza a subir a escena.

Por otro lado, la posición de Lía, en transferencia, mirando la escena que el sueño como un cuadro pinta, dio lugar a que yo pudiera recortar ese acto de tomar la palabra para que la separación de la madre empezara a operarse.

Cristina Calcagnini

(*) Jornadas de la Escuela Freudiana de Buenos Aires. Octubre 2002.

REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS

  1. J. Lacan, La dirección de la cura.
  2. S. Freud, La interpretación de los sueños.

INDICE TEMATICO : CASO CLINICO - CLINICA CON NIÑOS - DIRECCION DE LA CURA - FANSTAMA ORIGINARIO - FORMACIONES DEL INCONSCIENTE - PUBERTAD - SUEÑOS