LOCURAS INFANTILES. Liliana S. Donzis.

Tiempo de Lectura: 19 min.

UN recuerdo infantil:

Tal vez porque en aquel entonces aún no sabía quién era ella, ni quien sería más tarde, tal vez por esta razón o por otra aún más insignificante aquel comentario que su padre le transmitió a mi madre me dejó un enigma y una pregunta con color de infancia. Interrogante de mi niñez : ¿ Qué es la locura ?Aquel señor con permanentes lentes oscuros contaba con preocupada angustia un cuadro familiar que , si bien no denominaba loco parecía trasuntarlo; el caso era que su hija Florita usaba zoquetes rayados mientras escribía sin cesar y estudiaba letras o filosofía – ya no lo recuerdo – . Mi madre gustaba conversar con ella y las metáforas se sucedían en un ambiente pueblerino que no entendía de metáforas ni de giros poéticos. Mucho menos del existencialismo de posguerra. Para el padre de Florita, ella era si no loca al menos bastante rara. Florita, después fue Alejandra Pizarnik.

Citaré un poema de su libro: Extracción de la piedra de locura:

Continuidad

No nombrar las cosas por sus nombres. Las cosas tienen bordes dentados, vegetación lujuriosa. Pero quién habla en la habitación llena de ojos. Quién dentellea con una boca de papel. Nombres que vienen, sombras con máscaras. Cúrame del vacío – dije. (La luz se amaba en mi oscuridad. Supe que no había cuando me encontré diciendo: soy yo.) Cúrame – dije.

En ocasiones una pregunta justa en el espacio adecuado nos permite abrir interrogantes que ya considerábamos sellados. En ocasión de una charla durante el espacio de un seminario un colega y amigo me interrogó a propósito de una alucinación visual que le aconteció a un niño en un momento del tratamiento. La aparición de una alucinación que se agregaba a una serie de perturbaciones que padecía este niño me había conducido a pensar que este episodio podía indicarnos una psicosis.

Juan Mariano tenía cuatro años de edad cuando sus padres consultan por recomendación de la maestra del jardín de infantes al que concurría. Su padre no coincidía con la demanda escolar por el contrario no encontraba perturbado al niño ni percibía nada preocupante en el ámbito familiar. Inicialmente consultan con un neurólogo quien descarta enfermedad orgánica y les recomiendan que consulten con un analista.

El niño no cumplía consignas, era raro, hiperactivo. Corría incesantemente, saltaba de un lugar al otro. Se rehusaba a comer. Gritaba sin motivos aparentes. No jugaba con otros niños prefería estar solo. Para la madre era muy difícil salir a la calle con él ya que J. M la desobedecía, se tiraba al piso, pataleaba, gritaba. Ella temía salir con él. A este cuadro se sumaban problemas de dicción que impedían entenderlo cuando hablaba .Sus dos hermanas mayores eran quienes le oficiaban de traductoras ya que la madre no entendía las frases mal pronunciadas de su hijo. Las hermanas de J: M no presentaron dificultades en su crianza y escolaridad. Comparado con ellas Juan Mariano se demoró en sentarse, caminar, comer solo. A los cuatro años aun no controlaba esfínteres en forma permanente y si encontraba la ocasión jugaba con sus excrementos.

Algunos comentarios de los padres. Madre: "Yo buscaba nenas, me di cuenta que era un varón cuando comenzaron a regalarle ropa celeste para el bebe. El primer nombre Juan lo puso el padre y es el mismo que el del abuelo, el tío, el padre. Mariano lo elegí yo, las hermanas se llaman María R y María M el nene María – no. ".

Padre: " Creo que el primer año de vida fue un poco difícil, fallecieron los dos abuelos tanto mi padre como el padre de mi esposa. Mi padre fue el padrino de bautismo de JM. A los siete días de este evento falleció. Tenía cáncer óseo. Igual alcanzó a estar en la iglesia para el bautismo.".

Juan Mariano concurrió a tratamiento por un lapso de dos años. El mismo giró alrededor de juegos ya que podía establecer actividades lúdicas pero fundamentalmente dibujaba. Su producción gráfica era intensa e interesante. Dibujaba jugando. Inicialmente solo dejaba correr el lápiz sobre la hoja, lo deslizaba metonímicamente. Metonimia gráfica, si se me permite acuñar esta relación. Cuando llegaba al borde de la hoja advertía el fin y se detenía. Estos grafismos comenzaron a significarse en un momento del tratamiento, en sus dibujos señala: " avión, un nene se callaba, una avioneta”.

Al mismo tiempo se advierten modificaciones en su vida cotidiana, la relación con sus padres y sus compañeros se vuelve más estable. Controla esfínteres más regularmente.

En un segundo momento las líneas del dibujo de sus dibujos se cierran, se redondean las formas y aparecen sobre la superficie de la hoja soles, ballenas y nenes transformados en imágenes. Comenzó a dibujar "dibujos" similares a los que suelen realizar los niños pequeños. Mientras dibuja encuentra contingentemente el nombre que cree adecuado a la cosa representada. El encuentro con lo que cesa entonces y por esta vía de dibujarse permitía adjuntar un nombre. A partir de este enlace nombre – cosa, el dibujo adquiere paulatinamente valor de relato, podía argumentarse. Inventaba historias breves.

En el salón donde recibía habitualmente a JM cuelga de la pared la reproducción de un cuadro: José el Carpintero, de George de la Tour. La pintura del cuadro muestra un anciano con una fragua y a su lado un niño o niña que tiene una vela en su mano. La vela ilumina como un gran foco de luz las dos cabezas y las manos de ambos. Particularmente la del niño/niña. Creo que es esa iluminación lo más característico y bello de la obra.

En una ocasión J M comenzó a mirar con insistencia el cuadro, dirigía su mirada al anciano, al viejo que estaba pintado. Mueve sus manos mientras se dirige al cuadro y le habla como si los personajes del cuadro cobraran vida. El viejo, conjeturo, sale de los límites del papel en los que estaba impreso .Esta situación genera tanto en el niño como en el analista angustia. El cuadro que hasta ese momento guardaba una unidad pictórica se desarticula.

Me interesa destacar el valor de lo imaginario, su constitución ligado al estadío del espejo como momento fundante de la imagen unificada, de lo virtual y de la necesaria pantalla que se constituye entre el ojo, el mirar y lo mirado. Pantalla que permite que en la refractación especular el ojo quede elidido transformando el órgano de la visión en invisible para la mirada. En el mecanismo que se describe en el esquema óptico se produce un armado del cuerpo según el cristal con que el Otro lo mire y lo vista. Es así que con el ideal en juego, constituido asimismo en esta operatoria, el mundo cobra nuevas dimensiones para el niño. Matiz de unidad que brinda una primera aproximación a la llamada por Freud: Realität, entendida como realidad psíquica.

Lo virtual de la imagen guarda precisamente el color de lo imaginario, Consistencia imaginaria que no es sin anudar con los otros dos: lo real y lo simbólico. En la medida que se constituye esta imagen de lo imaginario, el niño tendrá la chance de transitar en la vida cotidiana efectuando trayectorias espaciales hasta ese momento de difícil resolución como asimismo conservará la ilusión que produce en la pantalla del televisor o del cine sin asombrarse que allí haya un león y sin buscarlo detrás de la pantalla del televisor. Tampoco tomará por cierto que el gato que aparece en un dibujo animado es de carne y hueso .La unidad virtual de la imagen permite poner en movimiento lo estático del dibujo cuando este se transforma en dibujo animado, que si bien los niños creen que un dibujo animado es tan natural como un milagro en general suponen que se trata de un artificio técnico. Asimismo lo simbólico cuando se satura de imaginario encuentra en la función que desempeña el objeto i'a la cristalización del objeto en la fobia, es así que si un niño llega a presentar un síntoma fóbico le tendrá miedo: " a los tigres de papel “, según la apreciación que efectúa Lacan en sus últimos planteos sobre la fobia.

Para J M, en cambio, el viejo del cuadro era bien real, no era de papel, tampoco provocaba miedo sino esa extraña impresión que ni siquiera llega a convertirse en siniestra. Ya que en lo siniestro hay un perceptum que cambia de categoría y torna de familiar en extraño. Lo percibido si fuera un dibujo siniestro mantendría su condición de dibujo, sus contornos. Para este niño el dibujo cobraba vida de lo real. Wirchklichkeit – término alemán con el que se designa la realidad operatoria y que Freud tomó para contrastar con el término Realität .Para JM el dibujo del cuadro tomaba cuerpo Wirchklichkeit para lo cual es menester tener en cuenta que no hay borradura de huella quedando abolido el sentido dejando predominar lo descompuesto en lugar de lo unificado del cuadro. El ojo exterior a la escena del cuadro no deponía su mirada. Un cuadro que mira es pesadillesco pero a diferencia de la pesadilla no convoca al despertar sino convoca a cerrar los ojos .Desde esta arista podemos decir que la necesaria pantalla entre ojo y mirada no funcionó, algo de la unidad imaginaria constitutiva fracasó.

Ahora bien, esta pintura que mira, se descompone, se mueve ¿es del orden de una alucinación? Dicho en términos freudianos del Proyecto de 1895, se trata de lo primario en tanto identidad de percepción o es identidad de pensamiento cuyas representaciones se descomponen?.. Y aún en el caso que efectivamente se hubiera tratado de una alucinación visual, alcanza para establecer un diagnóstico de psicosis?

A partir de la enseñanza freudiana aprendimos a mantener cierta prudencia en cuanto a definir de un modo taxativo las estructuras clínicas en la niñez. .Para las psicologías la evolución sucesiva marca el ritmo del crecimiento o madurez del infamas en camino a la adultez. Estas nociones están presentes en psicólogos evolutivistas como Gessel o incluso en estructuralistas de la talla de Jean Piaget quien transforma la noción de sucesión propia de la maduración neurofisiológica a partir del concepto de estructura, que en su caso es constructivista y se refiere a la construcción de fases y estadíos cuyas estructuras contienen ya el germen de su transformación posterior por rebasamiento de las mismas. Estas nociones tanto las evolutivistas como las estructuralistas han gravitado en los llamados cuadros psicopatológicos de la niñez. Léase el Manual de Psiquiatría Infantil de Leo Kanner o de Ajuriaguerra. Incluso las versiones psiquiátricas más actualizadas, el DSM IV, esquematiza trastornos en base a sumatorias de signos y no deja de mencionar el factor desarrollo tanto para lo integrativo como para lo desintegrativo.

Fue Freud quien subvirtió la noción de temporalidad lineal. La temporalidad del inconciente deviene contraria al tiempo cronológico, no es cognitivista sino que delinea un devenir en el que el después redimensiona la anterioridad. El nachtraglich freudiano nos indica también a la hora de pensar la escritura de la estructura del sujeto, que es en el segundo tiempo de las operaciones en el que se juega la confrontación con lo real del sexo que neurosis, perversión o psicosis se declaran constitutivamente.

Es desde estas mínimas consideraciones que me interesa debatir, una vez más, las llamadas psicosis en la infancia – dejo de lado la cuestión del autismo ya que merece un renglón aparte.

En primer lugar vale aclarar que no se trata de un problema nosológico , ni de la creación de terminologías que encubran la mismas categorizaciones pero vestidas de versiones psicoanalíticas , por ejemplo en los casos clínicos planteados en las publicaciones del Centre de Recherche sur L'Enfant dans le Discours Analytique – CEREDA – que dirigieron Mme y M. Lefort quienes no dudan en diagnósticar la presentación psicótica en los niños .En la mayoría de los casos presentados permanece cerrada la pregunta por la estructura y su constitución en los tiempos instituyentes . Las perturbaciones graves son psicóticas por sus manifestaciones evidentes

En nuestra perspectiva nos interesa resaltar la cuestión desde los tiempos constitutivos del sujeto, tal como lo sugiere Lacan: la escrituración de sintaxis borromea prescribe en la infancia, dependerá de los efectos que esta escritura produzca sobre la gramática pulsional y su frase en la escena fantasmática la definitiva constitución neurótica. Eficacia que se lee en un a posteriori del acto de empalme borromeo. Eficacia primera legible en el después. Es así que porque hay falla, dificultad o fracaso en la gramática, el primer tiempo del acto se vuelve una referencia obligada. En el seminario de 1975 Lacan nos recuerda que el nudo se soporta en la metáfora e indica la vigencia del concepto de verwerfung respecto de las psicosis es decir: la noción del rechazo de una inscripción primordial del nombre del padre. No adviene alguien psicótico a causa de la vertiente imaginaria por efecto de un padre débil o déspota, alcoholizado o ausente; tampoco es a causa de una madre posesiva, simbiotizante o indiferente, dicho de otro modo el trauma a nivel imaginario no conduce al desencadenamiento. Lo que Lacan puso una y otra vez en evidencia para las psicosis es que el significante no representa a ningún sujeto para otro significante. La forclusión recae también en el sentido en tanto la posible plasticidad neurótica entre imaginario – simbólico, en las psicosis hace del sentido coagulación delirante, como así también de lo real que no cesará de no inscribirse voces que se estrellan en insinuaciones o injurias, imágenes reales que se modulan en aluciones. Certezas de nada o mejor dicho de lo imposible convertido en algo.

A diferencia de las neurosis en la que el significante fálico inscribe la malla del deseo en un marco siempre dispuesto a seguir el camino de una demanda en la que se articula un goce que cae bajo el peso de la interdicción, por el contrario el psicótico queda arremetido y en ocasiones arrasado bajo ese goce llamado del Otro, fuera de discurso y quiebre del lazo social.

Pueden manifestarse o no perturbaciones en la infancia, observables en la clínica o pasar desapercibidas, sin embargo será en el tiempo de confrontación de la estructura con las variantes de lo real que podemos pensar el desencadenamiento de las psicosis. Podemos conjeturar desde la perspectiva de una lógica de las operaciones constitutivas que será en la presentación psicótica juvenil y no antes que es factible plantear en tiempo de futuro anterior algo de la constitución del sujeto en tiempos instituyentes : Habrá habido psicosis .Legible desde ese a posteriori , haya habido o no perturbaciones en la infancia observables clínicamente.

Locuras o Psicosis?

Considerar las psicosis como un modo de presentación de la estructura y no solo a partir de la semiología psiquiátrica nos invita a cuestionar el uso del término psicosis en la niñez. Es válido diferenciar en la teoría como en la clínica el territorio de las psicosis de las alteraciones graves que pueden presentar los niños.”Locuras y psicosis no siempre coinciden….la locura no siempre antecede a la psicosis…" En otro trabajo he denominado Locuras infantiles a estos cuadros de padecimiento con severas desorganizaciones yoicas, en los que la imagen especular está trastocada así como también niños que presentan cuadros de excitación psicomotriz derivadas según lo que he verificado en la clínica, de un exceso de erotización que la madre o subrogado ejercen sobre el niño. Enredado en los goces de Otro, el Otro goza de ese cuerpo, según la acertada expresión de Daniel Paola.

Poco conocemos de la niñez de Schreber, si sus modalidades de juego o de dibujo pudieron considerarse locas. Por el contrario en la literatura analítica abundan las presentaciones de casos de niños que manifestando episodios de graves desordenes hallaron una importante mejoría o en ocasiones se menciona curaciones en el pasaje por un tratamiento analítico. El caso Samy de Joyce Mc Dougall, el caso Martin de Sami Ali. Si bien desde la perspectiva de Melanie Klein y sus seguidores se producen desde los primeros días de vida del bebé ansiedades que denominan psicóticas, momentos que según describen están acompañados por fantasías de destrucción y desintegración arrasadoras, vale aclarar que dicha concepción de las psicosis no coincide puntualmente con lo planteado por Freud en sus trabajos sobre el tema. Para Klein la no elaboración de estas ansiedades psicóticas en la posición depresiva – referida a la totalización del objeto por vía de la reparación – determinan problemáticas en los niños de intensa gravedad a las que también denominan psicosis desde una óptica clínica. No obstante, no he hallado en los textos de Klein comentarios de niños que evidencien delirios o alucinaciones.

Es infrecuente la aparición de fenómenos elementales que si se vislumbran en niños con autismo primario o secundario, mas no son de fácil comunicación .Los manierismos, las estereotipias , la ausencia de reciprocidad social y las alteraciones de las verbalizaciones no son indicadores de la estructura .Es así que el apelativo de psicosis a partir de lo fenoménico es de uso frecuente pero posiblemente no es del orden de lo necesario .El empantanamiento en las operaciones simbólicas que vehiculizan el nombre del padre , las alteraciones producto de una refracción especular insuficiente en tanto unificación de la imagen nos patentizan fragmentaciones del cuerpo que se anclan en miradas que no miraron, en perspectivas rotas del suelo fantasmal del otro materno . Imágenes que no se enlazan a otras dejan lo real del cuerpo al desnudo de la necesaria falicización materna y especifican niños – cuerpos que en vez de avanzar en los requerimientos subjetivos son requeridos como objetos gozados por el Otro. Para quienes el bagaje de palabras, posibilidades lúdicas, gráficas y aún de atención perceptiva están fuertemente entorpecidas. En estos niños la lengua de sus parientes próximos parece haberlos tocado con gritos o insultos.

Niños en los que la angustia se presenta sin el cobijo de ningún abrazo y que ni siquiera se designan como "el nene" interpelan al analista. Niños en los que la angustia muerde lo real sin que la consistencia imaginaria haga al buen enlace. Fragilidad de lo simbólico en la que no ancla. El goce fálico.

Acudir al auxilio del psicoanálisis en estos casos implica para la familia una dolorosa espectación o por el contrario acuden con indiferencia y solo por recomendación de terceros.

En algunos tratamientos de niños que presentan este tipo de padecimientos verificamos al cabo de un tiempo de trabajo con el analista que las posibilidades lúdicas y /o gráficas se ofrecen en la dimensión del lenguaje, en la encarnación de una lengua y nos indican que las identificaciones primeras e instituyentes: primaria y al rasgo, según el caso, están constituidas aún en el desorden en que la locura compromete la vida cotidiana del niño. En otros casos se revela el fracaso de las operaciones instituyentes, es decir se constituyó con forclusión .En estos niños el análisis no realizará la operación o al menos resulta muy difícil discernir esta inscripción de escritura. , en estos niños la labor transferencial que se despliega estabiliza remendando, cosiendo y bordando sobre una estructura no castrable, cuya topología al modo del nudo trebol, no permite cortes ni agujereamientos innovadores. Las mejorías evidentes en muchos casos, como queda manifestado en la clínica no garantizan que en tiempo juvenil lo real juegue su carta en un " Habrá habido psicosis". Indecidible como tal en la infancia.

Liliana S. Donzis. Reunión Lacanoamericana de Psicoanálisis; Rosario; 1999.