PRACTICA CON NIÑOS GRAVES. (LAURIE). Cristina Marrone

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I. Introducción

La práctica con niños graves nos pone frente a los signos del horror. Hay allí algo que parece amenazarnos con cierto efecto aspirante. ¿En que radica el poder de ese tornado?.

En esos momentos, del lado del analista, se podría decir que el efecto arrasador que ante su mirada se muestra se constituye como punto de angustia, señal de un desgarro, que no obstante lo guía hacia la producción de su acto, y esto porque para él se hace pérdida, la que encarna en la ética que le concierne.

Esa perdida, causa de su acto, es la clave con la que el analista jugará sin jugar con el juego en tanto escena. Así se abre la diferencia de la que es necesario partir, ya que la clínica con niños, en uno de sus extremos, ofrece el abrigo, porque no decirlo, de la escena de juego mientras que en el otro, el de los niños graves, el frío es polar, el de un desamparo sin escena.

En 1967, año de la publicación de la fortaleza vacía", Bruno Bettelheim acuñaba para la historia del psicoanálisis los trazos de los que todavía hoy nos servimos cuando hablamos del horror que estos niños padecen. Con intuición y fineza clínica que merece ser conservada le puso el nombre de holocausto, y con ello tuvo la valentía de establecer el lazo entre acontecimientos de la memoria colectiva de este siglo y la clínica del autismo:"Después de haber escrito sobre la deshumanización en los campos de concentración me propuse trabajar sobre la deshumanización resultante del autismo infantil"(1).

Deleuze y Guattari en su "AntiEdipo"recuerdan así al Joey de Bettelheim:"Ya no vive, no come, no defeca, no duerme más que enchufándose a máquinas"(2).

Los otros dos casos de B.Bettelheim presentan características similares: Marcia no sólo no habla, sino que padece un irrigador artificial que le enchufan sus padres y Laurie, de la que luego nos ocuparemos, llega a la institución con los signos de una anorexia grave, no habla, no come, no controla esfínteres.

¿Por qué, se pregunta Bettelheim, los niños autistas no logran establecer un cuerpo?¿Por qué no comen en general con placer?.

Laurie era una linda niña de siete años “Una muñeca encantadora y casi sin vida...a quien había que mirar dos veces para estar seguro de que aún quedaba algo de vida en ella"(3).De extrema delgadez, con boca entreabierta, en inercia corporal aún ante la acción de vomitar. Su padre, demasiado ocupado, no muestra interés en hablar con la institución. La madre, hija a su vez de un padre violento y punitivo, declara que por entonces habían decidido no tener niños pero llegó Laurie. Al cabo de seis semanas ella siguió trabajando y la niña fue “enteramente entregada a una joven niñera"(4).Laurie imitaba a los artistas de la televisión, decía algunas palabras(basta, caliente, agua)pero nunca se dirigía a nadie, ni dijo mamá o papá, razón por la cual sus padres manifiestan estar profundamente ofendidos. A los dos años y medio la

niñera deja el empleo repentinamente y la niña comienza a perder lo que había aprendido.

Cambia la escasa actividad verbal por una especie de cloqueo y gritos de animales que emitirá sin cesar. Cierto día su madre se enfada y le da una bofetada ordenándole que se calle. partir de allí, Laurie no volverá a hablar, y abandona el control de esfínteres. Progresivamente inmóvil, parece ciega, sorda y ya a los cinco años se rehúsa a comer, rasga sus vestidos, arranca los botones, rompe el empapelado de las habitaciones, deshilacha las mantas.

Entonces, no sólo se trata de inercia en cuanto a las funciones, ya que también Laurie rasga sus vestidos y en verdad, todas sus coberturas.

Por aquí se encuentra el sesgo que me interesa destacar y para ello retomo la hipótesis establecida hace muchos años y extraída de mi práctica: la clínica con niños, como tal RSI, implica fundamentalmente una transformación de lo imaginario. Hoy en un paso más, diría que la clínica con niños graves, aunque también RSI como todo abordaje psicoanalítico, se corresponde con una instauración de lo imaginario.

II. De las imágenes en el estadio del espejo.

Pero con ello no me refiero solamente a instaurar el estadio del espejo, sino y fundamentalmente, a cuál es el concepto que, a mi modo de ver es el que debería enlazarse a la experiencia fundante de la formación del Yo. Entonces, ¿que es lo que permite la constitución del mapa arcaico de las identificaciones constitutivas del Yo en el campo del lenguaje?.

"Basta comprender al estadio del espejo como una identificación...a saber la transformación producida en el Sujeto cuando asume una imagen"(5)."Para las imágenes que se perfilan en la experiencia cotidiana, en la penumbra de la eficacia simbólica con sus rostros velados, la imagen especular parece ser el umbral del mundo visible"(6).Pero entonces, es posible pensar que en el estadio del espejo asoman dos estatutos diferentes de la imagen, sobre todo si recordamos que imago es el término que remite a 1936, allí articulado expresamente como imago del cuerpo materno. Es que si llega desde la penumbra de la eficacia simbólica esa imago pone en juego un matiz diferente al de la forma totalizarte de la imagen como reflejo especular. El estadio del espejo no sólo implica la repartición entre lo imaginario y lo simbólico sino también entre lo imaginario y lo real para lo cual no es poco considerar que ya ahí, en dicha experiencia se juega por sí o por no el destino de dos estatutos de la imagen y que si esto fuese así cobraría sentido que esa gestalt, capaz de establecer la forma humana en ese pasaje de la forma solitaria a la gregaria, implica una identificación mimética homeomórfica pero también heteromórfica.

Walter Benjamín en su búsqueda de la semejanza otorga cierta pista apropiada para la cuestión que nos ocupa ya que su planteo es que el lenguaje es algo más que semiótica, es experiencia mimética y ésta como tal se articula fundamentalmente a la Urbild, imagen ancestral que se diferencia de la imagen ejemplar, Vorbild(7).Esta última, a mi entender, le da el estatuto al Yo Ideal que se constituye en la vanidad. Pero la semejanza, que toca al lenguaje en el borde de su escritura, como “afinidad a – sensual “se constituye de las experiencias de antaño, la de los antepasados, y ellas hacen gesto, signo, con voz o sin ella desde esa Urbild, imagen del Otro al mismo tiempo simbólico que abre a la filiación con el gesto de asentimiento, imprescindiblemente lúdico, en un "tú eres el que me seguirá”. El desconocimiento del Yo se arraiga en lo originario y no sólo en la mímesis homeomórfica, esa copia perfecta del Yo ideal.

El estadio del espejo es intercambio de miradas, metonimia entre imagen total y fragmentada pero también metonimia entre la imagen que de sí el niño encuentra y la que puede serle donada desde el Otro, imagen que filia, porque en el "tú eres el que me seguirá “ofrece su cifra mortal y por ello permite la entrada de un niño en la estructura. Es que la mímesis heteromórfica que implica es lúdica: hace mimo, acaricia, agasaja, cuida, contempla, distingue y nos indica que el estadio del espejo es también economía libidinal.

III. De la inhibición en el estadio del espejo

Pero en el estadio del espejo no solo se trata del efecto de cierre imprescindible de la imagen, sino también del clivaje con lo real de las pulsiones parciales en cuyas zonas constituidas como borde erógeno abrevan las funciones del yo.

La fuerza de la pluma de Freud, en "Inhibición, Síntoma y Angustia"(8) nos permite establecer un puente entre la clínica de la neurosis obsesiva y la de los niños graves a través del tema de los ceremoniales, medidas precautorias, ritos estereotipados determinados por la defensa bajo los modos de la anulación y el aislamiento de los signos percibidos.

Según mi hipótesis, esos modos, recursos para fronterizar el narcisismo, son los ejes con los que se despliega el concepto de inhibición(9).La inhibición, con la anulación temporal y el aislamiento espacial que conlleva, es el concepto que propongo articular al estadio del espejo, responsable de la parálisis del yo en la neurosis, pero también del armado del yo como imagen y en sus funciones en tanto cuerpo – objeto en el campo del lenguaje.

Para poder advertir este carácter benéfico, que no es otro que el de la fundación de la estructura, es preciso dar un paso más. Freud dice que los desempeños o las funciones del yo se constituyen "en calidad de primerísimas operaciones" y que no son otra cosa que los automatismos para comer, irse a dormir, caminar, defecar, vestirse. Ahora bien, las funciones del yo se establecen como primeras operaciones porque en ello media la "Unterbringung de la colocación", la libido. En alemán "bringung" posee los matices de sentido que implican almacenar, pero también colocar en un trabajo, o alojar, acomodar a alguien en una casa, en tanto dicho alojamiento denota efecto de cierto sometimiento a otro pero sin violencia.

La inhibición se hace responsable de la fijeza de la fachada(11), concurre a la constitución de la imagen en tanto cobertura y en el armado de las funciones del yo en tanto cuerpo.

El aislamiento, uno de los ejes de la inhibición, es la expresión del clivaje entre lo imaginario y lo real, clivaje del a que establece lo no especular, que suspende al goce y lo represa "unterdruckt"en el sentido de una suspensión sometida a ley, y por ello contiene, amortigua.

La colocación de la libido sólo implica alojamiento cuando la imagen se constituye por el aislamiento, por la separación de cierta porción de goce, el que ha sido empujado, mandado al fondo, por debajo"Unter" de la imagen. Solo ahí tendremos la consistencia de la forma humana de un yo que funciona en sus hábitos, puesto a trabajar como cuerpo según el mapa arcaico de sus identificaciones.

Pero esa regulación primera al goce, inestable en su discordancia imaginaria, ensambla a la inhibición con la colocación de la libido por el sesgo de la ternura, modo en el que entiendo la no violencia de la Unterbringung. Así, aunque Lacan haya dejado a la ternura resonando y mezclada con cierto desprecio por lo genital, la ternura concurre al cierre de la imagen con un valor que, tal vez, valga rescatar. La ternura es una quita al amor pasión. Más aún, es una quita primera a las pasiones del ser: amor, odio e ignorancia. Es triádica, el tres que en la etimología también la enlaza a terciopelo indica a la inhibición como regulación según la ley.

Tres momentos, en la vida que no es vida de Laurie indican que la inhibición, hemmung en su articulación a la Unterbringung falló de modo radical en su función de primer regulación del goce en tiempos instituyentes, que la ternura no brotó de la imagen ancestral que debía constituirla.

1 – A sus seis semanas, cuando olor y rostro son índice en lo real de la presencia materna, su madre la entrega a la niñera. Como en su adolescencia, esa madre solo sabe de fugas. La Urbild que en tanto Otro debería encarnar, destila la violencia ancestral de su padre reeditada en su partir al trabajo sin volver su mirada hacia la niña, en lo opuesto al establecimiento de una afinidad a – sensual o tierna.

2 – En sus primeras jaculaciones de lenguaje, Laurie no se dirige a nadie, sencillamente porque allí hay nadie. Imita los personajes de la televisión, los de una imagen sin cuerpo, Vorbild. El cloqueo, la pérdida de sus escasas palabras y de funciones luego de la retirada de la niñera a sus dos años y medio denuncian, como diceB.Bettelheim, que esa niñera no fue cuidadora sino domadora.

3 – Finalmente, los gritos de Laurie, mostración ya ahí de una angustia anonadante, obtienen de su madre la respuesta que implica el encierro en un circuito reactivo y mortífero: al grito se le devuelve el grito, lo expulsado se reintroduce y sella su apartamiento del mundo; se le ordena callar.

Laurie no fue colocada, acomodada, no se le dió hospedaje en la casa del lenguaje. Es que el Otro del lenguaje es en principio e inevitablemente un Otro máquina pero como semejante, pequeño otro puede ser Abel o Caín, lo que es equivalente a jugar su presencia sometido a la ley o no.

¿No es acaso que cuando una madre levanta sus brazos para sostener a su niño hay en ése acto algo que es radicalmente una ofrenda?.Lo aloja en su rostro – espejo, le hace lugar en la casa del lenguaje porque admite la privación, la pérdida radical en sí.

Por el contrario, cuando se guarda entera en la excelencia de su imagen, cuando se presenta sin dejar rastros de alteridad, es como aquél Caín, el de la falsa ofrenda(12).Y porque se ama sin pérdida, sin privación, como Caín mata.

A poco de su estadía en la institución, su educadora le pone pasas de uva en la boca mientras le habla dulcemente. Algunas caían sobre la colcha. De pronto, Laurie recogió una y se la llevó a la boca haciendo al mismo tiempo un pequeño ruido que parecía una risita.

Era el primer sonido que salía de su boca en varios años.

Pero ése júbilo mínimo, respuesta a una ternura libidinal en el campo del lenguaje, inicio de un juego que marcaba recién ahí el borde de la zona erógena, no prosperó hasta el habla.

Sus padres la retiraron de la institución. Años después, B.Bettelheim la encontró como "un fardo sin vida".

Cristina Marrone. Reunión Lacanoamericana de Psicoanálisis; Rosario; 1999.

NOTAS

1 – Bruno Bettelheim / "La fortaleza vacía”. Páginas 129 – 198. Ed. Laia. Barcelona.

2 – Deleuze y Guattari. / "El AntiEdipo".Página43.Ed.Paidós.

3 – Bruno Bettelheim. Obra citada.

4 – Bruno Bettelheim. Obra citada.

5 – Jacques Lacan."El estadio del espejo como formador de la función del yo".Página12.Escritos Asilo XXI Editores.1977.

6 – Jacques Lacan. Obra citada .Página13.

7 – Walter Benjamín."Para una crítica de la violencia: la enseñanza de lo semejante”. Páginas 85 y siguientes. Iluminaciones IV.Editorial Taurus.

Walter Benjamín."Literarische und ästerische Essays".Páginas 246 – 249.

8 – Sigmund Freud. "Inhibición, Síntoma y Angustia”. Capítulos V y VI. Páginas106–117. Amorrortu Editores.

9 – Cristina Marrone."La Inhibición”. Presentado en Convergencia Lacaniana. Barcelona, 1998.

10 – Sigmund Freud. Obra citada. Capítulo V. Página 110.

11 – Jacques Lacan. Seminario "Las formaciones del Inconsciente”. Clase del 18 – 12 – 57.

12 – Santiago Kovadloff. "Caín doliente”. Revista Clínica de Borde N4, "De la Renegación".Páginas109 – 114.Convocatoria Clínica Ediciones.