DEL SIGNO A LA LETRA Y ACTO ANALITICO. Aurora Favre.

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La clínica lacaniana nos permite conceptualizar su praxis mediante el anudamiento de los tres registros R S I, primer paradigma constitutivo de la disciplina que no sustituye a ningún otro paradigma. A partir del nudo no se trata de conflicto en relación a lo inconsciente sino que se trata de lo anudado o lo desanudado que es lo que tenemos que considerar cuando nos referimos al pasaje del signo a la letra en el acto analítico.

En el seminario del Acto Lacan articula en relación a la praxis del análisis como operación del analista, la operación de alienación. Este concepto que es tan caro a la filosofía nos permite ubicar la especificidad del objeto en psicoanálisis en relación a la causa.

Lacan en la Lógica del Fantasma plantea que en el origen no hay Das Ein sino en el objeto "a" bajo la forma alienada, es la primer Bedeutung, el primer referente, la primera realidad (lo que el poeta escribe sin saber lo que dice) El objeto "a " reemplaza la función que Fregue distingue del signo bajo el nombre del objeto en la medida que ningún significante puede significarse a sí mismo. En el mismo seminario dice que se trata en esta operación de una elección forzosamente perdedora "o no soy esa marca o sólo soy esa marca o sea que no pienso", no hay opción entre la marca y el ser. Dicha pérdida es lo que da origen a una causa: la repetición que instaura la letra. En una doble vuelta de las polaridades de la pulsión el sujeto advendrá dividido "soy donde no pienso y pienso donde no soy" en el lugar antes reservado al cógito. Esta operación posibilita –pérdida mediante- el encuentro con un nuevo sentido a partir del sinsentido del sentido del Otro. Wo es war, sol ich werden. Ich debe advenir porque no está ahí.

La alienación nos permite hablar de un pensamiento que no es je. Cuando Freud habla en el sueño de Traumgedenken nos muestra la relación del sujeto con lo real, ahí no está el sujeto sino el lenguaje. El inconsciente en su esencia de Bedeutung viene al lugar de este "yo no pienso"

En relación al acto analítico Lacan plantea que el acto va del sujeto ingenuo, alienado, a la realización de la falta, el objeto "a" debe insertarse en la división del sujeto, y es efecto de la operación de análisis.

Cuando hablamos del signo nos estamos refiriendo a la no producción de este objeto aún.

El sujeto que se realizó en la castración por esta operación lógica, vía alienada, se encuentra que al fin del análisis, se descarga de ese objeto perdido desde donde en la génesis podemos concebir que se origina la estructura. En el primer tiempo hay saber del desser pero al final él mismo es efecto de ese acto. El analista al final del análisis da cuerpo a lo que el sujeto deviene bajo la forma de objeto "a".

Me voy a detener en este movimiento en que la repetición instaura la letra, en cuáles son las condiciones para ese pasaje del signo a la letra.

Identidad y diferencia no son datos iniciales sino que se instauran a partir del rasgo. El rasgo que se repite como Uno, Lacán lo diferencia del Uno unificante (narcisismo) y se constituye en el momento de fundación de una marca. No se trata de acontecimientos sino de la inscripción de los mismos, los sucesos van a ser lo escrito que marca "eso"dado a repetir en el cada vez de cada sesión. El vel de la alienación implica dos faltas que se recubren. Es en el reencuentro con el Otro Primordial en el lugar del Otro (no sólo como sede significante) donde se bucla el circuito por el doble retorno. A partir de la doble vuelta de las polaridades de la pulsión se instaura la diferencia original del sujeto, rasgo unario.

Hay cuatro modos en la elección alienante: la repetición, el acting out, el pasaje al acto y la sublimación.

Freud se refiere al "agieren"(acción) para localizar la repetición entre el recuerdo y la elaboración. La acción toma distintos destinos según el anudamiento de los tres registros. Cuando la pulsión de vida situada desde el origen en el campo de lo real ( Lacan lo escribe Vida) no es anudada a lo simbólico y a lo imaginario, culmina en pulsión de muerte. La pulsión de muerte es la muerte de la pulsión. Ahí lo que se produce del lado del infans es un predominio del goce del Otro. Cuando la pulsión de vida se enlaza con lo imaginario y lo simbólico, crea un objeto que no es ningún objeto, es el vacío de todo objeto de satisfacción, lugar vacío generador de un deseo (modelo vacío de la alienación). Falta instituyente que implica que no falte la falta, muerte subjetivada que nombramos castración. Allí ubicamos las dos faltas que se recubren: la del sujeto y el Otro. Se da el recorte del "a" como lugar de goce ofrecido al Otro, goce anudado en el empalme de los tres registros. En cambio cuando esto no se da el significante funciona como signo, letra mortífera, goce congelado, produciendo efectos: en lugar de dar vueltas alrededor del objeto perdido al que tratará de enlazar en el campo del Otro, lo puede hacer alrededor de un órgano que queda lesionado, el significante se congela, se coagula, no se forma la hipótesis del inconsciente, puede producir inhibición o puede provocar enredos a predominio de lo imaginario que van del acting out a la actuación psicótica.

Las condiciones para que la pulsión se enlace a lo imaginario y lo simbólico tiene que ver con la articulación de la demanda y la pulsión que implica operaciones lógicas que constituyen el vel de alienación-separación.

Lo que estructura el placer (Lust) ofrece una incipiente articulación posible a la alienación. Al campo del lust pertenece el narcisismo y las identificaciones que constituyen el yo, pero es necesario la extracción del rasgo que salva de la ilusión de ser el otro. Esto es posible en tanto el rasgo no es un objeto del lust. Es el reconocimiento de la pulsión lo que permite construir el funcionamiento de división del sujeto o alienación que permite la permutación entre lo que no admite fuga y lo odiado como exterior que implica la expulsión de goce, constituyéndose las polaridades de la pulsión.

La alienación en el placer es uno de los polos que posibilita el amor, pero el odio es tan necesario como el amor para la extracción del rasgo.

El odio es negación. La función de la negación que Freud la articuló ya en 1925 postula un rechazo utilizando la misma palabra que el mecanismo de la psicosis para dar cuenta de la función de lo real.

Decíamos que cuando la vida no está anudada en el encuentro con el Otro no se constituye el objeto pulsional. Lacán dice en Encore que el Otro no es sólo el lugar de los significantes, que el cuerpo propio es en la medida que pudo ser para Otro. Este goce como goce del Otro, es la condición previa para la supervivencia posible del sujeto en su propio cuerpo y en el cuerpo de la lengua. Goce de lalengua, canturreo previo a entrar en los desfiladeros de la palabra. La mujer tiene relación con ese Otro. Ubica en relación a la mujer dos flechas, del lado masculino el falo, del otro lado un goce no fálico, irrepresentable, lugar del Otro, lo real del inconsciente.

Un niño de seis años en el primer tiempo de su análisis tenía un comportamiento muy ligado a la motilidad, no permanecía en ningún lugar, se movía en el consultorio constantemente, tomaba los coches que en tanto analista le ofrecía y los chocaba con fuerza contra la pared, tendía a pegar cuando la analista quería acotar esos choques. A partir de una intervención donde le digo que cuando se despega de la madre él parece un auto que se golpea contra las paredes, contesta "con mi papá también" Efectivamente es un niño hijo único cuya pareja de padres parecen vivir sólo para él. Lo interesante es que a partir de esta intervención su comportamiento deja de ser predominantemente de acción, deja de pegar o de amagar con pegar, toma hojas que estaban para ser utilizadas en una mesita, y empieza a utilizar compulsivamente la goma de pegar, pega todo cuando encuentra. Me resulta interesante esta viñeta para ubicar aquello que Lacan dice en el Seminario del Acto "todo acto es esencialmente significante" Pero qué quiere decir que es esencialmente significante? Si tomamos esta viñeta, la escucha del analista, nombra la acción del niño, la acción de pegar y la liga con su posición respecto de la madre y que él relaciona también con el padre, ese pegar es significante. Se produce una redistribución de goce, hay un acotamiento del goce del Otro que promueve un movimiento que hace a la subjetividad. El analista es testigo de un cambio que se expresa en la experiencia del análisis con una inhibición de la motilidad y el pegar en el sentido de dar golpes, toma otro estatuto. Podríamos decir que hay una basculación del goce del Otro a goce fálico al quedar acotado por la significación fálica.

En la dirección de la cura, a partir de la escucha en transferencia deja de ser un niño que pega para ser un niño apegado, pero esto que se dice produce una escritura que tiene relación con lo que se muestra que en este caso es el pegar figuras con la goma de pegar. Este niño me pide llevarse a su casa los elementos con los que trabaja en la sesión. Le digo que él tiene que pedirle a los padres esos elementos para entretenerse. Me dice que su papá llega muy tarde y que la mamá se olvida y que lo único que tiene para entretenerse es la televisión. Lo invito a que se dirija al otro en su demanda. O sea que dirija su mirada a sus padres.

A continuación en la entrevista de padres me dice la madre que el niño le dice "quisiera tener una cámara para filmar, me gustaría ponerla – le dice a la madre- en tus ojos para saber dónde estás, para saber adónde vas, para saber qué hacés". Quiero señalar que hubo aquí un corrimiento de la posición del niño en el circuito pulsional: deja de estar pegado al televisor, donde tiene una posición de ser mirado, a interrogar activamente con la mirada no sólo los significantes sino también el goce del Otro.

La estructura de la frase un niño es pegado se muestra, no hay ninguna psique que pueda dar cuenta .Igualmente en el otro polo, en el polo de la motilidad todo lo que el niño hace, como en el ejemplo, el pegar, no hay ninguna psique que pueda dar cuenta. El ello es no je, es un desser, yo no pienso que no es je. El yo no soy (negación) es esencial en el inconsciente.

Interrogar aquello que viene del Otro implica ya un no ser ahí. El inconsciente es un "yo no pienso" en tanto muerde en un "yo no soy". El inconsciente en su esencia poética y de Bedeutung viene al lugar de este "yo no pienso". Wo es war, sol ich werden. Ich debe advenir porque no está ahí.

El acto analítico es aquello que posibilita desprender lo empírico y los datos del mundo sensible a través del lenguaje produciendo subjetividad Pero lo que se escribe es litoral entre el saber del significante y el goce del objeto. La letra escribe tanto las condiciones del goce como las huellas de la falta de objeto.

Aurora Favre. Reunión Lacanoamericana de Psicoanálisis de Recife (Brasil); 2001