Melancolías. Haydée Heinrich. Clase 1.

Tiempo de Lectura: 17 min.

Como vieron, el título del seminario de este año es “Melancolías”. Una de las preguntas que nos va a orientar entonces es si efectivamente hay diversas clases de melancolías.
Por lo pronto, la pregunta que se impone, y que todos nos hemos formulado alguna vez es si la melancolía es una psicosis o una neurosis. También podríamos preguntarnos si en algunos casos se trata de una melancolía psicótica y otras de una melancolía neurótica, más cercana a la histeria.
O si la melancolía es una neurosis narcisista, como dice Freud en Neurosis y Psicosis, y en ese caso nos tendríamos que preguntar ¿qué es una neurosis narcisista?
Uds saben que Freud dice que la Melancolía tiene diversas presentaciones clínicas, y también dice que hay diversas clases de melancolías:
- psicógenas o reactivas > por pérdida de objeto
- endógenas o espontáneas > no por pérdida de obj.
( Julia Kristeva diferencia la melancolía objetal y la melancolía narcisista. )
- y una tercera categoría, que son las somáticas.
Si tenemos varias clases de melancolías, tal vez no tendríamos que decidir si la melancolía es psicótica o neurótica o narcisista, sino que tal vez haya melancolía psicótica y también melancolías no psicóticas – tal vez habría que ponerse de acuerdo y convenir otra nomenclatura…
Por lo pronto, uds. saben que con un solo episodio maníaco, la psiquiatría diagnostica una psicosis maníaco-depresiva. En Lacan también está muy claro que la manía es una psicosis (Televisión), pero en Freud no tanto, sino que para él, en la Melancolía hay un triunfo del superyó sobre el Yo, mientras que en la Manía el Yo se subleva contra el asedio del superyó. Ese triunfo maníaco, no queda muy claro si a Freud no le parece una salida bastante exitosa.
Por supuesto que no toda melancolía vira hacia una manía. Aunque sí suele haber algún tipo de viraje que hace que aparentemente al menos, el ánimo doliente de la melancolía dé lugar a otra cosa: - P.ej. en relación a la Paranoia, si en la Melancolía soy culpable de todo, en la Paranoia soy inocente, la culpa es del otro.
Otro viraje es el cambio de ánimo que se produce cuando aparece una pasión, durante el tiempo que dura se abren esperanzas ilimitadas de que esta vez sí, la cosa va a cambiar definitivamente.
Liliana Aguirre me comentaba que estaba pensando si la paciente que presentó el año pasado no podía estar más del lado del masoquismo que de la melancolía, y efectivamente hay allí una pregunta. Julia Kristeva: (Sol negro) ubica el masoquismo en la melancolía como “erotización del sufrimiento como defensa contra la pulsión de muerte”.
Hasta aquí ya tenemos varias preguntas:
Melancolía causada por una pérdida de objeto Melancolía no causada por una pérdida de objeto
Melancolía y Manía
Melancolía y paranoia
Melancolía y masoquismo
La idea es ir pudiendo decir algo sobre esto en base a materiales clínicos.
Empecemos con lo más clásico freudiano que es justamente la analogía que hace Freud entre duelo y melancolía. Freud parte de que en ambos de lo que se trata es de una pérdida, y presenta diversos modos de resolverlo (o no resolverlo):
duelo - amentia de Meynert - melancolía
- En el duelo: se reconoce la pérdida, se la acepta, aunque “no lo pueda creer”, hay un retiro de cargas, inhibición, tristeza, desinterés, lleva tiempo, y después el yo queda libre para una nueva elección de objeto. Ahí se produciría una sustitución del objeto perdido por un objeto nuevo. Sobre esto se asienta una crítica muy mordaz que le hace Allouch en “Erótica del duelo en el tiempo de la muerte seca”. Probablemente correcta la crítica – sin embargo, retengamos el término “sustitución” como central al trabajo de duelo.
Julia Kristeva dice que el melancólico no sabe perder pq no ha encontrado una compensación (¿una sustitución?) a la pérdida que le permita reencontrar ese objeto de otra manera, por la vía significante.
- En la Amentia de Meynert: no se reconoce la pérdida – por no romper con el objeto, rompe con la realidad, y aparece la alucinación onírica donde se conserva el objeto alucinatoriamente.
- En la melancolía: reconoce la pérdida pero se resiste a aceptarlano renuncia a lo perdido, a diferencia de lo que sucede en el duelo. En Lo perecedero Freud dice: “El duelo, cuando ha renunciado a todo lo perdido, también se ha consumido a sí mismo y entonces nuestra libido vuelve a ser libre (…) como para sustituir los objetos perdidos por otros igual de valiosos o más valiosos”
En la melancolía, los lamentos pueden ser eternos porque el melancólico no renuncia a lo perdido.
Reconocimiento Renuncia a lo perdido
de la pérdida
Duelo (libre para sustit.)
Amentia no no (retiene obj en aluc).
Melancolía no (ret. obj en identif.)
En la melancolía, dice Freud, no hay trabajo del duelo pq hay una DISPOSICION ENFERMIZA:
- QUE IMPIDE RENUNCIAR A LO PERDIDO
- Que hace que las cargas de objeto vuelvan a Yo (igual que en la psicosis) y no que carguen el objeto en la fantasía como en las neurosis)
- Igual que en el duelo, hay: tristeza, inhibición, desinterés,
- Pero además hay autorreproches, baja autoestima (por el castigo del superyó al yo que aloja el objeto).
Entonces, la pérdida del objeto desencadena la melancolía (cuando hay una disposición enfermiza). Pero nuestra pregunta hace varios años es: ¿Cómo se manifiesta esa disposición enfermiza antes o sin que se pierda un objeto? Si es que se manifiesta – pq también podría no manifestarse y sólo desencadenarse ante una pérdida…
La psicosis, como sabemos, se desencadena por el encuentro con “UN padre”, la melancolía por el encuentro con una pérdida.
¿Se puede verificar esto, ya sea en la psicosis o en la melancolía antes del desencadenamiento?
Ustedes saben que Lacan dice que no hay nada más parecido a un neurótico que un prepsicótico, y también que la muerte puede advenir antes que desencadenamiento.
Pero creo que sí, que se puede verificar.. creo que hay signos de esa “disposición enfermiza” antes del desencadenamiento, que determina un tipo de relación especial con el objeto: pasional, absoluto, fusional, sin resto, tratando de que la relación sexual exista, que no haya ninguna falta, y principalmente esperando que ese objeto colme un vacío doloroso. Creo que es esto a lo que Freud se refiere cuando habla de la elección narcisista de objeto.
Es la búsqueda de una relación absoluta con el objeto, que colme absolutamente. A diferencia de lo que sucede habitualmente en la neurosis, o digamos en relación a un objeto del cual se podría hacer el duelo, donde: “La limitación de la posibilidad del goce aumenta su valor”, como dice Freud en Lo Perecedero. Ahí se puede ver la diferencia entre el deseo insatisfecho-prevenido-imposible de las neurosis de transferencia versus satisfacción absoluta esperada en la melancolía.
Ese objeto que dé una total satisfacción puede ser una persona, pero también una sustancia. Como siempre se escucha, “no cualquiera se hace adicto” y por otro lado, como saben, así como hay grupos de alcohólicos anónimos, también hay grupos de autoayuda para “personas adictas a personas”.
Para que haya trabajo de duelo, se tiene que ir renunciando al objeto, y así quedar libre para una nueva elección de objeto. Pero el melancólico se resiste a renunciar al objeto, no quiere hacer el duelo. Porque no sabe sustituir, no sabe poner un significante donde había un objeto, no tiene consuelo porque no hay palabras que lo consuelen, que lo compensen de la pérdida… No puede reencontrar ese objeto de otra manera, por la vía significante. Entonces, considera injusto haber sido abandonado de esa manera, no entiende, no acepta, denuncia, se siente injuriado – por eso hay un filo con la paranoia.
La pregunta sigue siendo si esa relación tiene características particulares antes que se pierda… Otros años hemos visto un libro de E. Wurtzel – Nación Prozac. Este año vamos a empezar con una novela de Sandor Marai, un escritor húngaro, que se reeditó recientemente – (se suicidó a los 89 años) “Divorcio en Buda”.
(Lectura de fragmentos de la novela)
Para mí este libro, Divorcio en Buda, tiene el interés de presentar el tipo de relación pasional que se puede establecer cuando –si lo dijéramos en términos de Freud, - cuando hay una elección narcisista de objeto. Se acuerdan que en Introducción del Narcisismo Freud dice: se elige “a) Lo que uno es (a sí mismo). b) Lo que uno fue. c) Lo que uno quisiera ser. d) A la persona que fue una parte de uno mismo”.
Yo subrayaba el lugar que esta mujer Anna va a ocupar para Imre, su marido. El modo en que él comienza a cambiar su vida gracias a ella, viniendo de una historia triste, pobre, con un tío que se ocupó de que llegara a ser médico pero que no le donó nada. Y cómo es a través de ella que él comienza a “tener suerte”, a recibir reconocimiento, los pacientes se quieren atender con él…
Al principio uno pensaría que es simplemente un obsesivo que quiere controlar todo, que es celoso, y bueno… pero después, va subiendo de tono: eso de despertarse cada mañana y tener que conocer sus sueños, que no haya nada, ningún secreto que se le pueda escapar, que no quede ninguna “propiedad privada” que él no comparta.
Acá creo que hay algo en lo que vale la pena detenerse, porque es muy evidente en la clínica. El año pasado vimos un artículo de Winnicott que se llama “La capacidad para estar solo”. Él plantea que la capacidad para estar solo, conlleva una paradoja, porque en realidad se trata de la capacidad de estar solo en compañía, en presencia de alguien. Y que esa capacidad, esa experiencia de estar solo en presencia de alguien, surge en la infancia, en presencia de una madre suficientemente buena, como dice W: el niño que está solo, se siente confiado, gracias a que la madre o un sustituto, o incluso una atmósfera general del ambiente, se encuentra presente, aún sin estar interactuando.
Y para ilustrar a qué se refiere va a dar un ejemplo fácil de comprender y que podemos pensar en relación al personaje de la novela que vimos: dice que después de una relación sexual satisfactoria, cada uno de los miembros de la pareja está solo y conforme de estarlo. Esto le permite al individuo estar en reposo, temporalmente satisfecho, incluso en ausencia de objetos y estímulos externos, y también en ausencia de estímulos provenientes del ello. O sea que se podría estar relajado. Esto que parece tan sencillo, tan elemental, es de una riqueza clínica enorme, y sólo se puede apreciar cuando fracasa. No va tan de suyo esta posibilidad de estar relajado. Para estar relajado, se tiene que poder soportar una ausencia de estímulos, es decir que, p.ej., aún estando con alguien, se podría disfrutar de esa compañía, sin estar interactuando.
Ese otro que acompaña, no necesita estar todo el tiempo mirándolo al sujeto, hablándole, jugándole, sino que su sola presencia basta, reconforta, y le permite al sujeto estar en su mundo, hacer sus cosas, estudiar, leer el diario, cocinar, mientras ese otro también está haciendo sus propias cosas. No hace falta saber lo que el otro sueña, lo que piensa, lo que lee, y compartirlo todo. Habrá siempre algo del otro que escape a su control. La posibilidad de pensar que cuando el otro está presente, al mismo tiempo puede estar ausente, permitiría también pensar que cuando el otro se fue, sigue estando presente, se lo puede evocar, recordar, extrañar. Si se fue, se lo va a poder evocar con el carretel y si está, alcanza con que esté medianamente cerca, no va a tener que estar todo el tiempo encima.
Y lo que pasa en la novela, es que de repente él se da cuenta de que aún estando presente, ella está ausente, tiene sus propias zonas privadas. Y él no dice: me gustas cuando callas porque estás como ausente… al contrario dice: hay algo entre los dos que impide que ella esté totalmente conmigo, su cuerpo es dócil, su alma está dispuesta a todo, y sin embargo, se resiste a entregarme su secreto más profundo.
Y una vez que se da cuenta de que él no lo sabe todo de ella, que siempre va a haber una distancia, que no son uno, y que por más que lo siga intentando no lo va a lograr, prefiere separarse, prefiere perderla, separarse del todo, no verla nunca más. En un momento incluso, cuando se da cuenta de esta distancia, dice que preferiría que hubiera un rival, otro hombre, alguien con quien pelearse.
Winnicott va a decir que la capacidad para estar solo es la materia prima de la amistad, y la matriz de la transferencia. Ustedes saben que muchas veces sucede en la clínica, que un paciente no soporte el silencio, porque no soporta no estar continuamente interactuando, diciendo o escuchando algo que dé la ilusión de estar juntos, comprendiendo, avanzando, analizando; y que entonces tampoco soporte el diván. Es justamente porque eso puede hacerlo sentirse solo y desamparado...
Bueno, entonces, respecto de la novela, decía que por momentos parece un obsesivo, por momentos parece un paranoico, cuando se pone tan celoso, no sé que pensaron ustedes. Él necesita averiguar si el juez había soñado con ella, como para tener la otra mitad del sueño, dice, porque ésa sería la manera de confirmar que lo que él piensa no es una locura, sino que al tener la otra mitad del sueño, lo transforma en realidad. Le permite corroborar ¿qué? Que ella no es toda de él. Y no por estructura sino porque hay un rival, si no hubiera ese rival, ella podía haber sido toda suya… y habría “relación sexual”.
Otra cosa que me llamaba la atención es que no hay ninguna mención al motivo por el cual no tuvieron hijos después de 8 años de matrimonio, contrasta con el juez que tiene 2, creo que se puede sospechar que fue para no tener que compartirlano había lugar para hijos entre ellos. Lacan dice en el seminario V que no es bueno que el padre esté demasiado enamorado de la madre.
Lo otro que también me parece interesantísimo es la secuencia de la confesión de ella y del juez. A ella le cae la ficha cuando recibe la notificación de que Kristoff va a ser el juez del divorcio… ahí ella “se da cuenta” que en realidad nunca lo había olvidado, recuerda con detalles las veces que se vieron, y el juez también después de este cuento, “se da cuenta” de que en realidad había soñado con ella, y todo eso de repente tiene una importancia enorme, en el marco de la película que se hizo el médico.
Quiero decir que – a mi modo de ver – no es que el médico “percibió” que había algo efectivamente entre ella y un otro…siempre hay algo entre una ella y un otro, nunca hay propiedad privada. Y como además ella es una histérica y es sugestionable, todo encaja perfectamente, aunque sólo sea en sueños, y ella confiesa…
Hydee Heinrich.