Melancolías. Haydée Heinrich. Clase 4.

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La vez pasada empezamos a ver la cuestión del duelo y veíamos la crítica que hace Allouch a la propuesta de Freud de que el objeto perdido podría ser sustituido después de consumado el trabajo del duelo. Allouch lo que va a subrayar, siguiendo a Lacan, es que hay un antes y un después en relación al duelo, que después del duelo no se es el mismo de antes, y que está bueno que así sea.

Yo les decía que me parecía que Freud minimizaba un poco los efectos del duelo, tanto en la teoría como en lo personal, como si tuviera la necesidad de alentar a que la vida siga, como una preocupación o temor de él, de que se podría caer en una melancolía de la que no se volvería a salir… como si hubiera una amenaza de dejarse ganar por la muerte, y él tuviera la obligación de evitarlo.

Ustedes la vez pasada señalaron bien, que en Freud hay una teoría acerca de la pérdida del objeto, mucho más interesante que la que subraya Allouch. Y efectivamente, el lugar donde eso mejor puede leerse es en la Interpretación de los Sueños, cuando habla de la vivencia de satisfacción, y de la amarga decepción que tiene que producirse para que se pueda renunciar a la satisfacción alucinatoria del deseo y encaminarse por el rodeo del deseo. Justamente, hay una relación estrecha entre lo que Freud plantea en relación a este “encaminarse por el rodeo del deseo” y el planteo de Lacan, porque la capacidad que tiene el duelo, la virtud, la ventaja, no sé cómo llamarlo, de que el duelo se efectúe, es justamente la de abrir la vía del deseo.

Entonces no sólo el sujeto no es el mismo antes que después del duelo, sino que el duelo tiene una función constitutiva en relación al deseo. No hay deseo sin duelo. Hoy vamos a tratar de fundamentar esta afirmación.

Me resulta interesante dejar esto planteado en estos términos, porque nos remite a nuestra pregunta por la melancolía. Si hay algo que sabemos de la melancolía, más allá de todo lo que no sabemos, es que en la melancolía hay un fracaso, un desfallecimiento de la función deseante y al mismo tiempo que hay una imposibilidad en la tramitación de los duelos

Al melancólico no le resulta posible sostener el deseo, a veces no puede levantarse de la cama, ni encontrarle sentido a la vida, a veces hasta tal punto que prefiere morir. Les decía que nos interesa especialmente esta pregunta porque en la melancolía nada funciona agalmáticamente, todo es aburrido, insulso, indiferente, insuficiente para que surjan las ganas. Recuerdan a los monjes atacados por la acedia, que el día se les hacía interminable y no tenían ganas de leer la Biblia, ni de rezar, ni nada.

Bueno, entonces, vamos a tratar de articular la relación que hay entre el duelo y el deseo, y vamos a ver que no es casual que ambos fracasen en la melancolía. Los dos lugares paradigmáticos en los que Lacan desarrolla el duelo son el seminario 6 – El deseo y su interpretación, que es donde va a trabajar el tema de Hamlet y el seminario 10, en relación al material clínico de Margaret Little.

Y en el seminario 6, cuando habla de Hamlet, la pregunta de Lacan va a ser en relación al deseo. Hamlet es la tragedia del deseo, dice, hay un deseo que desfallece y no le permite llevar adelante su acto. Vamos a empezar hoy haciendo un recorte muy breve de ese seminario – demasiado breve, pq releyendo el seminario 6, dan ganas de trabajarlo exhaustivamente, de dedicarle unas cuantas clases a ver con tranquilidad Hamlet y el duelo y el deseo, da para todo un seminario. Pero bueno, al menos algo vamos a introducir. En primer lugar, les decía que hay una pregunta central para Lacan en ese seminario, que tiene que ver con el deseo, la pregunta es cómo surge el objeto del deseo... o su inversa, qué es lo que puede ocasionar que ese deseo desfallezca y cuáles serían las consecuencias de que el deseo desfallezca.

Ustedes saben que Hamlet tiene una misión que llevar adelante, la misión que le encomendó el ghost de su padre, que es la de matar a su asesino, a Claudio, y toda la tragedia gira en torno a las vacilaciones de Hamlet, que no logra encontrar su deseo. No es que dude de la moralidad de lo que tiene que hacer, no es que tenga miedo, no es que no sepa cómo hacerlo; lo que dice Lacan es que, como dirían las tías, Hamlet no sabe lo que quiere. Dice que hay un enloquecimiento del deseo de Hamlet, que perdió la vía de su deseo, por eso llama a esta tragedia la tragedia del deseo. Y no particularmente porque Hamlet sea un obsesivo, el tema de la procrastinación, de la postergación del acto, obviamente hace pensar en la neurosis obsesiva, pero Lacan también dice que es un histérico o sea que se va a referir al problema del deseo en el hombre en general.

Bueno, la cosa es que Hamlet va a hacer todo mal. El deseo se manifiesta en él de un modo errático, y Lacan dice que el trabajo que hace Hamlet es chapucero… no puede ir y matar a Claudio y listo.
Esto es algo que también habrán visto en la clínica, estos vaivenes de quienes cuando quieren ir para un lado van para el otro, si quieren lograr algo consiguen justamente lo contrario, o se les pierden las ganas en medio del río, o se arrepienten y vuelven, y la cosa se les complica indefectiblemente, ahora lo vamos a ver en relación a la paciente de M. Little. También Hamlet, está como una hoja al viento, lo mandan a Inglaterra, va, vuelve, vacila, se hace el loco (en la play-scene), pero también está un poquito loco.

Se acuerdan que después de hablar con el ghost, en vez de ir y matar a Claudio, lo primero que hace es agarrárselas con Ofelia, que termina suicidándose, después lo mata a Polonio que está escondido detrás de una cortina, lo tiene ahí a Claudio para matarlo pero como está rezando le parece que no es el mejor momento, incluso al final, en la última escena de la lucha con Laertes, recién cuando él mismo está herido de muerte puede clavarle el puñal a Claudio… no es muy prolijo, efectivamente. No es como para encargarle un trabajito.

Este término de chapucero en relación a la dificultad en llevar adelante el deseo no es equivalente a las cavilaciones obsesivas, tampoco a lo que uno pueda leer como actos fallidos o a la necesidad de mantener el deseo como imposible, insatisfecho o prevenido. Tiene su particularidad en relación al desfallecimiento del deseo.

Ustedes saben que Freud había comparado a Hamlet con la tragedia de Edipo, por el asesinato del padre, el deseo de/por la madre, Freud interpreta que Hamlet no puede matar a Claudio porque hizo lo que él hubiera querido hacer, matar al padre y casarse con la madre. Sin embargo, hay una diferencia importante entre Edipo y Hamlet, y es que Edipo no sabe, mientras que en Hamlet todos saben, el primero que sabe es Hamlet-padre, se lo cuenta al hijo, y Horacio dice, no hacía falta un fantasma para contarnos eso... es decir que todos ya sabían todo. There needs no ghost, my lord…

La otra diferencia que señala Lacan entre la tragedia antigua y la moderna, es que mientras en la tragedia antigua el héroe está tomado por el deseo, en el caso de Hamlet se trata de encontrar el deseo con esfuerzo (p.33 Lacan Oral), tiene que crearse un deseo, sea insatisfecho o imposible (p.59). Esta va a ser entonces la pregunta ¿cómo surge ese deseo?, y es interesante para nosotros porque surge a partir de un duelo. Como les decía, sin duelo no hay deseo.

Veamos en primer lugar qué es lo que le pasa a Hamlet con su deseo, ustedes saben que Hamlet está enamorado de Ofelia, y cuando vuelve de hablar con el fantasma, algo le pasa, hay una especie de despersonalización que sufre, un estrangement, un extrañamiento, que hace que la rechace a Ofelia en los términos más duros. La ofende, se pone cruel y sarcástico, y rechaza en ella todo lo que podría haber especialmente de mujer y de madre, la acusa de engendrar generaciones de pecadores.

¿Pero qué es lo que hace que Hamlet pierda el deseo por Ofelia? Ustedes saben que el ghost le dijo a Hamlet que Claudio lo había matado, que le había puesto algo raro en el oído, y que tenía que vengarlo, pero sin hacerle nada a la madre. Esta madre, Gertrudis, ella misma reconoce que Hamlet está loco debido a la muerte del padre pero también al apresurado casamiento de ella con su tío.

Entonces, lo que dice Lacan es que Hamlet pierde su deseo por la falta de duelo en la madre. Gertrudis, lejos de estar de duelo por la muerte de Hamlet-padre, está de fiesta con Claudio, y esto no es bueno para un hijo que acaba de perder a su padre. Esto es lo que lo lleva a rechazar a Ofelia, ya que no puede rechazar a la madre, y en ella a lo que podría tener en común con su madre.

Esto me recuerda lo que Freud dice de que no hay que perturbar el duelo, seguramente una manera de perturbar el duelo de un hijo por la muerte de su padre es si la madre utiliza los restos del banquete fúnebre para el banquete nupcial. Es decir que a un duelo hay que acompañarlo si no se lo quiere perturbar.
Entonces, Hamlet anda errando sin rumbo, medio zombi, sin decidirse a matar a Claudio, habiendo perdido su deseo ¿cómo lo reencuentra? La lectura que hace Lacan es que lo que lo saca a Hamlet de ese estado es el encuentro con el duelo de Laertes en la tumba de Ofelia.

Primer tiempo entonces de extrañamiento, de despersonalización, segundo tiempo de rechazo a Ofelia y tercer tiempo de reencuentro con su deseo.

Ustedes recuerdan que Hamlet está volviendo de Inglaterra y en el camino se encuentra con un cortejo fúnebre, y ahí se entera de que Ofelia se suicidó, y cuando lo ve a Laertes metido dentro de la fosa, llorando la muerte de su hermana, Hamlet se vuelve loco y le disputa a Laertes su derecho a estar de duelo. Incluso se enfurece porque Laertes hace ostentación de su duelo, cuando el que tiene que estar de duelo es él. Me recuerda la escena relatada por San Agustín que Lacan retoma varias veces, del niño que ve amare spectu, con mirada amarga, cómo su hermanito menor está mamando. Y ahí, dice Lacan, aparecen por primera vez, tanto el semejante como el objeto de deseo.

Según dice Lacan, es el encuentro con ese duelo en un semejante, en un pequeño otro, el que le permite a Hamlet reencontrar su deseo, un deseo que había perdido al no encontrar un duelo en su madre. ¿Si? Pierde el deseo por faltar un duelo y reencuentra su deseo al encontrar el duelo en un semejante.
Entonces, tenemos acá la importancia del duelo en relación al deseo, pero también tenemos la importancia del semejante a la hora de realizar el duelo. 

Sin el soporte de ese semejante Hamlet no hubiera podido encontrarse con ese objeto de su deseo, que por otra parte recién encuentra cuando es definitivamente imposible, cuando Ofelia ya está muerta. Entonces, la visión del duelo de Laertes, le permite a Hamlet hacerse cargo de su propio duelo, y eso es lo que le permite reencausar su deseo. Así como se desea con el deseo del otro, también se hace el duelo con el duelo del otro. Incluso allí, se produce un efecto de nominación, va a decir, “este soy yo, Hamlet el danés”.

Vemos entonces, que el duelo tiene la propiedad de encausar el deseo, tiene un efecto de subjetivación, como dice Allouch, y no tiene nada que ver con la sustitución del objeto. En el caso del duelo por Ofelia, satisfecho ese duelo, no es que Hamlet sale a buscar una nueva novia, sino que sale a matar a Claudio, en la medida en que se reencuentra con su deseo. El deseo se reencausa, el duelo concluye, y el sujeto no es el mismo de antes. Lacan dice que por vía del duelo Hamlet se hace hombre (p.58). No se puede hacer un hamlet-omelette sin romper los huevos, dice.

Ahora bien, Lacan va a ampliar la pregunta en relación a la constitución del objeto del deseo y toma la cita que conocemos de Freud, de que ante una pérdida el objeto es introyectado, y Lacan va a decir, si está bien, pero para que el objeto sea introyectado existe una condición previa y es que el objeto esté constituido (p.57). Y que para que se constituya el objeto del deseo, va a hacer falta un duelo previo, en tiempos instituyentes, un duelo por el falo. Se acuerdan que la vez pasada veíamos que para Allouch, el duelo consiste en un sacrificio, en sacrificar una parte de sí, como para satisfacer el duelo.

¿Cómo pensar el duelo por el falo? Me parece que un primer acercamiento posible es utilizando el argumento que Lacan recoge de Freud: Como ustedes saben, en la declinación del complejo de Edipo, Freud se pregunta a qué obedece esa declinación. Y dice que si el niño quiere tomar el lugar del padre, será castrado, y que si quiere tomar el lugar de la madre, también será castrado porque la madre está castrada. Entonces, dice Freud y retoma Lacan, por una exigencia narcisística, el sujeto renuncia al falo, renuncia a una parte de sí, que desde entonces le estará prohibida para siempre. Recuerdan que también cuando Freud habla de los argumentos para renunciar al objeto perdido en el duelo, va a dar una razón narcisista, son las satisfacciones narcisistas las que deciden al Yo a seguir con vida y no seguir la suerte del objeto.

Lacan plantea el duelo por el falo en relación a lo que el sujeto pierde por su entrada en el lenguaje. El sujeto es simbólicamente castrado en tanto sujeto parlante, pero con eso no alcanza, esto es de estructura. Además tiene que hacer el duelo por lo que aportó en sacrificio – dice Lacan – a la función del significante faltante. (p.118) Lacan lo dice así: El significante de su alienación significante es lo que designamos como falo (p.96) Es porque el sujeto es privado de este significante, que un objeto particular se vuelve para él objeto de deseo.

Si hay un significante que falta en el Otro, y ese significante es simbolizado con el falo, el sujeto tiene que hacer el duelo por ese falo. Ese duelo abre la vía a que un objeto particular pueda adquirir para él ese carácter de objeto de deseo. Entonces, tenemos un duelo inaugural por el falo, que abre la vía al deseo y al mismo tiempo, abre la vía a la posibilidad de dar satisfacción a futuros duelos.

Esta expresión dar satisfacción al duelo que ya vimos en Allouch, la toma de Lacan, que dice que “El trabajo del duelo es una satisfacción dada a lo que se produce de desorden en razón de la insuficiencia de los elementos significantes para hacer frente al agujero creado en la existencia. Es el sistema significante en su conjunto el que resulta cuestionado por el menor duelo”. Así como en la Verwerfung psicótica lo rechazado en lo simbólico retorna en lo real, cuando se produce una pérdida en lo real se conmueve todo lo simbólico. De allí que cuando hay un defecto del rito significante, aparecen los fantasmas y los espectros demandando que se de satisfacción al muerto, que se lo honre como es debido. (ver Alain Didier-Weill, p.ej. su intervención en el seminario Topología y Tiempo (sem. 25) de Lacan)

En esta obra, hay una enorme falencia en los ritos fúnebres y de allí arranca toda la tragedia. Por empezar, Hamlet-padre es muerto en la flor de sus pecados, es decir que no pudo saldar sus deudas para ir en paz a su otra vida, su duelo fue superveloz y abreviado por la esposa, de allí que vuelva para pedirle a Hamlet que haga justicia. Polonio es enterrado a las apuradas por cuestiones políticas, Ofelia es enterrada con un ritual pobre por suponerse que se ha suicidado, pero a pesar de eso se la entierra en el cementerio por el lugar que ocupa en la corte. Montones de muertos que arrastran más muerte; la muerte llama a la muerte cuando falla el rito fúnebre.

Entonces, para que haya duelo tiene que estar constituido el objeto y para que esté constituido el objeto tiene que haber habido un duelo por el falo en tiempos instituyentes. La pregunta, obviamente, es qué pasa con esto en la melancolía, para que fracase tanto el duelo como el deseo. (Hamlet no es un melancólico, sino que su deseo fue perturbado porque su duelo fue perturbado.)

Bueno, entonces, quisiera dejar esto planteado para pensar el material clínico que presenta Margaret Little y que Lacan va a comentar en el seminario X, porque vamos a ver que algo de este reaparece. En primer lugar, como vieron, en la clase 10 del seminario, Lacan da una definición del duelo:

No estamos de duelo sino por alguien de quien podemos decirnos “yo era su falta”. Estamos de duelo por personas a quienes hemos tratado bien o mal y frente a las cuales no sabíamos que cumplíamos esa función de estar en el lugar de su falta.
Lo que damos en el amor es, esencialmente, lo que no tenemos y, cuando lo que no tenemos vuelve a nosotros, hay por cierto regresión y al mismo tiempo revelaciòn de en qué cosa hemos faltado a la persona para representar su falta.
Pero aquí, a causa del carácter irreductible del desconocimiento relativo a la falta, dicho desconocimiento sencillamente se invierte,, es decir que a la función que teníamos, la de ser su falta, creemos poder traducirla ahora en qué le hemos faltado, cuando justamente por esto éramos valiosos e indispensables para él.

Dicho esto, Lacan retoma el artículo de M. Little “La respuesta total del analista a las necesidades de su paciente”. Es un artículo que trata de la contratransferencia y de la responsabilidad que le cabe al analista en cada momento ante sus pacientes. (En la biblioteca de la EFBA está el texto completo en inglés)

M.L. va a diferenciar a los pacientes en 3 clases o categorías, en relación a su responsabilidad, por un lado están los neuróticos, en los cuales descargamos parte de la responsabilidad, después están los psicóticos, a los que a veces hay que internar, o medicar, para compartir allí la responsabilidad, y va a decir que entre estas dos clases, hay otra clase que llama neurotic character o personalidad reactiva, y M.L. dice que son los pacientes que someten al analista a la mayor tensión y con los cuales en general no sabemos qué hacer.
Y Lacan va a decir:

“todo aquello a cuyo alrededor se elaboran tan problemáticas imitaciones o clasificaciones, cuando en realidad no se trata de una especie de sujeto, sino de una zona de relación, aquella que yo defino como acting-out.”

Entonces, tenemos la Zona de Relación Acting Out, de la cual no va a volver a hablar nunca más – al menos que yo sepa – pero coincide con M.L. en que la paciente que ella va a presentar en ese texto, corresponde a esta “zona”. Y la primera característica que Lacan va a mencionar de Frida es que es cleptómana, es decir que comete robos que tienen el estatuto de actings en relación a su madre.

Si vamos ahora al texto de M. Little. que les pedí que leyeran, vemos algunas características más de Frida, que voy a enumerar brevemente: La idea es tratar de encontrar los parámetros de esta ZRAO, estas características que tienen que ver con los Actings más que con síntomas, y vamos a ver también qué pasa con el duelo y con el deseo, que es lo que veníamos viendo en Hamlet.

Obviamente, esto que Lacan llama ZRAO es lo que conocemos por otros nombres, es lo que los ingleses llaman borderline y que acá se conoce como neurosis graves, bordes de la neurosis, patologías del acto, y que hace un tiempo me parece más apropiado pensarlo en relación a la melancolía.

……….. (citas del historial de M. Little)

Y Lacan comenta: “El análisis recién comienza a moverse el día en que su paciente llega con el rostro tumefacto por los llantos y llantos que vierte a causa de la pérdida, de la muerte en un país que había dejado hacía tiempo con sus padres, la Alemania de entonces, la Alemania nazi- de una persona que no se distinguía de otro modo, entre quienes habían velado sobre su infancia, que por ser una amiga de sus padres, y sin duda una amiga con la que ella tenía relaciones muy distintas de las relaciones con sus padres; es un hecho que nunca había llevado un luto parecido por nadie”.

Entonces comenta todas las interpretaciones transferenciales de la analista que no mueven nada.

Y “un muy pequeño algo comienza a desencadenarse cuando la analista, literalmente confiesa ante el sujeto que no comprende nada y que verla así le causa pena a ella, a la analista.”
Y agrega: “le permite transferir a su relación con su analista la reacción de que se trataba en ese duelo, a saber, la aparición de esto: que había una persona para la cual ella podía ser una falta”. “La intervención de la analista le pone de manifiesto –en la analista- eso que se llama angustia. Es en función de hallarnos en el límite de algo que designa en el análisis el lugar de la falta, que esa inserción, ese injerto, por así decir, esa acodadura, que permite a un sujeto del que es definida toda la relación con sus padres (en) que no pudo captarse bajo ninguna relación como una falta, se encuentra aquí abriéndose.”

Y Lacan va a decir que esto produce un corte. Salteo los otros ejemplos, si quieren después los tomamos, y seguimos con el duelo. Lacan dice:

“Esto nos permite indicar qué ocurre en este sujeto. (ZRAO) Uno de sus problemas es que nunca había podido experimentar el menor sentimiento de duelo con respecto a un padre al que admiraba. … en ningún caso y de ninguna manera podía tratarse a su respecto, de representar algo que pudiera faltarle a su padre bajo el ángulo que fuese.”
(…)
“En cuanto a la madre – que tiene que ver de la manera más cercana con el determinismo de los robos – seguramente nunca pudo hacer de esa hija otra cosa que una suerte de prolongación de sí misma, de mueble, instrumento de amenaza y llegado el caso, de chantaje, pero en ningún caso algo que con relación a su propio deseo, al deseo del sujeto hubiera podido tener una relación causal”

¿Sí? No pudo decir “yo era su falta” ni del padre ni de la madre, pero sí de Ilse. No pudo hacer el duelo por el padre, pero no se resigna a no hacer el duelo por la madre, por eso se la pasa de acting en acting cada vez que la madre la visita. Veamos cómo se refiere Lacan a los robos:

“Para designar esto, o sea que su deseo – ella no sabe cuál, desde luego – podría ser tomado en consideración, cada vez que la madre se acerca, el sujeto se libra con toda regularidad a un robo, que como todos los robos de cleptómano no tiene sino una significación de interés particular: “Yo le muestro un objeto que quité, por la fuerza o la astucia y que quiere decir que en alguna parte hay otro objeto, el mío, el a, que merecería ser considerado, que merecería que lo dejen aislarse por un instante”

Entonces, en la clase anterior de este mismo seminario Lacan había dado las coordenadas del acting: el acting out es un llamado al Otro, es un llamado a la interpretación, a diferencia del síntoma, que no pide ninguna interpretación porque se basta a sí mismo. Hay algo que el otro no entiende, y el acting out es una indirecta – un hint – para que el otro se avive de lo que está pasando. Una de las maneras en que esto sucede es mediante la cleptomanía. En general, el robo, denuncia otro robo, que es el robo que ha sufrido el sujeto al no haber tenido ocasión de articular su propio deseo.

En un lenguaje teatral, Lacan dice que el acting out (to act-out) es cuando el director quiere mostrarle a un actor cómo representar una escena, y cansado de que el actor no entienda, va el director, sube al escenario y le muestra qué es lo que tiene que hacer. Por eso es una mostración.

Entonces, nuestro interés en el acting –entre otras cosas- es porque en el cuadro del seminario de la Angustia, el cuadro que está al principio y al final del seminario, Lacan ubica I – S – A y ubica al duelo junto con el acting. Y al Pasaje al acto junto con el suicidio.
---------------------à D i f i c u l t a d
M
o INHIBICIÓN
v Pasaje al acto
i SÍNTOMA suicidio
m
i Acting-out ANGUSTIA
e duelo
n.

Creo que el modo de entender la relación del Acting con el duelo, especialmente si nos servimos del texto de Hamlet, es en relación a un intento de que mediante el acting, el otro tome nota de un duelo que no está cumpliendo. P. ej. si pensáramos un acting que Hamlet le dirigiera a su madre, como para decirle que ya es hora de que se comporte como una esposa en duelo, como una viuda. 

Desde esa perspectiva, podríamos leer varias de las locuras de Hamlet como dedicadas a la madre, por ejemplo todas las barbaridades que le dice a Ofelia. Ustedes se acuerdan que Lacan da como ejemplos de acting el paseo de la joven homosexual con la cocotte ante la mirada del padre y todo el despliegue de Dora con la sra. K y el sr. K. En ambos casos queda claro que se trata de una escena que se sostiene y que se da a ver a un otro.

Distinto es lo que sucede en el pasaje al acto, donde la escena se rompe, ya no queda la esperanza de que un duelo se produzca, un duelo gracias al cual se pueda hacer lugar al sujeto en el deseo del Otro, como para que pueda decir “yo era su falta”, y de allí estar en duelo y encontrar la vía del deseo.

Entonces, en el caso de Frida, ella no ocupó el lugar de falta para el padre ni para la madre, pero sí para Ilse. Y ese duelo intensísimo, incomprensible, por alguien que hacía añares que no veía, de repente encuentra “su satisfacción” cuando M. Little la acompaña en su duelo, vieron como se dice te acompaño en sentimiento... la acompaña, le dice que lo siente por ella... Y acá, esto es lo notable, aparece el deseo como milagrosamente (p.4 . encuentra la casa)

Lo que es notable, y es esto lo que me gustaría pensar en relación a lo que veíamos de Hamlet, es que a partir de allí, encuentra el departamento que estaba buscando infructuosamente desde hacía tiempo... Es interesante este comentario, el deseo de repente se encausa, en vez de andar a los tropezones, empieza a ir hacia donde quiere ir... No es ya “como dicen las tías, que no sabe lo que quiere”.

Lo que les decía entonces que me interesaba articular es la cuestión de acting out – duelo – deseo... porque muchas veces encontramos en la clínica esta combinación de las actuaciones, con la imposibilidad de tramitar los duelos, con la falta de ganas de hacer cualquier cosa, y que vayan como hoja al viento. Y la idea era ver si podíamos articular esto que si no simplemente es una sumatoria descriptiva de características: acting out, duelo, deseo.

Haydée Heinrich