DELINEANDO UN BORDE A LO REAL DEL CUERPO. Liliana Lamovsky

Tiempo de Lectura: 16 min.

" Prefiero no profundizar en esa monserga de decir que todo lo que sucede en lo somático tiene una réplica psíquica" Lacan. Sem. XI.

Leda entró al quirófano 13 veces. Cuatro durante su niñez y pubertad. Dos fueron cesáreas cuando tuvo a sus hijas.


Pero el problema mas grave lo ocasionaron sus mamas. Fue a partir del nacimiento de su primera hija y según considero, por iatrogenia médica. El neonatólogo convenció rápidamente a la madre que la leche en polvo era mejor que la que salía de sus senos que en el caso de Leda era poca y había que complementar con mamaderas. Cuando le propusieron medicarla para cortarle la leche a ella le pareció bien porque "la mamadera me parecía mas aséptica, mas pulcra, además dar de mamar me daba asco."


El resultado fue el desarrollo de una mastitis y galactoforitis crónicas con fístulas y abcesos que llevaron a reiteradas cirugías y drenajes en ambas mamas. Diez años después desencadenó un cáncer muy maligno que obligó a realizar una mastectomía radical derecha con amplia resección de tejido, ganglios y músculos. En la otra mama continuan las reinfecciones hasta la actualidad.

La historia de Leda :

En su historia prevalece una infancia y adolescencia muy difíciles. Sus padres exilados griegos, salieron de su país, con lo puesto, de un día para el otro, escapando del fusilamiento que terminó, días antes, con la vida de los dos abuelos de Leda materno y paterno, en medio de una sangrienta guerra civil.


Cuando los padres huyen a la Argentina, la madre está embarazada a término, tal es así que su primera hija nace en viaje. Hay fotos de esa época en que se ve a la mamá muy feliz con su bebita que al año muere de una meningitis fulminante. Cuenta la madre que fue lo peor que le pasó en la vida y que pensó en suicidarse. Tarda once años en volver a quedar embarazada, esta vez nacerá Leda .


La vida de la familia en la Argentina siempre fue precaria, con la esperanza de volver cuando pudieran a su verdadero hogar. Pero ninguna historia que dé cuenta de sus raices le fue relatada por los padres a su hija. Predominaba "la ley del silencio". Nunca hablaban de su dolor.


La ruptura producida por los acontecimientos sociales y familiares desencadenó en los padres de Leda efectos de desmoronamiento que paralizaron el curso de su existencia. Víctimas de una interrupción en la trama familiar, quedaron huérfanos de palabra, sufriendo, en carne propia, duelos imposibles de efectivizar. Transmisión muda que, como veremos, puede anidar en lo real de los cuerpos generando efectos siniestros de generación en generación.(1)


Duelos detenidos, siempre de velorio, en la casa no se festejaban cumpleaños, tampoco Navidad ni Año Nuevo. Ella nunca preguntó por qué los vecinos estaban de fiesta y ellos no. Se recuerda de niña leyendo con intensidad y escribiendo diversos materiales que irremediablemente rompía después. Su padre era licenciado en letras. La paciente lo recuerda "melancólico y distante, con el corazón partido en dos" y a su madre " fría y silenciosa, poniendo un muro entre las dos". Es posible que la depresión de los padres haya producido un desfallecimiento de la función paterna y materna.


Cuando Leda tiene 14 años, su padre enferma de una afección degenerativa neurológica que lo va dejando progresivamente en estado vegetativo. Guarda una imagen muy dolorosa de él, deteriorándose física y psíquicamente. Muere, joven aún, tres años después. La hija se enfrenta al puro dolor de una vida desanudada, el momento en que la vida del padre equivale al puro dolor de existir. Dolor como expresión de la existencia cuando se desanuda la cubierta imaginaria.


Aunque han pasado decenas de años, Leda habla de manera insistente y dolorosa de este duelo congelado. Dice que su padre "no se termina de morir nunca".


A partir de la muerte del padre, la madre " se deja estar" y deposita en su hija toda responsabilidad de sobrevivencia. " Vos podés, vos sos fuerte, vos sabés" argumentaba mi madre. "Sos inteligente y responsable, sacrificaste tu inteligencia y tus sueños para que podamos comer". Eclipsamiento del sujeto en la consistencia del ser, sujeto sacrificado que compromete lo real del cuerpo.


Cuando la paciente cuenta, en sesión, su teoría de que la mamadera era mas aséptica, recuerda que una de sus hijas refiriéndose a su frialdad afectiva, le dijo: "vos sos aséptica" . Asociando con esto surge un recuerdo, su madre le contó alguna vez que como su primera hija había muerto de una enfermedad contagiosa, cuando Leda nació, los padres no permitieron que nadie la acariciara ni besara por dos años, para evitar cualquier infección. Ellos mismos, tampoco la tocaban mas que lo necesario. En verdad, la madre no se ocupó demasiado de asistirla porque según le dijo "tu padre te adoptó". La mujer sentía que su marido la hacía responsable de la muerte de su primera hija y cedió a la segunda.


El pediatra aconsejaba que no era bueno que la niña no recibiera besos ni caricias pero la madre no podía acercarse,.temía contaminarla. Paradógico resultado, la madre deseaba que su hija viviera, quería salvarla de una enfermedad mortal y la dejó, quizás amarrada al peor de los goces.


El goce fálico de la madre resulta propicio en un primer tiempo de la constitución subjetiva, ya que sostiene el cuerpo del hijo en el narcisismo. Pero en nuestro caso, una falta en lo real por la muerte de la primera hija es taponada por el cuerpo de la segunda que representa en el campo materno, la presencia sin ausencia de la hija muerta.

Hasta aquí se nos plantean dos interrogantes :
- La carencia de erogenización dejó expuesto lo real del cuerpo?. - Lo que es transmitido como trauma puede marcar lo real del tejido?.

Luego, muchos médicos tocaron a Leda, muchos cortes y cicatrices se sucedieron en ese cuerpo mortificado. Parece que hay sujetos que sólo se hacen un cuerpo a través de la enfermedad. Al fallar la interdicción simbólica, hacen la experiencia de un contacto mortífero con lo real.


La lesión orgánica es un lugar mudo entregado al goce que se sustrae de algún anudamiento simbólico-imaginario.

A dos años de comenzado su análisis, Leda es sometida a una cirugía radical ginecológica ya que, en un control de rutina, le encuentran quistes en los ovarios e hiperplasia de endometrio. La biopsia fue negativa.
Todavía no repuesta de esta operación, se descubre un nódulo en la mama y el pezón inflamado. Es necesario hacer otra biopsia.


Otra entrada al quirófano tiene, por primera vez, efecto traumático para la paciente, produciendo un cuestionamiento a su posición sacrificial. Llora, se desespera, se resiste, ya no quiere ofrecerse al corte del bisturí. Tiene fantasías persecutorias con el cirujano, siente pánico de que le amputen la mama que le queda y también de morir por la anestesia. Incrementamos el número de sesiones semanales y me ofrezco a acompañarla al quirófano, lo cual finalmente no es necesario.


Poco después, un hepatograma de rutina muestra muy elevadas las enzimas hepáticas sin síntomas concomitantes. El clínico la deriva a un especialista que sigue investigando una hepatitis atípica.
Leda está harta de médicos y exámenes de todo tipo, tiene miedo de morir. Siente pánico que se manifiesta con taquicardia, aumento de la presión arterial y cefaleas. Es evidente que tiene facilitado el camino de la respuesta corporal.


Según manifiesta : "la vida es para mi como unas fauces con dientes agudos y filosos que vienen a morderme, dejándome cicatrices."


Habla en sesión de su dolor de existir, se pone de manifiesto un exceso de goce en lo traumático. Dice: "Dolor que sentí desde chica, el dolor de ser." "Hay que anestesiarse para que no duela tanto, no, qué estoy diciendo?. No hay que anestesiar nada. Es que me duele desde siempre, no se puede andar por el mundo cuando a una le duele el alma todo el tiempo, no se puede vivir"." La vida me sería mas fácil si mi vieja no me doliera tanto".


Este "dolor de ser" como ella lo llama, tendrá relación con las mutilaciones en el cuerpo?. Serán intentos de arrancarse ese dolor?. A ese dolor que no cesa, el cuerpo responde?. Será un dolor crónico por duelos imposibles de tramitar?.
Pensamos que se produce una disposición al duelo patológico cuando se transmite generacionalmente determinada modalidad de tramitar duelos. Lacan en "Hamlet, un caso clínico" (2), observa que el obstáculo en el duelo de Hamlet tiene relación con la dificultad del Otro primordial, que luego pasa a ser la red que nos habita, para soportar la pérdida de objeto.
Cuando la paciente se recupera de esta crisis de salud comienza a programar un viaje a Grecia para conocer a su familia paterna, que la conducirá a una nueva etapa de su vida.


El encuentro con los numerosos familiares que vivían en Europa fue una experiencia altamente conmovedora, pudo reconstruir la historia silenciada por los padres, reconocerse en una pertenencia, ubicarse en una genealogía. Dice: " Yo sentía que ahí era una presencia viva."


Comienza a pelear con " su destino", dice :" Ya pagué, no me voy a dejar despedazar mas". "Yo no quiero enfermarme mas, estoy decidida a no enfermarme mas". " Cuando tuve el cáncer era un borrón, yo ahora estoy pintada al oleo, en ese entonces estaba pintada a la acuarela, alguien había abierto una canilla encima y todo se borroneó ".Hermosa manera de develar como se va conformando la configuración imaginaria.


Refuerzo esta intención de corte que no es un corte en el cuerpo. Nos dedicamos a reconstruir, armar, inventar su historia. La dirección en la cura apostó en ese momento a recuperar el linaje paterno para que operara de corte simbólico como uno de los nombres del Padre jugado en la transmisión generacional.
Pensamos el viaje como del orden del acontecimiento. Viaje inaugural que propició la construcción en psicoanálisis. La construcción como acto analítico fundante de un deseo, efectúa un quiebre en lo mortífero de la compulsión repetitiva.


En la medida en que va armando la historia familiar que no le había sido transmitida hasta ahora, Leda comienza a escribir nuevamente pero esta vez no destruye lo que produce. Escribe cuentos con retazos de recuerdos de su vida y la de su familia. Los envía a concursos. Participa en seminarios y talleres literarios. A veces, trae sus textos a sesión, cuando se le ocurre que son material de análisis. Su escritura denota un exceso de goce en lo traumático, una obstinación del sujeto hacia el sufrimiento, en una metaforización al límite de lo sostenible. Habría que seguir tejiendo un imaginario sobre lo real traumático para modificar esa mirada descarnada de la realidad.


Sin embargo, su discurso cambió. Antes, médicos y operaciones, ahora, su escritura. Dice: "Yo, cuando escribo, estoy siendo mucha gente".


Recuerdo que su padre era licenciado en letras. Leda logró recuperar una marca que se había extraviado. I. Vegh propone " hacer de un destino, un estilo" (3). Lo estará logrando esta analizante, pasar del corte en lo real del cuerpo a la escritura como corte?. Al menos podemos decir que escribir puede ser un buen enlace que le haga mas tolerable el dolor de existir.
Sabemos que lo real no logra recubrirse totalmente ni con la palabra ni con la imagen, por eso mismo, si nos arriesgamos al encuentro con lo real, nos disponemos también a enfrentarnos con el límite de nuestro saber como psicoanalistas y a sostener el interrogante.


Mientras tanto, en la cura habría que continuar propiciando, vía función de castración, la restricción del goce mortífero para propiciar otro goce, el de la creación. No se trata de curar una afección orgánica, se trata de situar un deseo y que éste convoque al goce de un objeto.


Y si estuviera condenada al dolor corporal que su escritura sea una respuesta a ese dolor, una oferta sublimatoria que delinee un borde. Apostamos a que delinee un borde al dolor y a lo real del cuerpo.


ALGUNOS INTERROGANTES

_ Qué es el cuerpo para el psicoanálisis?

El cuerpo del psicoanálisis no es el de la biología, no se nace con un cuerpo, sino con un organismo, el cuerpo es algo que se construye. El cuerpo de lo simbólico " hace al segundo al incorporársele". Es el lenguaje quien nos atribuye un cuerpo y después nos lo otorga al unificarlo. El efecto significante afecta al cuerpo y mas precisamente a su goce.


Proponemos abordar el cuerpo desde los tres registros, hablar de lo corporal, es hablar de un viviente atravesado por la palabra entonces el cuerpo es lo real del tejido anudado en cada uno de sus puntos a lo S y a lo I. Podríamos decir el cuerpo de los intercambios enlazado al cuerpo imaginario del narcisismo y al cuerpo real del goce. La pulsión que toma asiento en lo real del tejido se enlaza o desenlaza a los otros registros del cuerpo, simbólico e imaginario. Si la pulsión, situada en el campo de lo real, se desanuda de lo simbólico y lo imaginario, culminaría rápidamente en la muerte. Si enlaza con lo S y lo I se crea un lugar de vacuidad que genera un nuevo deseo y en esa falta instituyente reconocemos la castración
Por el contrario, la lesión orgánica es un lugar mudo entregado al goce que se sustrae a todo anudamiento simbólico e imaginario.


-Las marcas en el cuerpo.
Lacan propone el lenguaje como cuerpo de lo simbólico. Cuerpo que da cuerpo. " ese cuerpo que ustedes dicen vuestro, es el lenguaje el que se los otorga" (4). El goce pasa al inconciente como superficie de inscripción.


Podríamos pensar a la superficie del cuerpo como superficie de inscripción?. El cuerpo se presta a recibir la marca significante, a ser un lugar de inscripción. Por ejemplo, la circuncisión como inscripción simbólica marca la pertenencia a un conjunto, por otro lado los tatuajes que en algunas culturas son objetos eróticos, muchas veces son intentos de escritura en lo real del cuerpo, que denotan la corporización de una falla en lo simbólico y la búsqueda consecuente de un trazo distintivo.
Pero cuando de goce desamarrado se trata?. Qué nos dicen las cicatrices, marcas de cortes y sustracción de tejido en un cuerpo mortificado?. El cuerpo da que hablar, el organismo mudo se ofrece al bisturí. En esta paciente, las cicatrices reiteradas patentizan intentos fallidos de pegar un corte, intervenciones fallidas en lo real dirigidas hacia algo que la desborda pero justamente la misma repetición indicaría que con eso no alcanza y que la pérdida del tejido no se puede metaforizar.

- Qué relación hay entre la enfermedad corporal y las neurosis actuales?.
A diferencia de la conversión histérica en donde el inconciente se inscribe en el cuerpo, en la neurosis actual un resto somático no puede ser articulado por el inconciente. Por carecer de historia, ese resto cae por fuera de la articulación significante. Entonces nunca hubo inscripción significante, en todo caso va a tener que haber una primera inscripción. Un episodio traumático, por ejemplo, pasa como huella que funciona como signo.


Lo traumático se transmite produciendo efectos en el cuerpo en la medida en que el cuerpo no tiene modo de ligarse a la palabra. Cuando lo real es muy brutal necesita mucho tiempo de ligadura e inscripción para poder escribirse como bien lo demuestran algunos relatos de sobrevivientes de la Shoah.
En el caso de nuestra analizante, la transmisión de letra coagulada y las lagunas en la transmisión vehiculizan un dolor infinito del que no se habla. Los lugares físicos que quedaron sin inscripción significante insisten y fracasan al mismo tiempo para poder integrar un texto por venir.


Si bien no se puede hablar de abordaje psicoanalítico de la enfermedad somática, se puede apostar a que ahí hay un sujeto. El sujeto habitado por el dolor nos convoca como analistas a transformarlo en un dolor enlazado a lo S y a lo I en el marco de la transferencia.

Liliana Lamovsky

REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS
(1) - Liliana Lamovsky: Transmisión generacional y subjetividad. Reunión Lacanoamericana de Psicoanálisis. Rosario. 1999.
(2) - Jaques Lacan: Hamlet, un caso clínico en Lacan Oral, Xavier Bóveda ediciones, Bs As, 1983.
(3) Isidoro Vegh: Las Intervenciones del Analista, Editorial ACME Agalma,
(4) - Jaques Lacan: Radiofonía en Psicoanálisis. Radiofonía y Televisión, Editorial Anagrama, Barcelona, 1996.