EL INCONSCIENTE Y LA ESTETICA O LA QUIMICA DE LAS SILABAS. Gustavo Szereszewski.

Tiempo de Lectura: 12 min.

(*) Trabajo leído en las Jornadas de Carteles de la E.F.B.A. 13 de octubre de 2001. Aquí va mi agradecimiento a Miriam Bercovich, Daniel Paola y Gabriela Pedrotti con quienes tuve el gusto de compartir el trabajo de cartel

"-Las palabras, por sí mismas, se enaltecen en múltiples facetas identificada la más rara o valiosa para el espíritu, centro de suspensión vibratoria; que las percibe independientemente de la serie ordinaria, proyectadas, en pared de gruta, mientras dura su movilidad o principio, que es del discurso lo que no se dice: dispuestas todas, previamente a la extinción, en una reciprocidad de fuegos distante o perfilada al sesgo como contingencia." (1)

S. Mallarmé.

¿Porqué plantear el inconsciente y la estética?

¿Hay una estética del inconsciente? ¿O el inconsciente sólo es reductible a articulaciones lógicas?

En el transcurso de la lectura de la Lógica del Fantasma, un seminario que subraya con particular insistencia la importancia dada por Lacan a la articulación lógica matemática, me encontré en L’insu... con la siguiente afirmación que parecía estar en las antípodas de lo que allí venía leyendo:

Así dice:

"Es en tanto que una interpretación justa extingue un síntoma, que la verdad se especifica por ser poética."

Esta afirmación me desconcertó y al mismo tiempo se reveló como un "buen encuentro" de algo que ya venía pensando y que hallaba eco en las palabras del maestro.

Sin embargo, una pregunta se imponía: ¿Pero como Lacan? Si usted nos insistió tanto que es del lado de la lógica donde debemos encontrar la articulación que le conviene al psicoanálisis, ¿nos viene ahora a decir que la interpretación, el síntoma y la verdad se encuentran en el registro de lo poético?

Pensé para mí: ¿no se estaría volviendo romántico Lacan?

¿O había que preguntarle a los poetas?

UN POCO DE HISTORIA (2)

Para la antigüedad clásica y para toda la cultura que de ella se deriva hasta el siglo XVIII, la alegría era el valor espiritual supremo como sinónimo de perfección.

Con la decadencia de la antigüedad, en su lugar aparecen la melancolía y el dolor cósmico. De este modo, La amargura, el sabor a ceniza y la desolación se convierten en las experiencias fundamentales del romanticismo.

La poesía romántica es esencialmente un lenguaje del sentimiento, de la inspiración, de "lo interior" como sinónimo de pureza y fidelidad, en contraste con la vulgar materialidad del mundo.

Las cualidades formales de la literatura romántica según los estudiosos, son: el significado, esto es, el valor del contenido de las palabras, el "lenguaje conciso", seguro y concreto.

Este estado de cosas en la cultura romántica, sufre una radical transformación en el siglo XIX de la mano de algunos poetas franceses, especialmente Baudelaire, Rimbaud y Mallarmé, a quienes se reconoce como los fundadores y todavía hoy los orientadores de la lírica moderna.

A diferencia de lo que era el valor supremo durante el romanticismo, observamos en la modernidad, en cambio, la tendencia a alejarse cuanto sea posible del empleo de expresiones unívocas.

La realidad en esta poesía, se halla arrancada del orden espacial, temporal, material y espiritual, eliminando cualquier tipo de distinciones indispensables para una orientación "normal".

La lírica moderna trata de dislocar cuanto sea posible la correspondencia entre los signos y lo designado.

El lector, asimismo, no se siente seguro sino alarmado. Ante semejantes fenómenos, tiene la impresión de contemplar algo "anormal". Al punto que ni siquiera el propio poeta sabe lo que su poesía "quiere decir".

Verlaine encontró la fórmula exacta para designar a los poetas modernos desde una perspectiva romántica: a Baudelaire, Rimbaud y Mallarmé los llamó: "poetas malditos".

Novalis dice que con el lenguaje poético "ocurre lo mismo que con las fórmulas matemáticas", es decir, "forman un mundo aparte, juegan sólo consigo mismas".

"El poeta emplea las palabras como si fueran las teclas de un instrumento", despierta en ellas unas fuerzas de las que nada sabe la conversación cotidiana.

Los escasos temas de Baudelaire se explican como portadores, variantes y metamorfosis de una tensión básica entre opuestos. En Rimbaud esta tensión no resuelta se intensificará hasta la disonancia absoluta (3), destruyendo de paso todo orden y toda coherencia.

Mallarmé, por su parte, acentuará la tensión al extremo de la ininteligibilidad, pero fundamentalmente va a darle a la poesía un fundamento ontológico.

La poesía para Mallarmé, pretende ser precisamente el único lugar en que lo absoluto del vacío y el lenguaje pueden encontrarse.

Mallarmé no procede mediante conceptos, sino infundiendo el enigma en los objetos. Desde Mallarmé sabemos que poeta es aquel, no que describe lo que ve, sino que ve en el mundo, lo enigmático que los demás no ven por "estar" en el mundo.

Por ello crea lírica, es decir, canto de lo misterioso.

El lenguaje de Mallarmé linda con el silencio. Trata no con las cosas sino con el lenguaje. Lo deja devenir. El lenguaje habla por él.

Semejante lírica ya no tiene nada que ver con la poesía del sentimiento, la poesía de la experiencia o la poesía del fenómeno. Extrañamente, pero con una música que se impone, esta lírica es el juego de las tensiones abstractas del lenguaje, donde alcanza una satisfacción de dominio parecida a la que se encuentra en los encadenamientos de fórmulas matemáticas. Las cosas pasan a subsistir únicamente en el lenguaje.(4)

El encadenamiento, ya no es desde la palabra al significado que pretende designar, sino del juego de las palabras entre sí mismas.

Dice Mallarmé: "La literatura consiste en eliminar al señor que queda al escribirla"

Una palabra favorita de Mallarmé para designar aquel alejamiento de lo objetivo es abolición, y alrededor de ésta gravitan otras afines, como "hoyo", "blanco", "vacío", "ausencia", que son las palabras claves de su poética definida ontológicamente.

Así escribirá: "El poeta (es el que) cede la iniciativa a las palabras"

LA VERDAD POETICA Y EL PSICOANALISIS

En 1895 Mallarmé comienza a publicar una serie de artículos bajo el titulo " Variaciones sobre un tema", en una de las revistas literarias francesas más importantes de fines del siglo XIX.

En ese mismo año, en Viena, Freud se encontraba enfrascado en la redacción de su

"Proyecto de Psicología".

Los poetas, como nos lo enseñara el maestro, se adelantaban en la cultura a la revolución moderna de lalengua, que le daría a Lacan, unos 50 años más tarde, el antecedente cultural necesario para plantear desde la lingüística, el giro formalizador que a la teoría psicoanalítica le hacía falta en su retorno a Freud.

Lacan toma lo que la modernidad introduce en lalengua y plantea que el saber-hacer de los poetas, no es diferente de lo que el inconsciente sabe-hacer con las palabras.

Si la verdad, en tanto la estructura del síntoma la determina, se especifica para Lacan de ser poética, cabe aquí una pregunta: .¿Se trata de la misma estética la de la poesía que la del inconsciente? ¿ En qué registro se ubica el analista en la interpretación y por lo tanto en el acto analítico?

"Al analista –dice Pommier- le sería muy grato imaginar o poder mostrar que en cierto modo su acto se halla en el mismo registro que el del artista.

No sabiendo si forma parte de la comunidad científica (...) si le fuera posible compararse con el pintor o con el poeta, hallaría de este modo una solución honrosa a su dilema."

"La primera cosa –dice Lacan- sería extinguir la noción de bello. Nosotros no tenemos nada bello que decir".(5)

Primera distinción indispensable que nos plantea una posición respecto de la belleza. Belleza que si para Rilke "es aquel grado de lo terrible que todavía podemos soportar", para Lacan en cambio, la articulación de lo bello respecto del deseo será una relación que llamará de "ultraje".

La frontera entre la belleza y el deseo es para Lacan ambigua: por un lado "lo bello tiene como efecto el suspender, el disminuir, el desarmar" el deseo, pero por otro lado "parece que el horizonte del deseo podría ser eliminado del registro de lo bello". (6)

Así dirá que "Esto no quiere decir que lo bello no pueda conjugarse, en determinado momento, con el deseo, pero, muy misteriosamente, es siempre en esa forma que no puedo designar mejor que llamándola (...) el ultraje".(7)

De lo que se trata para Lacan en el discurso analítico "es de otra resonancia" –no le creerán a sus orejas- a fundar sobre el chiste.

EL CHISTE EN FREUD.

La "química de las silabas" es una frase que Freud acuña en la interpretación de los sueños, para definir al inconsciente respecto del trabajo del sueño y sobre todo en relación al chiste.

Ya Fliess le había hecho notar a Freud que en la Traumdeutung, los sueños -que no eran otros que los soñados por el propio Freud-, parecían más chistes que sueños.

"En la realidad de vigilia -le contesta Freud- yo apenas merezco el atributo de "chistoso"; si mis sueños parecen tales, ello no se debe a mi persona, sino a las peculiares condiciones psicológicas bajo las cuales se produce el sueño (...)" y entonces agrega que el sueño "se ve forzado a ser chistoso".

En "El chiste y su relación con lo inconsciente", Freud afirma que "Nada separa mejor al chiste de todas las otras formaciones psíquicas que su "bilateralidad y duplicidad" remarcando el "sentido en lo sin sentido" del chiste.

Por su parte, Lacan dirá que de lo que se trata en la interpretación, es de la unión entre el sonido y el sentido (8).

Recordemos aquí la operación que los poetas fundadores de la lírica moderna imprimieron al lenguaje, dislocando la correspondencia entre significante y significado, haciendo de la barra que los separa, la causa de una poiesis solidaria con la que escuchamos en las formaciones del inconsciente.

Por otro lado, decir con Lacan que "la verdad (9) se especifica por ser poética", vuelve crucial la cuestión desde siempre diferenciada en la filosofía, entre poesía y verdad.

¿Pero es hacia allí que apunta un psicoanálisis?

"La primera cosa –sigue Lacan- sería extinguir la noción de bello. Nosotros no tenemos nada bello que decir.

Y aquí introduce un giro:

Es de otra resonancia que se trata, a fundar sobre el chiste.

Un chiste no es bello –dirá-. No se sostiene sino por un equívoco o, como lo dice Freud, por una economía. Nada más ambiguo que esta noción de economía.

Pero se puede decir que la economía funda el valor.

Y entonces contesta:

¡Y bien! una práctica sin valor (10), esto es lo que se trataría de instituir para nosotros.

¿Qué es para nosotros una práctica sin valor?

Una "interpretación justa", al igual que la palabra poética, produce ese "plus" que hace trastabillar y golpear el sentido (11), para enviar al sujeto a una significación que el yo pretende desconocer (12).

"No hay nada más difícil de aprehender -dice Lacan-, que este rasgo de l’une-bévue, por el que he traducido el Unbewusst, que quiere decir en alemán inconsciente. Pero traducido por l’une-bévue, eso quiere decir muy otra cosa –un escollo, un tropiezo, una patinada de palabra a palabra."(13)

Se trata tanto en la palabra poética, como en el chiste, de esa particular "química de las silabas" como dice Freud, que le sustrae al discurso una cuota de sentido sin mas valor que el de puntuar una diferencia entre el dicho y el decir.

Escansión que podrá ser retomada o no en otra vía que la del sentido encubridor (14), permitiendo hacer aparecer allí cada vez, más allá de la particular verdad del síntoma en juego, la medida inconmensurable de lo enigmático imposible de descifrar.

La unión entre el sonido y el sentido, como en la química, revela la particular afinidad de una determinada palabra con otra. Moléculas que se encuentran entre sí, y que pueden producir esa "chispa" que excede todo calculo y toda exactitud, revelando, del lenguaje, la nada que nos habita.

Dicho de otro modo: si cuando hablamos, lo hacemos desde un saber no sabido, este saber cuando se trata del goce, falla. No hay representación que cubra el campo de lo sexual. (15)

De ese modo lo que Lacan denomina "una practica sin valor", puede resultar para quien transita la experiencia del inconsciente, el encuentro con ese objeto que no es otra cosa que el equivoco mismo, y eso, siendo sin valor, es invalorable.

Gustavo Szereszewski.

NOTAS

(1) Stéphane Mallarmé. Variaciones sobre un tema. Editorial Vuelta. Ediciones Heliópolis. Trad. De Jaime Moreno Villarreal. P. 97

(2) Este trabajo reconoce una deuda con Santiago Kovadloff, cuya valiosa ayuda me permitió adentrarme en el mundo de Baudelaire, Rimbaud y Mallarmé. Sin su guía, estos poetas hubieran permanecido desconcocidos para mí.

Asimismo y a través suyo, con el texto de Hugo Friederich, Estructura de la Lírica Moderna. De Baudelaire hasta nuestros días. Traducción española de Juan Petit. Ed. Seix Barral. Barcelona 1959.Pág. 7 a 213.

(3)Un discurso es siempre adormecedor, salvo cuando uno no lo comprende –entonces despierta. Lacan, J Sem XXIV. "L’insu...". 19/4/77

(4) Una vez que el pintor Degás, que a veces escribía también poesía, se quejaba de que se le ocurrieran demasiadas ideas, amenazando destruir sus poemas, Mallarmé le contestó: "Los versos no se hacen con ideas, sino con palabras."

(5) Lacan, J Sem XXIV. "L’insu...". 19/4/77

(6) Lacan, J. Seminario VII. La ética del psicoanálisis. La función de lo bello. P 287

(7) Por otro lado Lacan no se dejará seducir por la vía en que lo conduce lo bello del que dirá que no deja de ser un señuelo y es en este punto que podemos preguntar: si no tenemos nada bello que decir...si nada bello... ¿qué decir?

(8) La metáfora, la metonimia, no tienen alcance para la interpretación sino en tanto que son capaces de hacer función de otra cosa, para lo cual se unen estrechamente el sonido y el sentido. Lacan, J Sem. XXIV. "L’insu...". 19/4/77.

(9) Sólo la castración es verdadera. (...) Contrariamente a lo que se dice, no hay verdad sobre lo real, puesto que lo real se perfila como excluyendo el sentido. Lacan, J Sem. XXIV. "L’insu...". 15/3/77. De allí que la verdad no es la exactitud que sería el real al que apunta la ciencia, dado que en lo Real nada falta.

A propósito de esto encontré también: "El principio del decir verdadero, es la negación" . Lacan, J Sem. XXIV. "L’insu...". 10/5/77

(10) A este respecto, el psicoanálisis no es más una estafa que la misma poesía. ..." Lacan, J Sem. XXIV. "L’insu...". 15/3/77

(11) Lo que se dice a partir de lo inconsciente participa del equívoco, que es el principio del chiste –equivalencia del sonido y del sentido. Lacan, J Sem XXIV. "L’insu...". 11/1/77

(12) Habría que aclarar, sin embargo, que Lacan retoma la cuestión del sentido como "efecto de sentido" que relaciona con la verdad: " (...) cuando hablé de verdad, es al sentido que me refiero" . Lacan, J Sem XXIV. "L’insu...". 15/3/77

(13) Lacan, J Sem XXIV. "L’insu...". 10/5/77

(14) esto ya dependerá de la ética del analizante

(15) En este sentido, la una falla, es el inconsciente. El fallar es el objeto.