FOBIA. Victor Iunger.

Tiempo de Lectura: 40 min.

(*) (Conferencia dictada en el Centro DOS el 19 de octubre de 1999.

Les tengo que hablar de temas un poco clásicos, para que me sea interesante volver a tomarlos trataré de transmitir algunas cosas que estoy pensando. En un espacio como este que, por lo que me han descripto, quizás uno tendría que ir a los fundamentos de las cosas, vamos a ver cómo puedo decirles algo que les resulte interesante a ustedes y a mi también me motive lo suficiente.

Cuando estudiaba en una Universidad del extranjero, la de Pennsylvania muy de estilo americana, en Psicología Experimental teníamos un profesor que se había formado en Berckley, decía que una clase es pasar de los apuntes del profesor a los apuntes del alumno y un examen era pasar de los apuntes del alumno a una lista de notas del profesor. Partiendo de que ustedes son mucho más que alumnos y yo no llego a ser un profesor, voy a tratar de hacer algo menos clásico.

Lo primero poco clásico que les voy a decir es que en verdad para mi hay que ser prudente cuando desde el psicoanálisis nos abalanzamos sobre la psicopatología. Porque si uno lleva a fondo los planteos que hace el psicoanálisis tendría que empezar a pensar si en la Salud Mental la idea de salud y enfermedad es el mejor punto de partida para enfocar las cosas que toma el psicoanálisis. Con esto no quiero ser terrorista, nada más lejano a mi ánimo, pero es algo que hay que decir si no nos quedamos a mitad de camino en este asunto.

De todas maneras, como estamos en el mundo, el psicoanálisis tiene relación con otros discursos y mi opinión es que no hay que hacer una guerra con ellos sino ver cómo el psicoanálisis mantiene su discurso con relación a los otros. El psicoanálisis no puede dejar de plantear el problema teórico que implica partir de otro discurso, como es el discurso médico que tiene su entidad, propiedad y características, y desde ahí, apoyado quizás por el contexto discursivo más general, ir a plantear los problemas que plantea desde el punto de vista de la psicopatología. Es un error que quizá no se puede evitar pero si aclarar.

Entonces, desde la psicopatología viene la nosología y desde esta vienen las categorías. Las categorías son categorías, sirven para mucho, dan información pero tienen una pobreza escritural. Yo les diría que Dios creó al hombre y después a la psicopatología o, si prefieren, Dios creó primero al hombre, después a la mujer y después a la psicopatología. Por lo cual nosotros, que vamos al fondo de las cosas y como buenos psicoanalistas tenemos la verdad del universo, decimos que hay un pequeño error que es importante: porque no es tan clara la división entre salud y enfermedad y tampoco son claras las diferentes categorías en las que tratamos de encuadrar a la gente. Finalmente diría: ¿Qué es la esencia de la histeria? ¿Qué es la histeria? ¿Un conjunto de síntomas? ¿Una mujer seductora? ¿Un hombre seductor? ¿Una estructura que desde el psicoanálisis se puede plantear? Yo no diría que no hay que usar las categorías, pero mantendría reservas. Antes de decir que alguien es histérico, yo diría "sí pero...".

Veamos las preguntas que se hacen o que cualquiera que practica la clínica psicoanalítica lleva a un control: ¿este paciente qué es?. Esa pregunta que todos en el fondo del alma tienen (suponiendo que tengan alma) no es sólo problema de falta de saber del analista, lo que pasa es que la gente no es tan fácilmente encuadrable. Hay zonas de la vida psíquica de alguien que no se pueden ubicar simplemente del lado histérico.

Si uno va a la historia del psicoanálisis y se pregunta qué hizo Freud, encuentra que agarró ciertas categorías más o menos clásicas y les agregó algunas cosas y les sacó otras, en principio partiendo del conjunto de los síntomas. Cuando Freud hablaba de cuadro histérico hablaba de una patología y desde ahí termina yendo a buscar algo que hoy diríamos de la estructura. Pero en principio empezó analizando neurosis que en aquella época eran cuadros de crisis. La neurosis hoy en día es el modo de vida de una persona, a partir de ciertos síntomas que le molesta va a ver al analista y le dice: "yo sufro de cosas y cuando era chiquito mi papá y mi mamá...".

Hoy ya no está recortada la idea de neurosis en aquel sentido y también se desplazó la definición de la nosología. Es decir, cuando uno habla de histeria, obsesión o fobia, en principio tendría que ponerse de acuerdo si se refiere a una modalidad sintomática, a una crisis determinada alrededor de ciertos síntomas que se define por esa modalidad de síntomas o se refiere a un modo de existencia que sería lo que desde la teoría psicoanalítica trataríamos de nomenclar como estructura. No es lo mismo.

El hecho de que el psicoanálisis hoy en día tenga que ir más allá del síntoma y que uno en principio busque la estructura, con la salvedad o reservas que dije al principio, me parecen cosas totalmente legítimas y teóricamente necesarias pero hay que aclarar este punto.

Una cosa es hablar de síntoma fóbico, otra cosa es hacerlo de la estructura fóbica y otra es hablar de la fobia; si bien son cosas que guardan relación entre sí. Yo les quiero hablar de la fobia, si da el tiempo y el hilo discursivo quizás les diga algo de la estructura del síntoma fóbico. La fobia está muy metida en la estructura del síntoma fóbico, pero de todas maneras no identificaría ambas. Más aún se puede pensar siempre sobre los nombres si son los mejores (por qué la mesa se llama mesa y no chirifluquin), no hay una razón de fondo, a pensar que los filósofos de alguna época la buscaban.

¿Por qué las fobias se llaman fobias? Tiene una historia el término pero podrían llamarse de otra manera. Freud, mostrando un hecho muy importante desde el punto de vista teórico y clínico, muchas veces hablaba de neurosis de angustia, histeria de angustia y finalmente fobia; han sido diferentes si bien muestra la relación entre las dos cosas. En verdad Freud decía, con bastante razón, que la histeria de angustia vendría a ser la estructura de la cuestión y la fobia era un síntoma en el que se desembocaba. Creo que a esta idea hay que mantenerla, si bien hay que preguntarse si hoy mantendríamos el concepto de histeria de angustia, si la seguiríamos llamando histeria ¿por qué llamarla histeria y no neurosis a secas?

Entonces, ¿por qué les digo que sería mejor hablar de neurosis de angustia? En primer lugar, si podemos sostener que hay una estructura neurótica dentro de lo que estamos hablando podríamos pensar si es neurosis de angustia o fobia. Yo, con la terminología un poco fundamentalista que tengo para mí mismo que a veces transmito, prefiero llamarla neurosis de angustia. La fobia o la neurosis de angustia se sitúa en el borde pero en el costado de adentro de la neurosis.

Ya finalmente nos rendimos, aplicamos la psicopatología, nos ponemos de acuerdo y hablamos. No es la neurosis obsesiva ni tampoco la histeria, consiste en primer lugar en la basculación entre la neurosis obsesiva y la histeria. Basculación quiere decir oscilación. Ahí tienen un elemento clínico fundamental para plantearse que podría existir algo, una entidad, que podríamos llamar histeria de angustia, neurosis de angustia o fobia. Para darles una rápida referencia para que se ubiquen, piensen que cuando Freud acuña la histeria de angustia es porque piensa que el mecanismo de la histeria y el de la fobia son muy parecidos, sin embargo una lectura posterior nos hace ir de vuelta a buscar a las neurosis de angustia primero. Para mi Freud quizás nunca debiera haber abandonado del todo esa perspectiva. La idea de histeria introduce dentro del síntoma fóbico un optimismo que no se siempre es justificado, es decir, el optimismo simbólico. El síntoma fóbico no tiene la misma estructura simbólica que los síntomas obsesivos o que los histéricos.

Diría que la fobia no tiene la misma estructura que la histeria o que la obsesión. Entonces el primer elemento es esta oscilación, por eso la gente pregunta todo el tiempo ¿esto qué es, una histeria o una neurosis obsesiva? En realidad en esto hay una tesis subyacente, uno viene pensando cautamente como se pueden pensar estas cosas, porque hay una doctrina clásica que hay que respetar por ser muy sólida, pero una empieza a pensar que quizás la neurosis de base sea justamente la neurosis de angustia. Es decir, de la neurosis de angustia partimos y en todo caso desembocamos en la obsesión o en la histeria y la mayor parte de nosotros quizás no desemboca del todo en una cosa o en la otra sino que se mantiene. Por lo menos en este siglo, en la segunda mitad del siglo, la histeria perdió fuerza; en nuestro enfoque qué es lo que pasa más allá no lo sabemos. En esta época la fobia, la neurosis de angustia y ese tipo de cosas resume más o menos el sufrimiento de la gente pensando en gente como uno, vamos a decir ¿Qué es lo que pasa más allá? A veces se nos restringe el panorama, quiero decir, a la gente que se analiza y es accesible al campo del psicoanálisis. Del resto de la gente, que quizás sean muchos miles de millones, sabemos poco.

La segunda característica de la neurosis de angustia o de la fobia es justamente la presencia dominante de la angustia como síntoma, no de la fobia, por eso se llama neurosis de angustia. La fobia es una cosa bastante ocasional y no ocurre más que en la histeria o en la neurosis obsesiva. Lo que es el síntoma fóbico pueden encontrarlo de la misma manera en lo que pueden llamar una histérica, un obsesivo o un fóbico. Entonces esta presencia dominante de la angustia también es algo que permite situarnos clínicamente.

En tercer lugar, la presencia contingente del síntoma fóbico. Finalmente algo de eso hay, en mayor o menor medida puede estar.

Llamamos entonces fóbicas o neurosis de angustia (no lo digo más así, lo voy a seguir como fobia) a estructuras, sujetos o modalidades de la existencia, eso me gusta más, que no es ni histeria ni obsesión ni tampoco tiene fobias y sin embargo los llamamos fóbicos. Pero ahí el eje, lo central, es la angustia.

En cuarto lugar, esta presencia de la angustia no es solamente una función fenomenológica. Lo fenomenlógico delata algo del orden de la estructura, piensen en la oscilación. Entonces cuando culmina la neurosis de angustia o la histeria de angustia en el síntoma fóbico, la fobia sí tiene ahí un papel estabilizador y quizás cobre un papel importante en la estructura. Lo que pude ver, es que no es muy frecuente esa estabilización. Es decir, son pocas las personas que tienen una fobia armada como dios manda, bien armada implica no sólo la fobia difusa que vemos siempre sino una fobia bien localizada con respecto a un objeto. Un verdadero fóbico sería ese que tiene ese síntoma; desde el punto de vista de la teoría clínica, eso es fobia. Uno encuentra más bien neurosis de angustia con síntomas fóbicos.

Hay otra característica de este andar con la angustia a cuestas, para mí es la característica de este tipo de cosas cuando no desemboca en una fobia bien armada. Ese andar con la angustia es una especie de errancia, de vagabundeo de la angustia que va de objeto en objeto fóbico. Es una especie de vagabundeo que se detiene un tiempo determinado en una determinada zona y después pasa a otra zona, en general alrededor de algo que se insinúa con el carácter de objeto fóbico.

El objeto fóbico es un objeto muy particular, en realidad es una mezcla de significante y objeto, en el sentido fuerte de la teoría, pero no es del todo ni una cosa ni la otra. No toda la estructura es exactamente igual a lo que es la estructura del síntoma histérico. Ese recorrido es errante, no es serial. La diferencia, en el sentido lógico del término, entre un conjunto de determinados elementos y un conjunto ordenado de elementos, es que el conjunto de elementos a secas implica que los elementos están sin un orden, no hay uno primero y otro después. En cambio, un conjunto ordenado implica que para pasar al segundo elemento hay que pasar por el primero.

Entonces, en la histeria y la obsesión cuando producen síntomas, lo hacen en ese orden serial; hay un encadenamiento lógico uno podría decir, en el síntoma histérico y el síntoma obsesivo se coloca en serie no sólo a los significantes. Justamente la característica del síntoma fóbico es que no es serial, uno no podría ahí poner la serie de los números naturales (1-2-3-4... naturalmente ordenados), en este caso el sujeto va sin un orden es 1-1-1-1-1; pero ni siquiera llega a decir 1 porque está demasiado angustiado. El sujeto insiste, eso es importante, hay una especie de insistencia del sujeto en engancharse en uno de esos objeto fóbicos. Lo interesante para nosotros psicoanalistas, aunque sufriente para el que lo lleva, aunque a veces es también interesante para la subjetividad, es que ese enganche fracasa una y otra vez. No en el sentido estructural del fracaso como nosotros lo aprendimos, que el significante siempre fracasa en el sentido de inscribir lo real y por lo tanto se produce otro significante; esto es una buena historia neurótica bien constituida histérica u obsesiva, pero en la angustia ese fracaso es un fracaso bastante, no del todo, terrible. Digo no del todo porque la angustia no engaña pero hay que darle un poco de crédito, en el sentido de que no está tan angustiado como parece y además tiene una cierta relación con la verdad.

Es decir, la angustia tiene relación con la verdad, salvo el juego especular que hace que la angustia se amplifique. La angustia tiene un carácter amplificador, esto es un detalle clínico importante porque imagínense que si la realidad es la realidad que producen los espejos o el rebote de sonido que produce un amplificador, si operan ahí, en el rebote 550 de la angustia, de algún modo no están operando sobre su base. Además la angustia tiene un carácter muy particular de mucha importancia clínica también: si uno la sostiene y se engancha con ella otorgándole más crédito que el que se merece aumenta y si uno le presta un poco, el suficiente, lo tolerable para el sujeto -en esa proporción que no tiene que ser mucha pero lo tolerable- si uno no le presta todo el crédito cuando le dicen "yo le tengo miedo a los perros por eso no voy a trabajar" o "no le tengo miedo a los perros pero estoy angustiado, no puedo salir, etc." -fobia tipo agorafobia- si uno le responde "bueno vaya igual" y si reitera que no puede uno le insiste que vaya, parece mentira pero la angustia disminuye.

La angustia tiene esa condición paradojal, por un lado no engaña y por otro lado hay que tomarla en cuanto al monto, la cantidad, en un sentido y en otro sentido, como un fenómeno accesorio. Es muy importante pero si uno agarra a alguien muy angustiado y no coloca primero el objeto fobígeno puede hacer un desastre. No se puede ignorar pero al mismo tiempo no se puede dejar sin más que eso sea así, es como cuando ven a un chico desaforado gritando enloquecido y por supuesto es una brutalidad enfrentarlo con lo que le provoca eso sin más, pero también es cierto que una operación absolutamente sabia desde el punto de vista estructural del psicoanálisis es decirle "pará".

Es mejor hablar de neurosis de angustia que de fobia, cuando uno tiene una fobia las cosas están armadas a veces de tal manera que en principio la angustia tiende a localizarse, a restringirse, a situarse, como un modo particular de la angustia que sería el miedo con relación a un objeto. De la angustia se suele decir, en general, que no tiene objeto lo cual merece una pequeña aclaración clínica y teórica: en qué sentido usamos la palabra objeto. No es el objeto del psicoanálisis. La angustia no tiene representación en el sentido freudiano de la palabra, uno no puede localizar consciente o pre-conscientemente el objeto pero hay un objeto en el sentido psicoanalítico del término, justamente la angustia tiene que ver con una cierta presentificación del Otro.

Esta es la primera cuestión que les quiero plantear esta noche, podría hacer una pequeña aclaración más diciéndoles que la angustia tiene objeto y no tiene representación en el sentido freudiano del término, Hay ahí una dificultad con el nombre de los afectos porque a pesar que los afectos no son muy lacanianos, tienen un nombre socialmente muy aceptado y no es poca cosa eso. Cuando se pierden los nombres en la angustia hay una cierta pérdida de lo que es la representación pre-consciente, esto Freud lo plantea en "Lo Inconsciente", no habla de nombre sino de la no relación con la representación pre-consciente en el afecto verdadero que sería la angustia. La angustia justamente sería verdadera porque va desde lo inconsciente, sin ligarse a una representación pre-consciente a invadir el campo de la conciencia. Desde la teoría lacaniana nosotros agregaríamos ahí al nombre del afecto, al nombre socialmente aceptado que es tan engañoso porque cuando alguien llora uno podría preguntarle: ¿es bueno o malo? ¿Estás contento o no? Por otro lado, el afecto tiene que ver con el factor cuantitativo, con la verdad pulsional, con la cantidad freudiana, así que están los dos costados del afecto.

Estructura del síntoma fóbico.

El síntoma fóbico no tiene una estructura exactamente metafórica, tiene una estructura sustitutiva pero no tiene una estructura metafórica. La metáfora implica una sustitución pero no toda sustitución implica una metáfora, porque para que haya metáfora tiene que haber un ligamen de naturaleza tal, una ligazón simbólica entre los dos significantes en cuestión en el esquema básico, de modo que se produzca un efecto de sentido, una producción de sentido, un sentido nuevo; además la metáfora se inscribe en la serie. La metáfora que define a la neurosis implica ese carácter serial que hace que un síntoma necesariamente tenga que sustituir a otro o que un significante tenga que sustituir a otro. Esto es lo que falla en la metonimia, en ella no hay carácter serial exactamente, por lo menos en la metonimia fóbica. En la fobia habría que pensar una sustitución metonímica no seriada.

Entonces ¿cómo obtiene el sujeto el síntoma fóbico? No es que no haya determinación del síntoma. El síntoma fóbico puede leerse así como se lee un escudo de armas y hay una razón que podría dar cuenta de por qué un síntoma fóbico es como es. Si van a la fobia que tiene Juanito al caballo Freud recorre páginas y páginas desmenuzando ese síntoma, entonces uno diría que es igual a un síntoma histérico, pero no porque no hay exactamente metáfora en el caballo, no hay una producción de sentido, el caballo es un caballo desde la A hasta la Z en el historial. La metáfora en Juanito, hoy no se los puedo demostrar porque sería largo, se produce en el curso del tratamiento; entonces ahí se pueden suceder producciones que tienen funciones ordenadoras que instauran el punto de vista metafórico.

El síntoma fóbico se estructura por una operación, yo diría, casi de escultura. El sujeto con su barra esculpe en la realidad, recorta en lo real de la realidad algo que vamos a llamar el objeto fóbico, pero no es exactamente el objeto en el sentido del pequeño a, aunque se juega algo del objeto a y también algunas cuestiones del significante, no es ni una cosa del todo ni la otra. En verdad tiene un carácter literal, es decir se trata de lo que en la teoría lacaniana se llama letra.

Para darles una definición mínima de letra para poder manejarnos, les diría que la letra es un trazo, es algo que se traza, es una cosa que tiene una materialidad, que tiene un cuerpo. Es un trazo que pertenece al código, cualquier trazo forma parte de la letra. La letra en su carácter de tal no produce significación, produce significación en tanto funciona o es llevada, como decía Lacan, a la función de significante. Cuando la letra produce significación está en función de significante sino la letra es solo letra, no produce significación. La letra tiene carácter textual, permanece; para escribir dos letras no hace falta hacer desaparecer una de ellas, en tanto que el significante siempre implica el borramiento del anterior. A los significantes se los lleva el viento pero la letra del significante queda trazada en lo real, eso quiere decir que hay un texto, un texto que es el padre.

También la letra tiene una propiedad, por eso se puede entender el carácter del síntoma fóbico encabalgando, desde la letra, en el objeto y el significante; la letra justamente hace de borde entre la dimensión simbólica del significante y la dimensión real del objeto. Uno podría pensar a la letra como algo que hace de borde a lo que es la estructura del sujeto con relación al objeto; una parte de ese borde haría al sujeto si el sujeto tuviera cuerpo, solo que el sujeto es una especie de vacío de eso que circunscribe la letra, y el otro borde de la letra bordea al objeto. La letra está dividida en su carácter de litoral del objeto.

Cuando uno divide o separa el sujeto del objeto que lo constituye, está pasando la tijera por una línea formada de unidades literales y haciendo dos líneas de una. Piensen en una operación de despegado, hacemos dos de uno, en cada punto uno tiene dos líneas de bordes. Si bien las letras son discontinuas uno podría, en una especie de modelo un poco forzado, pensar la letra como una línea, pero ahí hay consideraciones topológicas que no podemos desarrollar demasiado. Justamente es el mismo objeto el que impide que se produzca la operación metafórica en el síntoma fóbico, es el peso del objeto. El sujeto esculpe esa letra en una zona de la realidad o en muchas zonas.

Yo tomo el síntoma fóbico ya armado para hablarles de la estructura, pero antes de que haya un síntoma fóbico lo que teníamos era al objeto a y al sujeto pero sin el suficiente corte entre sujeto y objeto. Un neurótico bien armado, bien constituido, en el caso de la neurosis histérica u obsesiva, implica la suficiente instauración de dos operaciones, de dos cortes, que se pueden tomar como los dos pasos de la metáfora, las dos vueltas del ocho interior. Siempre son dos operaciones. La fobia permanece con una afirmación de la primera operación y una insuficiente, una oscilación, un punteado sobre el segundo borde. Es un corte que no termina de constituirse, si lo hiciera tendríamos la histeria o la obsesión porque justamente uno podría pensar a estas neurosis como una oscilación que cesa. De hecho, cuando cualquier estructura sintomática de orden obsesivo o histérico se disuelve lleva al sujeto a la angustia, si tiene talento para la fobia capaz que hace una fobia sintomática que no siempre es mejor o peor, depende de la perspectiva que se tenga.

- Pregunta: ¿Las dos operaciones, cuáles serían?

V.I.: La primera es el recorte del objeto en relación a la madre y la segunda es el soporte del nombre del padre sobre el costado significante de la letra que queda de ese corte. Como dicen los libros el sujeto nace en el campo del Otro, el modo tanguero de decirlo es todos tenemos madre que en general es buena, maravillosa.

Escritura del síntoma fóbico:

En la primera operación, un significante (antes que tenga la barra) hace caer, recorta, de la dimensión del Otro. El Otro tiene un costado materno y un costado paterno por lo cual decimos que uno se queja del Otro. Los neuróticos somos esencialmente quejosos del Otro, siempre nos hacen cosas, o responsabilizamos a las circunstancias de la vida.

La primera operación recorta un espacio, el primer significante recorta un espacio de goce de la madre; ese es el objeto que cae, que se pierde. Eso instaura la dimensión del objeto y lo que queda es una incógnita. El significante primero, el aportado por el padre, es el que produce, hace caer ese objeto, dejando una x, una abertura. Después se produce el segundo corte.

Hay un segundo corte, hay un segundo significante que barre el primero. Esa operación se llama metáfora paterna, es la operación que instaura la neurosis. Sería correlativa, en esa doble operación, a lo que es la instauración del nombre del padre, de la función fálica, la función simbólica, en una correlación teóricamente esquemática uno podría decir. Esto en la neurosis obsesiva y en la histeria se consuma previamente, en la fobia esta segunda operación tiene un carácter complicado, el sujeto la establece pero no encuentra el suficiente soporte para mantenerla firme. El padre no aporta una suficiente fuerza, una suficiente entidad significante para sostener la segunda operación.

Es una segunda operación vacilante que hace que el sujeto no defina su neurosis, no defina la modalidad obsesiva o histérica de andar por la vida, no defina el deseo, la relación con el Otro; son muchas dimensiones. Esto es lo que define a la plataforma giratoria, es lo que hace que la plataforma giratoria se quede girando. La plataforma giratoria es la fobia, es esa oscilación entre la histeria y la obsesión.

Podríamos pensarlo de otra manera, a mi se me ocurrió que es una patología del segundo corte.

(fórmula de la fobia)

El S1 es otro tramo de la teoría de Lacan, cuando instaura la diferencia entre S1 y S2 está en otro tiempo que cuando instaura esta fórmula, si bien tiene mucho que ver. Se podría pensar que ese significante sustitutivo siempre encarna la función de S1, pero para el contexto de hoy es una sutileza.

Pregunta: ¿el síntoma fóbico suple la función fallida del padre, de la metáfora?

V. I.: Si, hay un corte insuficiente. ¿Qué quiere decir que el padre es insuficiente? ¿Uds. vieron algún padre que no sea insuficiente? Se los pregunto con toda la tristeza del alma. No es posible no sentirse insuficiente respecto de la función del padre, lo mismo que como hombre (no lo tomen muy en serio, como todo lo que les digo esta noche). ¿Alguno vio un hombre adecuado? Un hombre sólo es adecuado cuando renuncia a ser adecuado. Eso no quiere decir renunciar demasiado pero uno renuncia, dice: "está bien, no soy ni lo que quería mi mamá ni lo querían mi o mis (según la época, la edad, el tiempo de la vida) mujeres". Ningún hombre es totalmente adecuado a su función, ni ningún padre es adecuado a la función del padre. No hay caso, la falta de un padre es algo inevitable, el tema es cómo llegar a esa falta; uno es el bueno, por supuesto, es esta resignación de la cual yo soy una especie de ejemplo (risas), que es como decir "con lo imposible no se puede", ese es un modo, aceptar lo imposible. El otro modo es la historia del malo, el fallado, el que no sirve, que es el que intenta resolver esa imposibilidad pensando que la va a resolver. Intentando hacer posible lo imposible, les digo usando una fórmula teórica correcta, queriendo hacer posible lo imposible cae en la impotencia. En cambio, el que acepta la imposibilidad paradójicamente puede, por lo menos puede un poco.

Esta es la cuestión del padre, en el padre del fóbico hay un mix que, como en todas las estructuras histérica u obsesiva, muestra algo de lo que es la estructura psíquica misma del sujeto. En la fobia tenemos una madre que no se priva demasiado de tomar al hijo como fálico, no es la madre de un psicótico, es la de un neurótico, por lo cual si uno finalmente ve a la madre de un fóbico dice que es una buena madre, podría ser peor, no es la madre de un psicótico.

La primer cuestión; la madre de un fóbico no renuncia lo suficiente a la condición fálica del hijo y además es una madre que no respeta demasiado la instancia del padre y el padre no se hace respetar. Hay ahí no sé si un sutil pacto o una sutil tolerancia.

El padre del fóbico no ocupa bien lo que sería la función de lo que en la escolástica lacaniana se dice padre real, me parece mejor hablar de lo real del padre. El padre real es un padre que tiene presencia, que tiene cuerpo; que cuando dice, dice en serio, que sostiene con sus actos la palabra. Además es un sujeto de goce, en el buen sentido del término, es aquel que goza del trabajo y de la mujer. Elige una mujer y no toma su hijo como objeto de goce, coloca el objeto de deseo en sentido sexual en una mujer y al objeto sublimado en una materia laboral, de trabajo en el sentido amplio del término, que puede ser no remunerada como para estas épocas corresponde.

Es un hombre que sostiene desde esta relación al goce la fuerza de su palabra, entonces ese padre puede aportar el significante que sostiene el corte con el objeto. Ese es el padre real, es el que sostiene la función simbólica de la castración con su presencia real. Ese real es lo real del goce que él puede ordenar para sí mismo y para el otro, es la fuerza pulsional de su palabra, la fuerza simbólica de lo que dice. Tiene que ser un padre coherente, no en el sentido sheberiano, sino que sostiene su palabra, si promete algo lo cumple. Si es NO, es NO, no es "ni", ni más o menos, es NO y si no se arma la de San Quintín. Es un padre que puede sancionar con el castigo, que se hace temer y además se hace amar.

Un padre es todo eso. Si todo va bien y uno encuentra un padre así no hay razones para ser un fóbico. Un fóbico es cuando falla este padre, cuando no funciona, en nuestra cultura lamentablemente hemos destruido la autoridad que el padre tenía de un modo autoritario y no la hemos reemplazado por nada. Un gravísimo error si se pudiera pensar en un cálculo de la cultura. Entonces ¿qué ocurre? Uno se da padres sustitutos, padres de la fobia.

Justamente por eso la fobia tiene la forma del miedo. La fobia ofrece una representación donde no la hay exactamente, y es una representación temible. Mete esa condición real que da fuerza a un segundo corte, por eso la fobia cuando ocurre tiene esa función de estabilización. La angustia, que sería la característica a mi modo de ver, es algo previo a eso, es el síntoma que muestra (por eso la angustia no engaña) esta insuficiencia del segundo corte en relación al objeto, el primero lo circunscribe y el segundo lo separa. La angustia es esa separación que ocurre y no ocurre entre el sujeto y el objeto, entre el objeto y la madre; son varias modalidades de pensar la separación.

La fobia tiene modalidades muy variadas, van a encontrara modalidades de trato con la angustia muy variadas clínicamente. Pueden encontrar personas muy agresivas que mediante la violencia establecen la separación que no pueden sostener en la estructura; personas enloquecidamente violentas, son modalidades fóbicas. Personas que son "freezers", que congelan cualquier situación que se afectiviza, también son fobias. La fobia tienen muchas modalidades, formas de aparecer, fobias en el sentido de modo de existencia, esto que no se logra estabilizar en la obsesión o en la neurosis histérica.

Pregunta: ¿Qué pasa con el fantasma en la fobia?

V. I.: En la histeria y en la obsesión el fantasma tiene una modalidad más sostenida, en la fobia no es que no haya, me parece equivocado, pero en su médula hay un carácter menos sostenido, le falta cierta solidez significante en la letra.

Intervención: Me surge una inquietud clínica respecto de esto. Lacan dice que el padre del fóbico sostiene esa versión del padre y dice en algún lugar que la fobia podría oscilar entre la neurosis y la perversión. Esa es otra de las cosas por las que pienso la cuestión clínica: si ese S1 no está.

V. I.: No podría no estar todo el tiempo porque si no no estaríamos en la neurosis. Hay que tratar de pensar la estructura como inestable para ese segundo corte, por eso no es que no lo escribo, sino que lo escribo punteado. Uno puede pensar algo que es vacilante no que no existe, entonces de ahí se deriva claramente una consecuencia clínica central, estratégica. Espero que si toman esto mañana no vayan todos a gritarles a los pacientes, pero un principio elemental, de estrago en la fobia en el análisis, es no pretender explicarla ni llenarla de sentido ni interpretarla. El síntoma se interpreta. El hilo asociativo conduce a la recuperación de la interpretación, pero en principio en la operación frente a la fobia no es la interpretación lo que rige la maniobra analítica.

El acto frente a lo que es fobia o lo que es angustia (según las modalidades, no son lo mismo) tiene que ser coherente, no tiene que ser explicativo, tiene que ser poco explicativo, no pretender el juego significante. Tiene que instaurar una palabra muy parecida a la que tiene el padre cuando instaura un corte. Una colega cuenta que una persona que entró en una crisis fóbico-angustiosa, en medio de su análisis, dada una situación de absoluto descalabro en su vida como consecuencia de un episodio amoroso que tiene en su trabajo con una persona que está bajo su dependencia, entonces el analista corta tajantemente eso diciendo que donde se trabaja no se coge. Esto no es una interpretación, es una intervención prototípica de lo que hace el analista en la fobia, sitúa donde está el desborde de goce y ahí produce algo de este orden. Puede ser una indicación, un corte, no se puede dar una receta de esto, pero es una operación que no es explicativa, que no apunta a la metáfora o al juego significante, sino a instaurar una ley en lo real.

Al bajar la angustia la razón que sostiene el síntoma fóbico desaparece. Es decir, si hay un corte desde la transferencia en el análisis, el soporte de la fobia cae y la angustia baja. Ese es el principio de la cosa.

Intervención: Desde la clínica de la neurosis ahí estamos bajando línea, creo que se piensa esa intervención a partir de decir que la función del padre está fallida y se piensa en instaurar cierto corte.

V. I.: Un analista más o menos entrenado jamás dice lo que hay que hacer, lee y presta su función, su palabra, su cuerpo, para sostener un orden que está en el texto. Decir que es una orden es un poco violento, es una palabra ordenadora que se hace con una rigurosa lectura de la operación que está pidiendo la estructura. Es una lectura bajo forma de orden.

Intervención: En la clínica con neuróticos uno diría que el analista intervino moralista.

V. I.: Yo no me abalanzaría sobre la moral y si alguien me dice "Ah ¿Ud. cree en la voluntad?" La verdad que si, creo en la voluntad, en una voluntad trabajada desde el inconsciente, después que hablamos un montón de tiempo ahora tiene que hacer algo y si no lo hace se precipita en angustia. Si yo sostengo en explicaciones lo que el paciente no hace tenemos esos análisis de 25 años que no hacen nada. Hay algo de la voluntad que existe.

Comentario: Además esa intervención, si entiendo tu explicación, acotaría la errancia que tiene el objeto al no estar el segundo corte.

V. I.: Si, tiene sentido lo que decís pero hay toda una serie de apreciaciones. La clínica de la fobia está en la clínica de la neurosis, la palabra tiene consecuencias y es la dimensión del acto lo que está en juego. Como consecuencia de la vertiente de la dimensión interpretativa, por la que el psicoanálisis tenía que comenzar su existencia, se confunde la práctica del psicoanálisis con una práctica de lectura e interpretación, y el psicoanálisis es eficaz en la medida de que se trata de lectura, interpretación y acto. Con lectura e interpretación sola no funciona. Estamos en un momento en el que el valor de acto que tenía la sola lectura perdió peso, estamos en una época realmente angustiosa, por eso el acto es muy importante. En la época de Freud con el sólo hecho de leer zafaba.

Pregunta: ¿los cortes están en relación a alienación – separación?

V. I.: Si también, la alienación y la separación es una vuelta que le da Lacan a estas dos operaciones. El primer corte mete al sujeto bajo la alienación.

Comentario: Cuando hablabas acerca de la angustia, que hay que medir y crearla pero no amplificarla, pensaba que ahí donde uno amplifica esta angustia es como que se agranda, si uno podría dejar de hablar de angustia para empezar a hablar de goce. Pensaba con relación a esto la fobia como un punto de goce y si una intervención de estas no es un modo de acotar.

V. I.: Sí.

Pregunta: Decías que ante la caída del padre la cultura no ha sabido aportar algo que lo sustituya ¿se te ocurre pensar algo que podría funcionar?

V. I.: Es un problema que me preocupa mucho, hace a mis responsabilidades ciudadanas, no creo que se pueda sustituir la autoridad. La autoridad es la legal, razonable, fuerte pero razonable; no la ley porque me sirve, sino la ley porque hay un orden legal al que estamos todos sometidos, inclusive yo. Todavía no veo bien cómo. Me parece que desde una racionalidad, de la visión que uno tiene desde el psicoanálisis de estas cosas -uno piensa las cosas que están en el mundo desde el psicoanálisis, lo cual excede al psicoanálisis propiamente dicho, pero la ley es estructural- no es reemplazable la autoridad. Creo que no hay otro modo de enfrentar esto que restaurando el valor de la autoridad, de la legalidad como autoridad, de la ley como autoridad, sosteniéndola en los cuerpos institucionales y legales. Para tomar una cosa extremadamente emblemática y de lo popular, no pondría un sponsor a la bandera.

Tuve suerte porque me invitaron a Mar del Plata a un panel para hablar sobre las perspectivas de la época y fue la oportunidad de dejar de discutir con la televisión. Cómo se hace después que la cultura ha hecho semejante disolución de la relación del padre a la autoridad y de la ley a la autoridad, de la autoridad a la ley, de la creencia a la ley ¿Cómo se restablece eso? Desde el psicoanálisis no tengo respuesta, como ciudadano tampoco..... (texto inaudible)

Intervención: Esos padres que vienen de esas historias como los Simpson.

V. I.: Homero es una caricatura.

Intervención: Pienso en los padres iraníes por ejemplo, son distintos.

V. I.: Yo no podría hablar genéricamente, si te referís a lo que es la cultura fundamentalista hay en todos lados, judíos o católicos. Lamentablemente existe una suerte de restauración de la autoridad del padre, como una suerte de una reacción absoluta contra la caída del padre. No voy a decir que esto no pueda hacer un camino, pero no me parece deseable. Para mi el fundamentalismo no resuelve la cuestión.

Comentario: Lo pensé al revés, que estos padres estilo caricatura son una especie de consecuencia del autoritarismo y la ley.

V. I.: Son la consecuencia de la caída de este tipo de estructura paternal, los modos de paternalización que quedaron como consecuencia son devastadores, terribles. Quedó el igualitarismo que implica no sólo que no hay un soporte para la ley sino también que no hay fuerza para las generaciones y se crea también una zona extremadamente confusa para la división de los sexos. Porque la división de los sexos es la regulación de la actividad sexual con un trasfondo sociocultural, digamos así, aceptable. El problema no es en si la práctica sexual, el problema es lo que implica la disolución de los soportes simbólicos que regulan la diferencia de los sexos; por ahí en Grecia era distinto pero había otros reguladores.

La perversión no es tanto si se borra o no la existencia del pene o no en el partenaire, sino lo que implica en nuestra cultura ese borramiento desde el peso que en ella tiene eso, que en general es un ordenador importante; pero no es la biología exactamente lo que está en juego aunque coincide con la biología. Se puede ser perfectamente perverso sin ningún mecanismo social. Hoy hay una especie de cultura de la perversión, esto es un soporte del nombre del padre existente, no es para nada deseable, insisto, y no pienso que nos resuelva mucho las cosas. Hay un borde de estallido en el que estamos que vaya a saber en qué va a terminar. Bueno, esta es la nota apocalíptica del día.

Victor Iunger.

Texto sin revisar por el autor. Desgrabó Verónica Guastella.