La atención flotante y la lectura del deseo a la letra. Eduardo Said.

Tiempo de Lectura: 14 min.

(*) Texto publicado en Psyche Navegante - 1999.

Lacan propone en el Seminario XI: "lean el parágrafo de este capítulo siete titulado "El olvido en los sueños", a propósito del cual Freud no hace más que referirse a los juegos del significante".

También afirma: "La duda es el apoyo de su certeza", "Freud reduce todo lo que llega a sus oídos a la función de puros significantes".

Tomamos la sugerencia buscando allí el fundamento del "retorno a Freud".

Nos obliga a ir muy cerca del texto de Freud, a leerlo paso a paso (1).

Parte de objeciones formulables a su método de interpretación. "no tenemos certidumbre alguna". Lo recordado no solo está "mutilado", es "lagunoso", sino que el recuerdo es a su vez "falseado", por embellecimientos, redondeos.

Reconoce haber desoído esas advertencias. Más, "los elementos más ínfimos e inciertos y menos destacados del contenido del sueño nos dieron un acicate tanto o más perceptible para interpretarlos que los elementos conservados con mayor nitidez y certidumbre" (pág.507).

Freud produce una respuesta en acto que pone en juego su deseo, el deseo de Freud, su fuerza, su certeza. Es en ese sentido que el inconsciente freudiano es ético, no óntico. Desoye las advertencias. Tiene la convicción que tras lo "débil", "no nítido", "ínfimo", "incierto", "trivial", "indiferente", "disparatado", "incompleto" (2) hay un deseo, deseo inconsciente, que busca realizarse en la superficie del lenguaje. Diríamos que aquello con poca densidad, con poco espesor de significado, aquello insignificante cobra valor. Lo insignificante cobra valor significante. Acicatea, incentiva a Freud. Se asienta en los "matices de la expresión lingüística" y le da al texto el valor de "un texto sagrado". Al tratar al relato del sueño como un texto sagrado: "Freud reduce todo lo que llega a sus oídos a la función de puros significantes", nos dice Lacan.

Freud "entra" al inconsciente vía la abertura, la hiancia en la expresión lingüística. En el "texto sagrado", en lo oculto, en sus intersticios, habita un saber. Decir que es un "texto sagrado" esta cerca de la afirmación de Lacan: "Dios es inconsciente".

Tomándolo como texto sagrado, puede dejar de lado todas las objeciones que dependen del sentido, pero no le evita el confrontarse con un problema aún mayor: la objeción de arbitrariedad. Tiene ahora que probar que hay determinación, que no es pura arbitrariedad. Se sumerge en temáticas que décadas después actualizan las encrucijadas entre las determinaciones y el azar, lo arbitrario, el caos. Freud postula que tras la apariencia primera del puro azar hay un determinismo. Hay un comando, comando ignorado, inconsciente.

Propone al paciente que repita el relato del sueño y está atento a la modificación en las palabras que se producen en la repetición. Esas modificaciones "dan a conocer los puntos débiles del disfraz del sueño". Se sustituye "una expresión reveladora por otra más remota. Así llama mi atención sobre la expresión abandonada.". La atención de Freud, "atención flotante", entra al inconsciente por la hiancia, por lo que cojea. Postula allí una intencionalidad operando en el lenguaje. La repetición del relato no le sirve para reforzar alguna significación hecha ahora más precisa, sino para situar la diferencia significante. Un significante sustituye a otro significante abandonado. Y en esa sustitución Freud define la representación de un sujeto, sujeto del deseo inconsciente. Estamos en la definición de sujeto propuesta por Lacan.

La abertura, la hiancia, el enigma, empuja al desciframiento. Tiene la misma estructura que el paradigmático ejemplo del olvido del nombre propio Signorelli (3). No se accede a lo inconsciente vía la consciencia más o menos esclarecedora, sino vía lo que hace causa por que vacila, cojea, discontinúa. Es para Freud el sueño su via regia.

Si la duda pudo haber sido una objeción crítica al valor del sueño, Freud hace de ella su certeza. "La duda es el apoyo de su certeza" - J. Lacan. En eso es cartesiano, opera un vaciamiento de los enunciados, de los significados y hace de la duda el asiento de su certeza. Es contundente: "en el análisis de un sueño exijo que se abandone toda la escala de apreciaciones de la certidumbre, y a la más leve posibilidad de que algo haya ocurrido en el sueño de tal o cual suerte la trato como una certeza plena. Quien no renuncie a ese miramiento {por la certidumbre en la persecución de uno de los elementos del sueño se atascará en el análisis hasta que se decida a hacerlo" (pág.511). Abandona las apreciaciones de certidumbre, no importa lo verdadero o falso de los enunciados. Toma su certeza de la duda como marca de la división del sujeto por el significante. El efecto de la duda "permite desenmascararla como un retoño y como un instrumento de la resistencia psíquica".

Vale destacar que la nota agregada en 1925, testimonia la reelaboración y persistencia de las ideas de Freud. No es un primer Freud, luego superado.

El texto es de una riqueza tal que no alcanzamos a detenernos en todas las cuestiones que se van dando a leer. Solo señalamos algunas, aquellas que permiten "efectuar" el retorno propuesto por Lacan:

* "desde un solo jirón que quedó en pie, descubrir, no por cierto el sueño – pero ello nada importa -, sino los pensamientos oníricos" (pág.512). Cita que se refuerza en nota agregada donde resalta el valor articulador del "un único elemento", postura freudiana acorde a situar el valor de lo unario, del rasgo unario, central en la tematización de las identificaciones. A Freud no le importa el sueño en sí, sino su texto.

* En la misma nota: "A la soñante no se le ocurre nada sobre "canal"; yo, desde luego tampoco se decir nada". Resaltamos que Freud no asocia por el soñante. No se supone saber. Desuposición de saber que es todo un "consejo". El sujeto supuesto saber, es supuesto por el analizante.

* "esa parte del sueño arrancada al olvido es en todos los casos la más importante" (pág.513). Resalta el olvido, la hiancia puesta a producir, como traza de la división subjetiva.

* Despliega un recuerdo propio de "error de lenguaje", en que una sustitución por homofonía "posibilita una condensación de largo vuelo" (pág.514). Dejamos resaltada la importancia dada por Freud a la sustitución homofónica como posibilitante de una condensación en que se entraman sexualidad y significante. Sirva para una "arqueología" freudiana de la noción de letra.

* "reencontré lo antiguo incólume en lo actual" (pág.516). Freud esta atento a una sincronía no evolucionista. Lacan podrá designar como sincronía significante el registro freudiano de los signos de percepción operantes en simultaneidad.

* Aún disponiendo de una interpretación "plena de sentido" (pág.517), "es posible que haya otra, una sobreinterpretación, que se le escapó". La plenitud de sentido no agota la cuestión, será solo labor preliminar cuando defina "Construcciones en el análisis". Algo se escapa, la exhaustividad no es posible. Releva Freud el valor de las "expresiones multívocas" para el trabajo del sueño.

* No refrenda la tesis de H. Silverer que postula un plano de la interpretación anagógica, ligada a "pensamientos más serios". Lo considera un desvío de las "raíces pulsionales".

Freud en la argumentación va desembocando en las raíces pulsionales y en lo que en textos anteriores nombró como "núcleo patógeno".

"Si se nos pregunta si de todo sueño puede obtenerse interpretación, hemos de responder por la negativa". No-todo es interpretable.

Postula una compleja trama a la que designa con términos como "urdimbre", "madeja", "red", "tejido". La que especifica como "complejo de las representaciones", que sin embargo conserva un lugar nuclear que no es representacional: "Aun en los sueños mejor interpretados es preciso a menudo dejar un lugar en sombras, porque en la interpretación se observa que de ahí arranca una madeja de pensamientos oníricos que no se dejan desenredar, pero que tampoco han hecho otras contribuciones al contenido del sueño. Entonces ese es el ombligo del sueño, el lugar en que él se asienta en lo no conocido. Los pensamientos oníricos con que nos topamos a raíz de la interpretación tienen que permanecer sin clausura alguna y desbordar en todas las direcciones dentro de la enmarañada red de nuestro mundo de pensamientos. Y desde un lugar más espeso de ese tejido se eleva luego el deseo del sueño como el hongo de su micelio".

Imposible no transcribir este crucial y bellísimo párrafo de Freud. Habla de "dejar un lugar en sombras", con lo que parece soportar, asumir un tope a la función interpretativa. ¿El no develamiento último será función de salvación del sujeto del deseo?. Postula una red, que Lacan designa como "red del significante", pero sin clausura. Red que no totaliza universo de discurso, que preserva el lugar de encuentro con lo real del deseo, con lo que no entra en la malla simbólico-imaginaria. Red del significante y encuentro con lo real. Automatón y Tyché. Freud sustenta la función de la falta que va al núcleo espeso, real del deseo. Cuando sostiene que "tampoco han hecho otras contribuciones ...", denota un lugar aislado equivalente al que aprecia para el fantasma fundamental "pegan a un niño". El recorte fantasmático en tanto sobreimpreso sobre el vacío-cicatriz del ombligo del sueño.

Vuelve sobre el procedimiento interpretativo: desechar toda representación meta consciente, reflexiva, da como regla "empeñarse en sofrenar durante el trabajo toda crítica, todo preconcepto, todo compromiso afectivo o intelectual".

Al decir de Lacan: "Freud reduce todo lo que llega a sus oídos a la función de puros significantes". Toma cada "único elemento" y propone la deriva significante. "Marchamos a la deriva". Freud sabe que el segundo elemento experimenta un cercenamiento de la libertad asociativa, pero insiste que no es ese el lugar de causación. Postula la atracción y comando de representaciones meta ignoradas "o como decimos de manera imprecisa: inconscientes". Postula la asociación libre, sin ataduras a significados, sostenida en la deriva significante.

Transcribimos otro párrafo central: "Como signo inequívoco de asociación exenta de cualquier representación meta se ha considerado al caso en que las representaciones (o imágenes) emergentes aparecen unidas por los lazos de la llamada "asociación superficial", es decir, por consonancia, ambigüedad de las palabras, coincidencia en el tiempo sin relación interna de sentido, todas las asociaciones que nos permitimos usar en el chiste y en el juego de palabras". Consonancia, ambigüedad, sincronía sin sentido; Freud escucha la red en su sintaxis. "nos confiamos, sin reparo alguno, también en las asociaciones superficiales". Confía en el pasaje por el sin-sentido. El inconsciente freudiano se muestra como una intención, un deseo que pulsa por realizarse operando en la superficie del discurso por leyes de sustitución y combinación.

"De estos dos enunciados (que con el abandono de las representaciones meta conscientes se entrega a unas representaciones meta ocultas el gobierno sobre el decurso de las representaciones, y que las asociaciones superficiales son un sustituto, por desplazamiento, de otras sofocadas que calan más hondo) hace el psicoanálisis amplísimo uso en las neurosis, aún más: los eleva a ambos a la condición de pilares de su técnica".

Posiblemente sea una de las formulaciones más precisas de Freud en relación a la clínica de psicoanálisis: Asociación libre: fragmentación, corte y deriva significante. Atención flotante: reducción a puros significantes y apertura a la emergencia de efectos de sentido.

Autoriza a afirmar que es pilar de la técnica psicoanalítica "leer el deseo a la letra". Lejos Freud de cualquier direccionalidad desde el lugar del interprete. Lejos de cualquier "focalización" que desde el lugar de saber preconcebido oriente al paciente.

Queda la pregunta por el comando de las representaciones, una vez abandonada la reflexión consciente."Toda vez que un elemento psíquico se enlaza con otro por una asociación chocante y superficial, existe también entre ambos un enlace correcto y que cala más hondo, sometido a la resistencia de la censura". La atracción y comando por representaciones meta ignoradas, inconscientes dice de una cierta intencionalidad significativa a la que es difícil, sino imposible la atribución de "enlace correcto". Es cuestionable que el "falso enlace", propiedad inherente al significante, se resuelva en el enlace correcto como eliminación última del equívoco.

El lugar de comando del movimiento del deseo puede hipotetizarse en Freud, desbrozándolo desde el aporte de Lacan y sus registros.

- Comando imaginario desde las marcas identificatorias, fantasmáticas, de las fijaciones libidinales.

- Trama definida por la función de una posición significante primordial, atributivo de la función paterna, comando de la red simbólica.

- Núcleo atractor, "ombligo del sueño", reducto de lo real indecible.

Fórmulas que privilegian lo imaginario, lo simbólico, lo real y que no habría que apresurarse a independizar. Que exigen precisar las alternativas de su anudamiento.

Definidos los pilares de la técnica, señala Freud las representaciones meta ocultas que no se deponen, que comandan el análisis: las relativas al tratamiento en correspondencia con el "estado patológico" por un lado, y la representación meta referida a "mi persona" por el otro. Leemos "estado patológico" como una referencia en Freud a la función de anudamiento del síntoma, y "mi persona" en tanto sitúa la dimensión transferencial.

La aparente arbitrariedad de la deriva significante encuentra su comando, su anclaje en el "síntoma en transferencia".

Eduardo Said.

NOTAS:

(1) S. Freud – Interpretación de los Sueños – capítulo 7 – parágrafo A – El olvido de los sueños – T° V – Página 507/526 - Amorrortu

(2) Algunos de los términos extractados de su texto

(3) S. Freud – Psicopatología de la vida cotidiana – T° VI – Página 9 - Amorrortu