SUEÑOS TÍPICOS: DE LA SIMBOLIZACIÓN AL SIGNO. Carolina Polak.

Tiempo de Lectura: 13 min.

(*) Jornadas Aniversario "30 años de Escuela (1974-2004)". Escuela Freudiana de Buenos Aires. 1, 2, 3 y 4 de Julio de 2004.

En la Tramdeutung, después de abocarse a las fuentes somáticas del sueño, Freud nos trae el problema de los sueños típicos.

Fueron un problema para él, y son un problema para nosotros, aunque por diferentes motivos.

Para Freud, se trataba de sueños en los que el soñante no asociaba. Su método, el de partir el texto y pedir ocurrencias, se chocaba con el detenimiento de las asociaciones, plataforma desde donde es posible la interpretación.

No obstante, Freud cifraba en este número acotado de contenidos manifiestos que insistían en soñantes de las más diversas latitudes y características, cierta esperanza para la clarificación de las fuentes del sueño en general, ya que suponía para todos un mismo significado y una fuente común.

Para nosotros, deudores de la enseñanza de Lacan, ya habituados a contar con el enlace de la resistencia a la transferencia, el fenómeno no deja de ser sorprendente e inquietante.

¿Cómo es posible que en el sueño, formación del inconciente por definición asocial, encontremos temas comunes?¿Cómo se inscribe la singularidad en estos sueños que hacen tipo, en el sentido de modelo desde donde entonces el caso se convierte en mero ejemplo particular?

Parece que se tratara siempre de las mismas fábulas. Como decía Borges hace ya veinticuatro años en esta Escuela: "Creo que hay un número limitado de fábulas, de metáforas también y siempre repetimos los mismos cuentos con pequeñas variaciones, con entonaciones distintas, y eso es lo que se espera de la literatura de cada época, que repita las mismas fábulas con una muy ligera variación".

Si sostenemos la singularidad de la transferencia donde se juegan estas ligeras variaciones y cambios de entonación y el método freudiano de análisis de los sueños, ¿cómo pensamos estos casos en los que por momentos pareciera que dicha singularidad queda arrasasa y en ocasiones parece ser Freud quien asocia, escribiendo en el corazón del texto fundante del psicoanálisis, aquello que contradiría su método?

Freud ubica que en estos casos el soñante no dispone de la libertad para imprimirle al mundo onírico un cuño personal, que es lo que le permitiría a los sueños hacerse irreconocibles para los otros, en tanto trabajados por la censura. Por el contrario, se trata de sueños que parecen obvios y que invitan al soñante y su interlocutor, a dar sentido rápidamente. Freud los nombraba "transparentes". No obstante, subraya permanentemente la dificultad en su acceso, ¿es ella tributaria de la resistencia que se manifiesta en el detenimiento de las asociaciones, o bien las mismas faltan de una manera más radical, en la medida en que estos sueños podrían figurar otra clase de límite, al estilo del el ombligo del sueño?

Interrogantes que definirán la dirección de la cura y que en principio Freud zanja, obstinado en hacer legible el sueño, recurriendo a un simbolismo generalizado, que hizo escuela entre sus contemporáneos (Stekel, Rank) y los post freudianos. Y en este deslizamiento Freud parece claudicar de su tesis más fuerte, a saber: que el sueño es una escritura organizada ya sea a la manera del rebus, del jeroglífico o de la escritura china; escrituras diversas pero para cuya lectura – posible desde una correcta puntuación- siempre resulta definitorio el contexto, lo que nosotros entendemos como la transferencia en su singularidad. Transferencia que en el deslizamiento hacia el simbolismo y de allí a la tipología, no sería más que anecdótica, un escollo evitable. (1)

En la edición definitiva de "La Interpretación de los Sueños", Freud se refiere a los sueños típicos en dos oportunidades. La primera vez en el Capítulo V, apartado D, bajo el título "Sueños típicos", describe el de turbación por desnudez, que alude a la primera infancia desprovista de vergüenza, erigiéndola en paraíso perdido; el de volar, con el que rechaza claramente la fuente somática, ubicando al recuerdo de las sensaciones que provocaban los juegos mecánicos como fuente; el de exámen, en el que podemos leer avant la lettre la incidencia del superyó benévolo; y el de muerte de personas queridas, en especial el padre, que le permite escribir por primera vez en su obra sobre Edipo y Hamlet, ubicando así sexualidad y muerte como lo típico para la formación del sueño. Con lo cual desliza del sueño típico a lo típico de los sueños, que en su plural se singularizan.

"Tipo", significa originariamente marca o impresión. El sueño del paciente de Freud que reza: "El padre estaba de nuevo con vida y hablaba como él solís, pero estaba no obstante muerto, solo que no lo sabía" puede entonces leerse como la caligrafía de dicha marca, el gesto singular sobre lo típico: la articulación del deseo a la muerte del padre. De los sueños típicos a lo típico de los sueños, la lectura del caso excede el ejemplo. Deslizamiento ubicable en Freud que quisiéramos retener.

Pero en el capítulo VI, apartado E, vuelve con el tema bajo el título "La figuración por símbolos en el sueño. Otros sueños típicos", y allí, propone simbolismos premoldeados para, por ejemplo corbatas, serpientes, escaleras, habitaciones, carteras o flores, recurriendo para ello a mitos, homofonías, analogías o versos indistintamente, ya sean de parte del soñante, de Freud mismo o de sus discípulos quienes no escatiman en acercarle ejemplos al maestro.

En este apartado, Freud sostiene la tesis de que el sueño se sirve del simbolismo, aunque se cuida de advertir que la comunidad del símbolo se alcanza a través de la comunidad del lenguaje, lo que facilita y a la vez dificulta la interpretación del sueño.

Después de ejemplificar incluso con símbolos de sueños propios, vuelve a referirse a los temas de volar o flotar y de caída y agrega otros: el de perder el tren –donde nuevamente lee consuelo: esta vez no morirás- y los de estímulo dentario –marca del onanismo-. (2)

Luego abre una lista de sueños típicos que aceptarían interpretaciones de lo más variadas ( nadar, fuego, agua) con lo que pone de manifiesto lo difuso del límite entre sueño típico y sueño en general. (3)

Lo que introduce en esta segunda vuelta sobre los sueños típicos es la necesidad de combinar su técnica con la de la lectura simbólica, ya que esto le reportaría el beneficio de rellenar lagunas que de otro modo no permitirían un completo esclarecimiento del sueño.

Es decir que allí está justificando el simbolismo para los momentos de detención de asociaciones subsidiarios de la resistencia. En aquellas zonas del sueño donde las asociaciones se detienen, Freud recurre a su marco cultural para hacer legible todo el texto del sueño.

Sus discípulos inmediatos, siguieron por esta segunda vía del simbolismo, y la lista de tipicidades se amplió de tal manera que perdió especificidad De allí al culturalismo o a los arquetipos no hubo más que un paso.

Pero si nos atenemos a la escueta lista de los sueños típicos –desnudez, muerte del padre, caída, volar, de examen, - y a nuestra propia experiencia, para quellos casos en que no se trata de que haya zonas oscuras en el texto de un sueño, sino de un texto que no convoca a asociar, no sería ocioso localizar en qué momento de un análisis el sueño se vuelve típico, qué señala ese recurso y si la interpretación es o no pertinente.

¿Es esta detención análoga a la que Freud nos señala cuando se encuentra con "Herr" entre las asociaciones que emprende para recuperar su Signorelli olvidado? En tal caso haciendo la salvedad de que en el sueño típico el límite no aparece después de un recorrido metonímico, sino en lugar del mismo.

Los sueños típicos propiamente dichos no dan ocasión al equívoco, al deslizamiento, y sin embargo nos son narrados y nos interrogan en tanto analistas. Entiendo que allí Freud procedía a una operación de llenado de dicha interrogacióm. Pero si nos abstenemos de participar en el invite, y es mi apuesta y al mismo tiempo mi pregunta, podemos hacer lugar al sueño típico en tanto que signo y repensar nuestras estrategias en la dirección de la cura.

Entendemos signo, en primera instancia, como Lacan dice que lo toma de Peirce: aquello que representa algo para alguien, autorizándonos como analistas en ese alguien.

Típico, tipo, marca, impresión, signo, sueño en el que se figura un límite a nuestra libertad como soñantes: ¿podemos leer en esta clave el apartado sobre los sueños típicos en Freud, como el punto de ombligo en su tesis, punto llegado al cual no habría más que decir, pero que en ocasiones se rellena, por ejemplo con la teoría de la simbolización?

En la "Respuesta a una pregunta de Marcel Ritter", Lacan propone que lo que pasa a nivel del orificio corporal es análogo de lo que funciona a nivel del Inconciente y que Freud llama ombligo del sueño. Compara el ombligo corporal, marca de la pérdida del objeto a, con la falta fundante del inconciente, sin hacerlos equivalentes.

El sueño típico podría pensarse como figuración, puesta en escena del oxímoron que nos propone Lacan a propósito de esta analogía: que el ombligo es un orificio que se ha anudado. A continuación subraya que " a nivel de su Real...es como formando imágenes, es decir como enteramente imaginario, que el cuerpo subsiste". De donde podríamos seguir la lógica que llevó al simbolismo, que al decir de Freud le permite rellenar lagunas. Entiendo que anudar el orificio constituye al ombligo, lo marca. El sueño típico podría funcionar como versión de dicha marca, que se volvería inoperante con el recurso a un simbolismo pleno de sentido.

Si por el contrario, insistimos en el sueño típico ateniendonos al Freud que nos propone leer los símbolos no ya como colmo de sentido sino como una taquigrafía, apostamos a disponer del ombligo como ese punto desde el cual "el deseo surge como un hongo".

La taquigrafía sin embargo porta la ilusión del encuentro entre le decir y la escritura, ya que supone que se podría escribir tan rápidamente como se habla. Aquí sólo la mencionamos en tanto escritura, como precipitado, representación de palabras. (4)

Si "...el inconciente está estructurado como un lenguaje...en medio del cual apareció su escrito", lo cual es evidente desde la consideración del sueño como texto, la atención a los signos ortográficos, en tanto obedecen a reglas que establecen cómo han de emplearse las letras y los signos auxiliares de la escritura, puede resultarnos una guía apreciable para nuestra clínica, atendiendo a un importante giro que podemos leer en Lacan, sobre su concepción del signo, a la altura del Seminario 20, aunque entiendo que seguirá trabajando el tema también en los seminarios subsiguientes. Pero me detengo a esta altura para situar que allí dice que el signo no es signo de algo, sino de un efecto que se supone a partir del funcionamiento del significante, esto es, el sujeto, punto de partida del discurso analítico.

Hasta el surgimiento del sueño de muerte del padre no era posible detener la serie de actings a los que Mariela estaba consagrada. Había consultado en una primera oportunidad buscando alguien que le dijera con garantías, qué hacer. Mariela consideraba que una acción no determinada aún, pero determinable iba a permitirle vivir más plácidamente. Esa acción, que ella suponía definitoria podía ser seguir engañando a su novio, casarse, irse a vivir a otro país, o cambiar de profesión, Abandonó las consultas quejándose de que yo no le decía qué tenía que hacer.

Vuelve a llamarme, desesperada, cuando descubre que su novio la engañaba. Acepto recibirla y aumento los honorarios.

Al principio Mariela no estaba de acuerdo, alegando que tenía que poner plata en la casa paterna, donde residía junto a padres y hermanos, a pesar de sus treinta años, atendiendo a la bancarrota del padre. En ese contexto, trae un sueño de muerte del padre y me interroga sobre su sentido, de lo que me abstengo. Luego de un breve silencio, esto sí completamente atípico para ella, relata que esa misma noche soñó que su ex novio la llamaba y le decía que estaba arrepentido.

Mariela dice que esto es lo que ella querría, no así la muerte del padre. No entiende, se sorprende de esta diplopía. Ella querría una cosa pero no la otra.

A la sesión siguiente traerá un largo sueño desfigurado que la invitará a asociar, y que le permitirá empezar a interrogar el lugar de la madre, qué hace ella sosteniendo al padre...en fín, lo típico de un análisis.

Considerado como signo ortográfico, que pone en juego la función de la mirada, posibilita la legibilidad y permite ritmo, sin lo cual no es posible la lectura, el sueño típico como signo es irrecductible, no es solo un paso previo para el advenimiento del significante.

Introduciendo lo enigmatico allí hasta donde el momento había solo transparencia, tornando insondable lo obvio, el sueño típico, en este caso, parece funcionar a la manera de los dos puntos.

Los dos puntos se utilizan ya sea antes de una cita textual, o bien después de dirigirse a alguien o antes de explicar o ejemplificar.

Diríamos: dirigiéndonos a otro, antes de tomar la palabra.

En el caso de Mariela, a lo que era un continuum imparable de quejas, anécdotas, pedido de consejos, el sueño típico, a condición de no caer rápidamente en la trama del sentido, introduce una primera escansión, una primera pregunta; con su figuración produce una marca que ubica un enigma, donde el sujeto arma una respuesta mítica (Edipo, Hamlet, que funcionan como fuente)

Allí, no hay más que decir. Pero de ese agujero surgirá el ovillo para otros sueños.

Carolina Polak.

NOTAS:

(1) El tipo, es marca, impresión. Es un esquema representativo que proporciona la imagen de acuerdo con la cual es posible discernir y conocer las demás ejemplares de una clase. (Ferrater Mora). En psicología la noción de tipo permite, por ejemplo, las teorías del carácter (Gracián, La Bruyere, los moralistas, etc)

(2) Para establecer el puente entre estímulo dentario y onanismo, Freud recurre a su lengua, en la que se designa groseramente a la masturbación como "sacarse una", lo cual convendría también a la extracción de dientes. Pero también cita a Jung para quien estos sueños simbolizan el nacimiento, de donde Freud establece la ecuación: castración=nacimiento . ¿Pero qué pasa en castellano, donde no contamos con ninguna expresión análoga para "masturbación"?

(3) Para "nadar", Freud dice que se trata de sueños usuales en quienes fueron enuréticos en la infancia. Aquí no hay puente lingüístico. Pero con "agua" recurre a la mitología, en la que "salir del agua" es equivalente a "nacer". Este recorrido le es posible a partir de un fragmento de sueño de una analizante, quien de esta manera describe su análisis como un "nacer de nuevo"

(4) Como nos propone Lacan la escritura a la altura del Seminario 18 y de Lituraterre

BIBLIOGRAFÍA

Borges, Jorge Luis "Los sueños y la poesía" en Borges en la EFBA. Ed Agalma

Enciclopedia Ilustrada de Lengua Castellana. Ed Sopena 1976

Freud, Sigmund. La interpretación de los sueños. Amorrortu. Tomos IV y V

Lacan, Jacques. Seminario 20. Clase IV