Tiempo de la estructura. Isabel Goldemberg.


Freud planteaba la importancia de los análisis tempranos sosteniendo la posibilidad de trabajar en los factores que plasman la neurosis, en los tiempos de la estructura que hacen a la constitución del sujeto. Estructura de lenguaje que por otro lado preexiste al mismo y dónde éste será efecto de su relación al significante, de su modo de inscripción en el campo del Otro. Y esto tendrá consecuencias en la clínica y en la estructura.

En estos análisis nos confrontamos con un yo inacabado o endeble, como lo llamaba Freud en el Esquema del Psicoanálisis, defendiéndose de los peligros internos ya que, de los externos lo defienden los padres. Pero lo interior se puede convertir en un exterior amenazante.
Antes de existir en sí mismo, por sí mismo y para sí mismo el niño existe para y por el prójimo. Pero la cuestión no se jugará entre una separación del afuera o el adentro,de lo que esta antes o después, de lo interior y lo exterior, sino como el sujeto se confronta con lo real y cual será su posible respuesta. Respuesta que estará vinculada con los tiempos de la subjetivación, y con los recursos de los que pueda servirse, que estarán en estrecha relación a como fue alojado en el deseo del Otro. La relación es al Otro, al deseo del Otro, al campo del lenguaje.
La respuesta podrá ser por el cuerpo y allí se nos abre la cuestión del fenómeno psicosomático, o bien podrá responder con la inhibición, como inhibición de las funciones que se vinculará a las alteraciones en la constitución de lo imaginario.
Sabemos, por otro lado, que el niño nace en un universo de lenguaje y ante su pregunta por el ¿quién soy? recibe una nominación en forma vocal, donde la madre transmite el nombre del padre, abriendo al campo de las identificaciones. Voz y mirada son objetos privilegiados en el tiempo de la constitución. Lo visto u oído freudiano operan como marcas primeras soportando los posibles nombres del sujeto. Nombre propio que escribe una economía de goce, más allá del nombre del padre ,pero sirviéndose de él. Nominación que opera como marca primera que el sujeto debe poder leer.
Por la particular manera de presentarse un niño en un análisis los ruidos por momentos, pueden ser ensordecedores. Los personajes desfilan ante nosotros en una escena que captura, en una mostración muchas veces obscena, donde lo real no puede velarse.
El cuerpo es el personaje principal y la cuestión se juega en como sustraerlo de la escena. El niño es lo real de la clínica y en este punto se ofrece como objeto a ser mirado y esto no deja de ser un obstáculo a nuestra intervención. Obstáculo que podemos pensar del lado del analista como rechazo a ceder su goce en esa contemplación y sostener su acto.
Pero todo comienza con un encuentro de cuerpos, y el cuerpo a cuerpo del inicio dejará paso a la puesta en juego del dispositivo, al discurso analítico. Pero ¿cómo lograr hacer discurso de eso que es el cuerpo y más aún cuando es un cuerpo con desórdenes?.
Giorgio Agamben tiene una referencia interesante en su libro “Enfance et histoire” sobre el pasaje del signo al discurso. Podríamos agregar, con relación a lo que nos atañe, pasaje de lo que es signo en el cuerpo al discurso del inconciente.
Partiendo de Benveniste sostiene que el mundo del signo esta cerrado y que existe un abismo que separa el pasaje del signo a la frase. Ubica la teoría de la infancia, la dimensión histórico trascendental, en el abismo entre semiótica y semántica, entre pura lengua y discurso. Es por el hecho de que el hombre tiene una infancia, que puede hablar, que puede romper el mundo cerrado del signo y transformar la pura lengua en discurso humano. Ese tránsito entre el mudo diccionario de signos y el discurso, ese instante, ese pasaje, lo llama la historia.
¿Cómo hacer historia entonces de lo que de lo real se escribe enigmáticamente en el cuerpo y no habla o bien de lo que como signo llama desde lo real?.
Sigue Agamben “Lo inefable es en realidad infancia”, la relaciona con el misterio en el sentido de alojar la verdad del hombre. Infancia, verdad y lenguaje constituyen una relación original.”tiempo anterior, pre-histórico que oculta los comienzos de la vida sexual”.
Misterio deriva de mu que indica un estar con la boca cerrada, es decir silencio. El mundo antiguo interpreta esa infancia mistérica como un saber que se debe callar, como un silencio que se debe guardar. Por eso la fábula (boca abierta), o sea lo que se puede contar y no el misterio sobre el que se debe callar, contiene la verdad de la infancia como dimensión original del hombre...”

Neurosis infantil-transferencia

Enfrentados entonces al tiempo de la estructura ¿cómo pensar el dispositivo analítico ,más precisamente el tiempo de la transferencia, en donde poner en juego los recursos necesarios para producir saber, de la infancia?
Recordemos el deslizamiento que se produce en Freud entre el tiempo de la neurosis infantil y la neurosis de la infancia.
En la Conferencia 23 ubica la neurosis infantil sin diferimiento temporal, como una neurosis de la primera época en donde presiona el encuentro con la sexualidad ,siendo la neurosis consecuencia directa de este encuentro, es decir que ubica la Neurosis Infantil en su estado de neurosis actual.
Actualidad que implica en curso, pero que nos remite a la primera clasificación freudiana, transformación directa de sexualidad en angustia sin mediar el recurso de la representación.
El niño en tanto no constituye su Neurosis Infantil. responde con angustia enmarcada en el campo del Otro, carece de los medios intelectuales necesarios para tramitar el trauma y se encuentra al amparo del fantasma materno.
Primer problema con el que nos enfrentamos en nuestra clínica: la constitución de la Neurosis Infantil, los recursos de los que se dispone y la constitución del síntoma en la infancia.
Es así que nos encontramos más bien con fenómenos o con angustia interpretada como síntoma por los otros. Entendemos los fenómenos como lo dado a ver, lo que se muestra, lo que hace signo.
Pero Freud apuesta a validar un campo de acción, afirmando que el niño es un objeto favorable al análisis ,los efectos son radicales y duraderos. Lo caracteriza como un objeto, diverso del adulto, no posee superyo y no tolera la asociación libre.
Al presentarse como objeto pone en cuestión los modos de intervención apuntando a aquellos que van más allá de la interpretación.
Agrega “la transferencia desempeña otro papel, porque los padres reales siguen presentes”
Recordemos que la neurosis de transferencia reemplaza a la neurosis ordinaria, creando un lugar intermedio entre la enfermedad y la vida, lugar de mediación que puede producir corte y repetición .
Campo delimitado por la neurosis de transferencia, que permite reproducir un modelo de neurosis como operación del discurso analítico. Reproducción que por el hecho de volver a producir modeliza en el sentido de sustraer goce y producir marca que sostenga la posibilidad de la repetición .
En el Seminario de la Angustia Lacan sostiene que se entra al análisis por una puerta enigmática, la neurosis de transferencia a pesar de todo aquello que nos retiene en la transferencia funcionando como real. ¿Cómo pensar la transferencia en el tiempo de la constitución de la neurosis infantil pensada como estructura, sin ubicarnos como buenos entendedores de un proceso espontáneo? Cuestión que nos lleva a precisar que la neurosis de transferencia compete no sólo al posible sujeto del análisis sino también al analista, quien desde su posición hace diferencia con el lugar de los padres reales.
La neurosis de transferencia como neurosis artificial nos delimita un campo y sostiene la condición de posibilidad para que el dispositivo funcione ,con lo que se nos hace necesario instalarla ,más allá de la presencia real de los padres, en el momento en que el niño cursa el tiempo de la estructura .
Intervenimos sobre el goce en juego ,más alla de la constitución del fantasma .
No podemos dejar de contabilizar la neurosis de los padres, pieza importante de este rompecabezas, la transferencia también es con los padres. Es también amor y esencialmente engaño, es la puesta en acto de la realidad sexual del inconciente.
Freud en 1907 sostenía que largo tiempo antes de la pubertad el niño es un ser completo en el orden del amor exceptuada la aptitud para la reproducción.....Es capaz de la mayoría de las operaciones psíquicas de la vida amorosa (la ternura, la entrega, los celos)pag.107.
Si con Lacan podemos separar la transferencia de la mera repètición, de pensarla como sombra de antiguos amores, nos aparece con el peso de la actualidad del puro engaño ,como ese encuentro azaroso que tendrá el valor de tyche, como encuentro con lo real.
Encuentro que agujerea desde el hecho de que los padres reconozcan la necesidad de la consulta, hasta el cierre de la puerta del consultorio.
Tratemos de poner el acento esta vez en como operó el dispositivo, la transferencia para constituir la neurosis infantil ,es decir definir el destino de la estructura.
Unos padres me consultan seriamente preocupados por su hijo de tres años. Es relevante destacar que trataron de localizarme durante bastante tiempo ,hasta que finalmente la madre me ubica por internet. Es decir que este dato leido aposteriori en el curso del análisis permite resaltar la transferencia instalada del lado de los padres que sostiene la continuidad del trabajo con el niño.
Lo presentan como un niño con desórdenes en sus hábitos que hacen a la precipitación pulsional. Tiene alteraciones en la alimentación y con respecto a la analidad tiene terror por el inodoro y cualquier otro lugar donde hacer sus necesidades. Entrar al baño costo seis meses y hasta el momento no se pudo escolarizarlo ya que frente a cada intento hacía reacciones de pánico que la madre no podía tolerar. El padre interviene poco.
Describen una perturbación psicógena de la visión, el rasgo es la fijeza. Busca, ve y señala con insistencia, globos o bolas de luz.
Habla de sí en tercera persona, no se descuenta y utiliza el pronombre posesivo de segunda persona en lugar de la primera, el tú en lugar del mí. Es decir habla como el otro le habla, ¡quiero ir con tu mamá! ,dice desesperado para salir del consultorio. Predomina el transitivismo y sus alteraciones en el uso de los pronombres denotan su posición en el tiempo de la estructura. ,habla.
La madre responde con angustia a la angustia del niño. Frente a cualquier intento de separación dice: -¡ no tengo capacidad para tolerar el llanto!, lo que revela la imposibilidad de la madre de sostener cualquier tipo de corte.
Cuenta naturalmente que se baña con su hijo, pero agrega: -¡ él no me mira las tetas!. Señala por otro lado, que ella no lo puede perder de vista.
Los padres describen toda una variedad de conductas de oposición del niño, desde no querer taparse con la sábana, no dejarse poner las medias, hasta desechar una hamburguesa por identificarla con caca. Van variando las formas que adquiere su negativismo. Se lo ve desconectado, asustado, con estereotipias, metonímico.
La primer hora entra con la madre, pegado a ella, prácticamente no hace nada más que trazar rayas en el pizarrón y señalar las bolas de luz por la ventana.
En la segunda entrevista se refugia nuevamente en la madre y se resiste a entrar. Lo tomo en los brazos y lo entro al consultorio frente a la cara de terror de la madre, quien responde angustiada frente a la separación. El niño, en cambio, se queda en el consultorio levemente confundido.
Podemos ubicar aquí un primer movimiento, a partir de una intervención que podemos leerla a posteriori, sostenida en la transferencia de la madre. Pues, ¿cómo se opera en estos casos y desde donde, cuando no hay un sujeto del análisis, ni una neurosis de transferencia todavía constituida?
Aquí la operación fue de separación y apuntó al Otro materno.
¿Qué sucedía mientras tanto con el niño? Juega poco, realiza trazas en el pizarrón, recorta con el lápiz su mano, mi mano, esboza un comienzo de diferencia entre “ lo tuyo y lo mío”. Las intervenciones apuntan a introducir un corte, construyendo bordes, constituyendo escenas, armando historia. Con lo que las bolas se van transformando en ojos con patas y se van perdiendo.
Esta forma de rechazar un goce ofertado acotando sus impulsiones, produce sus efectos ya que comienzan a esbozarse juegos más organizados. Empieza a regular y organizar la oralidad y la analidad y comienza el jardín. Aparecen las preguntas y la curiosidad sexual, cables, parlantes y electricidad capturan su atención con cierta insistencia metonímica. Pero se van desplazando los objetos, ahora no se puede pisar las baldosas blancas. Podríamos decir que se mantienen ciertos parapetos defensivos, al estilo de precoces mecanismos obsesivos, que retornan desde el exterior.
¿Qué sentido tienen estas prohibiciones que parecen constituirse en tempranos rasgos obsesivos de carácter? Podríamos pensar en contrainvestiduras dirigidas al afuera como limitación del Yo. Freud establecía un nexo entre represión y contrainvestidura externa como un intento de construir diques. Hablaba de un Yo endeble defendiéndose de las cantidades de excitación provenientes del interior o del exterior, mediante la alteración como testimonio de rasgos de carácter, antes que el objeto haya sido abandonado.
Un deslizamiento se produce entre la fijeza e insistencia en relación a estos actos u objetos del exterior que controla con su visión y que indica a través del prohibido pisar, a una fijeza y separación que sostendrá ahora en el uso del lenguaje, de ciertas palabras ,de ciertas preguntas que responden al quien soy.-¡Yo soy un chico, los otros son nenes! Dice.
Diferencia inequívoca que no admite deslizamiento, que cobra valor de uno. Por otro lado y al mismo tiempo, aparece la pregunta, ¿qué es el apellido? .
Pregunta por el padre, por el nombre, en esta dificultad para nombrarse, para descontarse en la cadena, para alienarse a un significante que lo represente.
Aparecen miedos, junto con las acciones obsesivas, miedo a los faroles, miedo a las manos de Isabel, miedo a los parlantes, durante algunas sesiones escondo mis manos o bien trato de no usar color en las uñas. Me sustraigo o sustraigo en un juego de presencia-ausencia. Miedo que indica el pasaje de una realidad amenazante que le hace signo a la delimitacion de l significante comodín que es testimonio de la aparición de la fobia como tiempo necesario de la estructura. Actualmente aparece como un sujeto investigador con los ¿porque o para que? y comienza a jugar.
En el marco de la lógica fálica insisten los ¿por qué? .La curiosidad y una persistente masturbación, perfilan un Juanito que se confronta con un goce hetero que sostiene el peligro exterior.
Comienza a dibujar trenes con largas chimeneas y fuegos que queman, localizando el peligro en los subtes por el barullo y en los teatros, por la obscuridad. Juego de luz y sombra amenazante donde lo visto y oído retorna con valor de trauma sexual, lo entrevisto de la falta en el Otro. El desplazamiento continua ,lo amenazante ahora son los perros.
De ser tragado por una boca o perdido como objeto caca en el inodoro, a la pregunta por el ¿puedes perderme ?enunciada en un ¡fuera! que dirige a la madre, para entrar en el consultorio luego de un encuentro angustiante con un perro, y comenzar a dibujar sus trenes con vías y ruedas que van y vienen. Trama simbólica que se despliega en la transferencia, creando nuevas vías ,nuevos circuitos, que como las vías de un tren le permiten ir y venir perdiendo cada vez un poquito del miedo de ser tragado para siempre.
Otra escena de viraje, abro la puerta se acerca sonriendo el padre detrás y dice: -¡mira hoy Isabel está contenta de que vengo! Al estilo del ejemplo de Lacan, se mira en el espejo del ideal del Yo, sostenido por el lugar del padre y aferrándose a esa marca del que lo mira, se ve aparecer su Yo ideal que le complace. Primer tiempo de la transferencia en relación al ideal desde donde verse amable, bien recibido.
Tiempo de la transferencia donde los fantasmas imaginarios pueblan la escena, del odio, los celos, la rivalidad a las identificaciones imaginarias que responden a la demanda idealizante del amor .Despues del enojo ,la pacificación _cuando sea grande voy a ser psicólogo-
“El yo se constituye al mismo tiempo que el otro en el drama de los celos” (La famila)momento de introducción del tercero. Los celos humanos se revelan como el arquetipo de los sentimientos sociales.
El segundo tiempo de la transferencia apuntará a la separación en la producción de que objeto soy para el otro.
La dirección de la cura se dirige a propiciar el pasaje de un que me quiere, a que quiere de mí, del ser al tener, dónde la lógica fálica permita inscribir la nada con valor de causa para un sujeto por venir.